/ viernes 9 de octubre de 2015

Secretario de la Defensa Nacional y militar / Javier Oliva

Un justificado revuelo, han causado varias noticias que tienen que ver de forma directa con las Fuerzas Armadas. Comenzando por la entrevista (editada) en tres partes que el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, concedió a la empresa Televisa, hasta las insistentes presiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para interrogar a soldados del Ejército Mexicano. Todo esto, en un ambiente en donde persiste la tendencia de parte de varios medios de comunicación, analistas y funcionarios públicos que no han podido o querido entender, que una parte central de la consolidación de las democracias, pasa en efecto, por la actualización de varios de los preceptos que le dieron origen al Estado Nación en México.

Por sus características históricas, nuestro país tiene dos secretarías de Estado responsables del Ejército Mexicano y Fuerza Aérea Mexicana, Defensa Nacional, y la otra de la Marina Armada de Mexico. En ambos casos, son encabezadas por militares de la más alta jerarquía y en el activo. De esa forma, tienen una doble función: como integrantes de un equipo político y administrativo y por el otro, como altos mandos. Ahora bien, el general secretario, Salvador Cienfuegos, al responder a las preguntas de algunos periodistas, como lo hizo hacia el mes de junio pasado, ante el primer aniversario de los hechos en Tlatlaya, Estado de México, de nueva cuenta fija su posición, ahora ante los resultados de las investigaciones, que dieron como consecuencia la liberación de cuatro de siete inculpados.

En el proceso de consolidación de nuestra democracia, me parece más que útil, necesario, que ante una problemática determinada y que afecta de manera directa a la institución, como es el caso, hay que darle la bienvenida a los posicionamientos de los responsables de áreas claves para la paz y el desarrollo del país. Incluso el léxico utilizado por el general Cienfuegos, nos remite a la precisión de las tesis e ideas expuestas, que no es frecuente en los funcionarios civiles con altas responsabilidades. En otras palabras, estamos al comienzo de una importante etapa, en donde la visión de los militares ante problemas graves, debe ser escuchada y analizada. Sin prejuicios ni suposiciones.

Con la extendida tarea de atender lo que muchos gobiernos municipales y estatales dejan de hacer, así como el déficit de operación y táctica de algunas áreas civiles en labores de seguridad e inteligencia públicas, las Fuerzas Armadas, de manera destacada, el Ejército Mexicano, siguen en un alto nivel de sobre-exposición sin contar con los recursos jurídicos ni políticos suficientes. Y sino, allí esta la muestra en la Cámara de Diputados, al ser un integrante de Movimiento Ciudadano, el presidente de la Comisión de Marina, en vez del almirante Carlos Federico Quinto Guillén del PRI. La razón esgrimida es que se trata de una posición de partido, pero no de las Fuerzas Armadas. Vaya criterio aplicado.

El asedio a los reductos institucionales de nacionalismo, es una práctica intensa en el siglo XXI; México por sus características geopolíticas, requiere de un Estafo fuerte y de una democracia eficiente. Necesita de una clase política con visión de largo aliento y una sociedad responsable. Dentro de ese ideal esquema, las Fuerzas Armadas son un elemento muy valioso que permite con cierto optimismo, creer en el futuro del país. Desde luego que como instituciones enfrentan retos, problemas y coyunturas difíciles, justo como la que hemos vivido a lo largo del Mes de la Patria y los días que llevamos de este mes de octubre. Interesante sincronía.

javierolivaposada@gmail.com

Un justificado revuelo, han causado varias noticias que tienen que ver de forma directa con las Fuerzas Armadas. Comenzando por la entrevista (editada) en tres partes que el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, concedió a la empresa Televisa, hasta las insistentes presiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para interrogar a soldados del Ejército Mexicano. Todo esto, en un ambiente en donde persiste la tendencia de parte de varios medios de comunicación, analistas y funcionarios públicos que no han podido o querido entender, que una parte central de la consolidación de las democracias, pasa en efecto, por la actualización de varios de los preceptos que le dieron origen al Estado Nación en México.

Por sus características históricas, nuestro país tiene dos secretarías de Estado responsables del Ejército Mexicano y Fuerza Aérea Mexicana, Defensa Nacional, y la otra de la Marina Armada de Mexico. En ambos casos, son encabezadas por militares de la más alta jerarquía y en el activo. De esa forma, tienen una doble función: como integrantes de un equipo político y administrativo y por el otro, como altos mandos. Ahora bien, el general secretario, Salvador Cienfuegos, al responder a las preguntas de algunos periodistas, como lo hizo hacia el mes de junio pasado, ante el primer aniversario de los hechos en Tlatlaya, Estado de México, de nueva cuenta fija su posición, ahora ante los resultados de las investigaciones, que dieron como consecuencia la liberación de cuatro de siete inculpados.

En el proceso de consolidación de nuestra democracia, me parece más que útil, necesario, que ante una problemática determinada y que afecta de manera directa a la institución, como es el caso, hay que darle la bienvenida a los posicionamientos de los responsables de áreas claves para la paz y el desarrollo del país. Incluso el léxico utilizado por el general Cienfuegos, nos remite a la precisión de las tesis e ideas expuestas, que no es frecuente en los funcionarios civiles con altas responsabilidades. En otras palabras, estamos al comienzo de una importante etapa, en donde la visión de los militares ante problemas graves, debe ser escuchada y analizada. Sin prejuicios ni suposiciones.

Con la extendida tarea de atender lo que muchos gobiernos municipales y estatales dejan de hacer, así como el déficit de operación y táctica de algunas áreas civiles en labores de seguridad e inteligencia públicas, las Fuerzas Armadas, de manera destacada, el Ejército Mexicano, siguen en un alto nivel de sobre-exposición sin contar con los recursos jurídicos ni políticos suficientes. Y sino, allí esta la muestra en la Cámara de Diputados, al ser un integrante de Movimiento Ciudadano, el presidente de la Comisión de Marina, en vez del almirante Carlos Federico Quinto Guillén del PRI. La razón esgrimida es que se trata de una posición de partido, pero no de las Fuerzas Armadas. Vaya criterio aplicado.

El asedio a los reductos institucionales de nacionalismo, es una práctica intensa en el siglo XXI; México por sus características geopolíticas, requiere de un Estafo fuerte y de una democracia eficiente. Necesita de una clase política con visión de largo aliento y una sociedad responsable. Dentro de ese ideal esquema, las Fuerzas Armadas son un elemento muy valioso que permite con cierto optimismo, creer en el futuro del país. Desde luego que como instituciones enfrentan retos, problemas y coyunturas difíciles, justo como la que hemos vivido a lo largo del Mes de la Patria y los días que llevamos de este mes de octubre. Interesante sincronía.

javierolivaposada@gmail.com