/ miércoles 7 de octubre de 2015

Sin Gafete / Isabel Arvide

* Cienfuegos habló … Otra vez

* ¿Qué entenderá por omisión?

Lo que ninguno podría dudar es que el enojo del secretario Salvador Cienfuegos va en aumento, y que tiene intención cierta de comunicarlo.

A diferencia de sus antecesores el general sigue pegado a los micrófonos, expresando convicciones e indignaciones que no están inmersas en la línea oficial de comunicación.

Lo que, supongo, se vale, pero es nuevo entre los hombres del uniforme.

Ahora, frente a las cámaras de televisión, Salvador Cienfuegos asumió que va su prestigio, su pasado, sus muchos años como militar en prenda para no permitir que la CIDH, los expertos de esa institución, entrevisten a los soldados, para después decir que son criminales.

En realidad Cienfuegos dijo “interroguen” cuando, es obvio, al no ser autoridad ministerial no sería propiamente un “interrogatorio”.

Y el principal argumento es que se trata de extranjeros que pretenden “hacer sentir que tienen algo que ver y no apoyarlos”.

En sí esto, el contexto, es impactante y hasta grave. Mueve el tablero de suavidad, aceptación, negociación con los expertos extranjeros y la misma CIDH que el gobierno encabezado por su jefe, Peña Nieto, ha asumido, aceptando sus recomendaciones sobre los hechos de Iguala.

Los titulares de la Defensa Nacional suelen enojarse ante decisiones políticas de los políticos, pero no era habitual expresarlo con la contundencia que utilizó Cienfuegos en una entrevista donde llevó el tono, el ritmo, y la intencionalidad.

Así, el general Cienfuegos le dijo al reportero Santos Mondragón que parecía asustado, encogido en su silla, que la noche de los hechos de Iguala no hubo omisión… por parte de los militares ya que “los elementos municipales eran los que estaban a cargo del problema”. Como prueba de ello aseveró que el comandante del 27 Batallón de Infantería habló con el secretario de seguridad pública municipal, hoy prófugo, para preguntarle si había algún problema y éste lo negó.

Y contra toda norma del quehacer periodístico el reportero, Santos Mondragón, se quedó callado como invitado de piedra sin cuestionar esto. Simplemente consta en el expediente, en el legal, hecho por autoridades mexicanas, que hubieron partes militares de inteligencia y presencia de militares donde hubo violencia.

Lo que no dijo el general Cienfuegos y consta, está más que probado por testigos y dichos de los mismos protagonistas militares. ¿Es importante? Definitivo. Porque la gente de “Inteligencia Militar” estuvo presente cuando comenzaron los enfrentamientos violentos entre la policía municipal y los estudiantes, porque fue al hospital a “interrogar” a los heridos…

Interrogatorio, por cierto, que habría que preguntar si fue legal y correcto según la tabla de valores del general Cienfuegos.

Insistió el secretario de la Defensa Nacional en que esa noche no hubo “omisión ni tampoco acción contra nadie” y que como eso ya consta en las declaraciones oficiales sus soldados no serán “interrogados” por extranjeros. Recordó que los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa habían secuestrado con anterioridad autobuses y los militares tampoco intervinieron.

El periodista, si es que era una entrevista, debió preguntarle cómo pudieron ignorar, ante la violencia, ante los cadáveres, frente a los heridos, que algo muy distinto, muy grave estaba sucediendo. ¿Puede aceptarse tal incapacidad, tanta falta de criterio, de elemental sentido común en los jefes militares que recibieron reportes puntuales durante toda la noche?

Porque también supieron que habían balaceado a un autobús de jugadores de futbol… O nos estamos olvidando de los otros muertos…

Un cadáver desollado en plena calle no alertó a las fuerzas militares que, Cienfuegos insistió en ello, estuvieron atendiendo todo el día un choque en la carretera… ¿Cuál es el criterio que lleva a nuestras fuerzas armadas a un accidente vial y les permite ser ajenos a balazos, violencia, muertos, secuestros?

Lo que afectará, definitivo, la imagen del general Salvador Cienfuegos fue su declaración, o respuesta a una pregunta ingenua del reportero como se quiera ver, de qué no hubo omisión militar porque llamaron por teléfono preguntando…

¿Los mexicanos queremos unas fuerzas armadas ciegas y sordas ante una población que se incendia, ante una policía al servicio de criminales, y ante cadáveres en las calles junto con el secuestro de 43 jóvenes?

Insisto habría que haberle preguntado al general Cienfuegos qué entiende por “omisión”… lo que en la Biblia consta como un pecado mayor… En Twitter: @isabelarvide

Blog: EstadoMayor.mx

* Cienfuegos habló … Otra vez

* ¿Qué entenderá por omisión?

Lo que ninguno podría dudar es que el enojo del secretario Salvador Cienfuegos va en aumento, y que tiene intención cierta de comunicarlo.

A diferencia de sus antecesores el general sigue pegado a los micrófonos, expresando convicciones e indignaciones que no están inmersas en la línea oficial de comunicación.

Lo que, supongo, se vale, pero es nuevo entre los hombres del uniforme.

Ahora, frente a las cámaras de televisión, Salvador Cienfuegos asumió que va su prestigio, su pasado, sus muchos años como militar en prenda para no permitir que la CIDH, los expertos de esa institución, entrevisten a los soldados, para después decir que son criminales.

En realidad Cienfuegos dijo “interroguen” cuando, es obvio, al no ser autoridad ministerial no sería propiamente un “interrogatorio”.

Y el principal argumento es que se trata de extranjeros que pretenden “hacer sentir que tienen algo que ver y no apoyarlos”.

En sí esto, el contexto, es impactante y hasta grave. Mueve el tablero de suavidad, aceptación, negociación con los expertos extranjeros y la misma CIDH que el gobierno encabezado por su jefe, Peña Nieto, ha asumido, aceptando sus recomendaciones sobre los hechos de Iguala.

Los titulares de la Defensa Nacional suelen enojarse ante decisiones políticas de los políticos, pero no era habitual expresarlo con la contundencia que utilizó Cienfuegos en una entrevista donde llevó el tono, el ritmo, y la intencionalidad.

Así, el general Cienfuegos le dijo al reportero Santos Mondragón que parecía asustado, encogido en su silla, que la noche de los hechos de Iguala no hubo omisión… por parte de los militares ya que “los elementos municipales eran los que estaban a cargo del problema”. Como prueba de ello aseveró que el comandante del 27 Batallón de Infantería habló con el secretario de seguridad pública municipal, hoy prófugo, para preguntarle si había algún problema y éste lo negó.

Y contra toda norma del quehacer periodístico el reportero, Santos Mondragón, se quedó callado como invitado de piedra sin cuestionar esto. Simplemente consta en el expediente, en el legal, hecho por autoridades mexicanas, que hubieron partes militares de inteligencia y presencia de militares donde hubo violencia.

Lo que no dijo el general Cienfuegos y consta, está más que probado por testigos y dichos de los mismos protagonistas militares. ¿Es importante? Definitivo. Porque la gente de “Inteligencia Militar” estuvo presente cuando comenzaron los enfrentamientos violentos entre la policía municipal y los estudiantes, porque fue al hospital a “interrogar” a los heridos…

Interrogatorio, por cierto, que habría que preguntar si fue legal y correcto según la tabla de valores del general Cienfuegos.

Insistió el secretario de la Defensa Nacional en que esa noche no hubo “omisión ni tampoco acción contra nadie” y que como eso ya consta en las declaraciones oficiales sus soldados no serán “interrogados” por extranjeros. Recordó que los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa habían secuestrado con anterioridad autobuses y los militares tampoco intervinieron.

El periodista, si es que era una entrevista, debió preguntarle cómo pudieron ignorar, ante la violencia, ante los cadáveres, frente a los heridos, que algo muy distinto, muy grave estaba sucediendo. ¿Puede aceptarse tal incapacidad, tanta falta de criterio, de elemental sentido común en los jefes militares que recibieron reportes puntuales durante toda la noche?

Porque también supieron que habían balaceado a un autobús de jugadores de futbol… O nos estamos olvidando de los otros muertos…

Un cadáver desollado en plena calle no alertó a las fuerzas militares que, Cienfuegos insistió en ello, estuvieron atendiendo todo el día un choque en la carretera… ¿Cuál es el criterio que lleva a nuestras fuerzas armadas a un accidente vial y les permite ser ajenos a balazos, violencia, muertos, secuestros?

Lo que afectará, definitivo, la imagen del general Salvador Cienfuegos fue su declaración, o respuesta a una pregunta ingenua del reportero como se quiera ver, de qué no hubo omisión militar porque llamaron por teléfono preguntando…

¿Los mexicanos queremos unas fuerzas armadas ciegas y sordas ante una población que se incendia, ante una policía al servicio de criminales, y ante cadáveres en las calles junto con el secuestro de 43 jóvenes?

Insisto habría que haberle preguntado al general Cienfuegos qué entiende por “omisión”… lo que en la Biblia consta como un pecado mayor… En Twitter: @isabelarvide

Blog: EstadoMayor.mx