/ martes 5 de septiembre de 2017

Sin gafete / No olvidemos quién es Anaya ni qué persigue

La historia de Ricardo Anaya es singular. Mucho talento debe tener el joven político para pasar de secretario particular de un gobernador, también panista, a convertirse en aspirante presidencial.

Lo que impacta no es su ascenso político, que es vertiginoso, sino la fortuna económica que lo acompaña. Y que fue magnificada en días pasados. Que su familia política, sus suegros y parientes, tengan un incremento de más de un mil cuatrocientos por ciento en sus activos monetarios no es casualidad, no podría serlo.

Ese es el verdadero escándalo. Lo que tendría que estar explicando.

Anaya, hay que recordarlo, llevó a vivir a su familia a Estados Unidos… con un gasto millonario que no se correspondía con sus ingresos.

Frente a esto, con gran capacidad de manipulación, el todavía presidente del PAN se montó un numerito que da pena ajena. Maniobra de distracción política por excelencia, pero que tendrá costos inmensos para su partido. Y que ha paralizado a la Cámara de Diputados.

¿Qué pretende Anaya? Además de aventar miasma al ventilador…

Insisto, distraer sobre sus realidades. No más, no menos.

En contraste, grande, Ernesto Cordero, nombrado presidente de la Mesa Directiva del Senado, ha llevado una vida discreta. No tiene pecados publicitados ni fortunas inexplicables, habiendo sido secretario de Hacienda con Felipe Calderón, y fuerte precandidato presidencial.

Tecnócrata, en el sentido más elogioso de la palabra, Cordero ha trabajado toda su vida, desde los 25 años, en el ámbito de finanzas públicas. Su familia pertenece a la clase media-media, y no tienen empresas ni negocios relacionados con el poder. Su padre es médico, su madre fue enfermera.

¿Esto ayuda? Ayuda inmensamente a la confianza.

El tema no es el dinero legítimo, las fortunas “bien habidas” de muchos mexicanos que hicieron de ganar dinero su vocación existencial, sino que el dinero venga de negocios turbios imbricados con la función pública, con los cargos de elección popular.

De esto, inmoral a cuan más, están muy hartos millones de mexicanos.

De los arribistas del poder…

Cordero, hay que insistir en ello, es –además- un hombre decente. Alguien a quien no se le conoce temas fuera de la norma.

¿Por qué nombraron a Cordero al frente de los senadores? Supongo que porque no tenían de otra, porque podían confiar en él. Lo que a estas alturas de la historia es bastante.

¿Tiene que ver con la aprobación del “pase automático” del Fiscal? Que, por cierto, aprobó Ricardo Anaya. No me lo parece. No podría ser la única razón.

El tema del procurador Raúl Cervantes es muy complicado, tiene su propio peso y, también, sus tiempos. Con el intencional estruendo mediático sobre su automóvil Ferrari y el “no pago” de tenencia en la Ciudad de México, resultaría casi imposible imponerlo. Independientemente de que se necesita una autoridad independiente al frente de la Fiscalía.

Además, habría que revisar lo sucedido en Chiapas con el nombramiento de Mariano Herrán como fiscal… para que Juan Sabines, cuando le estorbó en sus negocios millonarios, lo quitase con el apoyo del Congreso. Que podría hacer quién quiera que gane la elección presidencial en 2018 si tiene el número de legisladores suficiente.

¿Qué sigue? Ernesto Cordero tiene la palabra…

@isabelarvide

Blog: EstadoMayor.mx

 Blog: CambioQRR.com

La historia de Ricardo Anaya es singular. Mucho talento debe tener el joven político para pasar de secretario particular de un gobernador, también panista, a convertirse en aspirante presidencial.

Lo que impacta no es su ascenso político, que es vertiginoso, sino la fortuna económica que lo acompaña. Y que fue magnificada en días pasados. Que su familia política, sus suegros y parientes, tengan un incremento de más de un mil cuatrocientos por ciento en sus activos monetarios no es casualidad, no podría serlo.

Ese es el verdadero escándalo. Lo que tendría que estar explicando.

Anaya, hay que recordarlo, llevó a vivir a su familia a Estados Unidos… con un gasto millonario que no se correspondía con sus ingresos.

Frente a esto, con gran capacidad de manipulación, el todavía presidente del PAN se montó un numerito que da pena ajena. Maniobra de distracción política por excelencia, pero que tendrá costos inmensos para su partido. Y que ha paralizado a la Cámara de Diputados.

¿Qué pretende Anaya? Además de aventar miasma al ventilador…

Insisto, distraer sobre sus realidades. No más, no menos.

En contraste, grande, Ernesto Cordero, nombrado presidente de la Mesa Directiva del Senado, ha llevado una vida discreta. No tiene pecados publicitados ni fortunas inexplicables, habiendo sido secretario de Hacienda con Felipe Calderón, y fuerte precandidato presidencial.

Tecnócrata, en el sentido más elogioso de la palabra, Cordero ha trabajado toda su vida, desde los 25 años, en el ámbito de finanzas públicas. Su familia pertenece a la clase media-media, y no tienen empresas ni negocios relacionados con el poder. Su padre es médico, su madre fue enfermera.

¿Esto ayuda? Ayuda inmensamente a la confianza.

El tema no es el dinero legítimo, las fortunas “bien habidas” de muchos mexicanos que hicieron de ganar dinero su vocación existencial, sino que el dinero venga de negocios turbios imbricados con la función pública, con los cargos de elección popular.

De esto, inmoral a cuan más, están muy hartos millones de mexicanos.

De los arribistas del poder…

Cordero, hay que insistir en ello, es –además- un hombre decente. Alguien a quien no se le conoce temas fuera de la norma.

¿Por qué nombraron a Cordero al frente de los senadores? Supongo que porque no tenían de otra, porque podían confiar en él. Lo que a estas alturas de la historia es bastante.

¿Tiene que ver con la aprobación del “pase automático” del Fiscal? Que, por cierto, aprobó Ricardo Anaya. No me lo parece. No podría ser la única razón.

El tema del procurador Raúl Cervantes es muy complicado, tiene su propio peso y, también, sus tiempos. Con el intencional estruendo mediático sobre su automóvil Ferrari y el “no pago” de tenencia en la Ciudad de México, resultaría casi imposible imponerlo. Independientemente de que se necesita una autoridad independiente al frente de la Fiscalía.

Además, habría que revisar lo sucedido en Chiapas con el nombramiento de Mariano Herrán como fiscal… para que Juan Sabines, cuando le estorbó en sus negocios millonarios, lo quitase con el apoyo del Congreso. Que podría hacer quién quiera que gane la elección presidencial en 2018 si tiene el número de legisladores suficiente.

¿Qué sigue? Ernesto Cordero tiene la palabra…

@isabelarvide

Blog: EstadoMayor.mx

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