/ lunes 28 de agosto de 2017

Sin propuestas serias ni programa, que no haya votos

Ya no se habla de otra cosa que no sea la sucesión presidencial del año entrante. Es natural y explicable. Nadie se debe sorprender. Lo que sí sorprende es la omisión de algo que debería recibir mayor atención y en lo cual prácticamente nadie repara.

Si se ven y leen las cosas con atención, mucho de lo que se escribe, habla y comenta sobre la sucesión presidencial del 2018 no pasa de ser meras banalidades y chismes. Lo grave es que la gente ya parece haberse acostumbrado a este nivel de discusión y análisis. Porque aún los comentócratas que a sí mismos se consideran de otro y superior nivel, son finalmente analistas de trivialidades.

¿En concreto a qué me quiero referir? A los análisis serios de la realidad nacional y sus correspondientes propuestas para mejorar las cosas en el país. ¿Quién ha visto o leído de manera sistemática algo al menos parecido a eso? Muy pocos o nadie.

Sobre el punto se puede decir que la ley y la realidad van por caminos diferentes. ¿Por qué? Pues porque la ley dispone que para que una agrupación ciudadana se pueda registrar como partido político primero debe acreditar ante la autoridad que cuenta con una declaración de principios. Y que a la luz de éstos cuenta asimismo con un Programa de Acción, que incluye las propuestas de solución a los problemas nacionales.

La verdad es que a tales documentos relativos a los Principios y Programas nadie los toma en cuenta y todo el mundo los tiene en el olvido, en particular las organizaciones de la sociedad civil, en otros temas tan exigentes y críticos.

Adicionalmente, para cada proceso electoral los partidos deben discutir y aprobar en lo interno y luego presentar ante el INE para su registro, lo que la ley llama Plataforma Electoral. Se trata de un programa específico ya de acción legislativa o ya de acción gubernamental.

Es tal la importancia que la ley confiere a dicha Plataforma que si algún partido incumple en presentarla para su registro ante la autoridad electoral dentro de los tiempos legales previstos, automáticamente ese partido pierde su derecho a participar en las elecciones y por ende a postular candidatos.

Por curiosidad, no necesariamente malsana, como ejercicio personal en su oportunidad me he dado a la tarea de leer y revisar las Plataformas Electorales presentadas por los partidos en los últimos procesos electorales. Es algo verdaderamente patético. Documentos sin pies ni cabeza. Textos que a leguas se advierte fueron mandados maquilar simplemente para cumplir el requisito y salir del paso. Son una burla; burla que bendice la autoridad electoral. Esto no puede seguir así. Algo se debe hacer al respecto.

Va al canto una propuesta: que las columnas de chismes políticos se ocupen al menos un par de días por semana de dar cuenta de cómo va en cada partido su proceso interno que tendrá como producto su Plataforma Electoral 2018. Seguramente nos llevaremos muchas desagradables sorpresas.

Ya no se habla de otra cosa que no sea la sucesión presidencial del año entrante. Es natural y explicable. Nadie se debe sorprender. Lo que sí sorprende es la omisión de algo que debería recibir mayor atención y en lo cual prácticamente nadie repara.

Si se ven y leen las cosas con atención, mucho de lo que se escribe, habla y comenta sobre la sucesión presidencial del 2018 no pasa de ser meras banalidades y chismes. Lo grave es que la gente ya parece haberse acostumbrado a este nivel de discusión y análisis. Porque aún los comentócratas que a sí mismos se consideran de otro y superior nivel, son finalmente analistas de trivialidades.

¿En concreto a qué me quiero referir? A los análisis serios de la realidad nacional y sus correspondientes propuestas para mejorar las cosas en el país. ¿Quién ha visto o leído de manera sistemática algo al menos parecido a eso? Muy pocos o nadie.

Sobre el punto se puede decir que la ley y la realidad van por caminos diferentes. ¿Por qué? Pues porque la ley dispone que para que una agrupación ciudadana se pueda registrar como partido político primero debe acreditar ante la autoridad que cuenta con una declaración de principios. Y que a la luz de éstos cuenta asimismo con un Programa de Acción, que incluye las propuestas de solución a los problemas nacionales.

La verdad es que a tales documentos relativos a los Principios y Programas nadie los toma en cuenta y todo el mundo los tiene en el olvido, en particular las organizaciones de la sociedad civil, en otros temas tan exigentes y críticos.

Adicionalmente, para cada proceso electoral los partidos deben discutir y aprobar en lo interno y luego presentar ante el INE para su registro, lo que la ley llama Plataforma Electoral. Se trata de un programa específico ya de acción legislativa o ya de acción gubernamental.

Es tal la importancia que la ley confiere a dicha Plataforma que si algún partido incumple en presentarla para su registro ante la autoridad electoral dentro de los tiempos legales previstos, automáticamente ese partido pierde su derecho a participar en las elecciones y por ende a postular candidatos.

Por curiosidad, no necesariamente malsana, como ejercicio personal en su oportunidad me he dado a la tarea de leer y revisar las Plataformas Electorales presentadas por los partidos en los últimos procesos electorales. Es algo verdaderamente patético. Documentos sin pies ni cabeza. Textos que a leguas se advierte fueron mandados maquilar simplemente para cumplir el requisito y salir del paso. Son una burla; burla que bendice la autoridad electoral. Esto no puede seguir así. Algo se debe hacer al respecto.

Va al canto una propuesta: que las columnas de chismes políticos se ocupen al menos un par de días por semana de dar cuenta de cómo va en cada partido su proceso interno que tendrá como producto su Plataforma Electoral 2018. Seguramente nos llevaremos muchas desagradables sorpresas.