/ miércoles 26 de julio de 2017

Sobre las olas del feminismo

El feminismo es un movimiento social que exige la igualdad de derechos de las mujeres frente a los hombres. Según la filósofa Ana de Miguel, el feminismo empieza en el momento en que se articulan “tanto en la teoría como en la práctica, un conjunto coherente de reivindicaciones y las mujeres se organizan para conseguirlas, conscientes de la existencia de su discriminación” Con base en ese criterio, se reconocen en el mundo occidental, tres etapas u olas feministas.

La primera, el feminismo ilustrado, que reivindica la ciudadanía de las mujeres. Se extiende desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo XIX. El debate se centra en la igualdad de la inteligencia y la reivindicación de la educación. Sus protagonistas clave son las ciudadanas que presentaron en 1789 a la Asamblea francesa su “cuaderno de reformas”, que incluía ya el derecho al voto, la reforma de la institución del matrimonio y la custodia de los hijos, además del acceso a la instrucción. Los derechos de la mujer comienzan a estar presentes en las tribunas políticas e intelectuales.

La segunda ola es representada por el feminismo liberal sufragista, que reivindica el derecho al voto de las mujeres. Se extiende desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX (final de la Segunda Guerra Mundial).Comienza con la Declaración de Séneca Falls, (EU) de 1848, endonde mujeres y hombres pertenecientes a movimientos sociales, reclaman la independencia de la mujer de las decisiones de padres y maridos así como el derecho al trabajo, dándole mayor prioridad que el derecho al voto.

Simultáneamente en Inglaterra aparecen las sufragistas, y el debate sobre el sufragio universal se hace cada vez más intenso. Durante la primera mitad del siglo XX se va incorporando, una a una, a las legislaciones democráticas. El activismo se extiende a las clases media y baja, y se vincula a derechos civiles como la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. Continúanlas reivindicaciones sobre el acceso a la educación y, a partir de 1880, comienzan a admitir mujeres en las universidades, aunque todavía es algo excepcional.

La tercera ola, el feminismo contemporáneo, reivindica un cambio de valores y que la justicia legisle aspectos considerados antes como “privados”. Comienza con las revoluciones de los años 60. Se lucha contra la mujer como estereotipo sexual en los medios y la publicidad de los años 50 del siglo XX. Las mujeres enfrentan y acaban con esos modelos.Demandan la abolición del patriarcado, conscientes de que más allá del derecho al voto, la educación y otros logros de las feministas pioneras, es la estructura social lo que provoca las desigualdades y establece jerarquías que benefician a los varones. Entran en el debate la sexualidad femenina, la violencia contra la mujer, la salud femenina, el aborto y la contracepción, entre otros.

Desde los años ochenta, cobran importancia la diversidad, el multiculturalismo y la solidaridad femeninas,y el debateentre las diversas corrientes del feminismo continúa vigente, porque éste es imperecedero, siempre está construyéndose. Una meta alcanzada o, puramente columbrada, es el inicio de una nueva etapa de lucha. Una es prólogo y motor de la otra, de la siguiente, de la de mañana. De ese modo, podemos hablar de una suerte de naturaleza progresiva, expansiva, de toda causa feminista que reivindicatoria, al fin, debe asumirse, luchar por ella, hasta hacerla realidad.

El feminismo es un movimiento social que exige la igualdad de derechos de las mujeres frente a los hombres. Según la filósofa Ana de Miguel, el feminismo empieza en el momento en que se articulan “tanto en la teoría como en la práctica, un conjunto coherente de reivindicaciones y las mujeres se organizan para conseguirlas, conscientes de la existencia de su discriminación” Con base en ese criterio, se reconocen en el mundo occidental, tres etapas u olas feministas.

La primera, el feminismo ilustrado, que reivindica la ciudadanía de las mujeres. Se extiende desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo XIX. El debate se centra en la igualdad de la inteligencia y la reivindicación de la educación. Sus protagonistas clave son las ciudadanas que presentaron en 1789 a la Asamblea francesa su “cuaderno de reformas”, que incluía ya el derecho al voto, la reforma de la institución del matrimonio y la custodia de los hijos, además del acceso a la instrucción. Los derechos de la mujer comienzan a estar presentes en las tribunas políticas e intelectuales.

La segunda ola es representada por el feminismo liberal sufragista, que reivindica el derecho al voto de las mujeres. Se extiende desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX (final de la Segunda Guerra Mundial).Comienza con la Declaración de Séneca Falls, (EU) de 1848, endonde mujeres y hombres pertenecientes a movimientos sociales, reclaman la independencia de la mujer de las decisiones de padres y maridos así como el derecho al trabajo, dándole mayor prioridad que el derecho al voto.

Simultáneamente en Inglaterra aparecen las sufragistas, y el debate sobre el sufragio universal se hace cada vez más intenso. Durante la primera mitad del siglo XX se va incorporando, una a una, a las legislaciones democráticas. El activismo se extiende a las clases media y baja, y se vincula a derechos civiles como la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. Continúanlas reivindicaciones sobre el acceso a la educación y, a partir de 1880, comienzan a admitir mujeres en las universidades, aunque todavía es algo excepcional.

La tercera ola, el feminismo contemporáneo, reivindica un cambio de valores y que la justicia legisle aspectos considerados antes como “privados”. Comienza con las revoluciones de los años 60. Se lucha contra la mujer como estereotipo sexual en los medios y la publicidad de los años 50 del siglo XX. Las mujeres enfrentan y acaban con esos modelos.Demandan la abolición del patriarcado, conscientes de que más allá del derecho al voto, la educación y otros logros de las feministas pioneras, es la estructura social lo que provoca las desigualdades y establece jerarquías que benefician a los varones. Entran en el debate la sexualidad femenina, la violencia contra la mujer, la salud femenina, el aborto y la contracepción, entre otros.

Desde los años ochenta, cobran importancia la diversidad, el multiculturalismo y la solidaridad femeninas,y el debateentre las diversas corrientes del feminismo continúa vigente, porque éste es imperecedero, siempre está construyéndose. Una meta alcanzada o, puramente columbrada, es el inicio de una nueva etapa de lucha. Una es prólogo y motor de la otra, de la siguiente, de la de mañana. De ese modo, podemos hablar de una suerte de naturaleza progresiva, expansiva, de toda causa feminista que reivindicatoria, al fin, debe asumirse, luchar por ella, hasta hacerla realidad.