/ jueves 18 de enero de 2018

A la sombra | Espionaje cibernético e inseguridad

 

A la sombra del espionaje cibernético que algunos acusan desde Segob y otras dependencias, ayer Juan Pablo Castañón, cabeza del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se reunió con Alfonso Navarrete Prida, el titular de Gobernación. Uno de los temas que los empresarios le pedían a Castañón que abordara, era el de la participación de los espías de gobierno en la elección presidencial, es un tema que preocupa a los dueños del capital. Sin embargo, para que tomen nota en Bucareli, no se atreven a poner ese tema en la mesa. Tienen miedo. Aunque en corto preguntan si la relación de Alberto Bazbaz influirá en el proceso electoral y si pueden hacer algo para desligarse de las críticas que llegarán al iniciar la guerra sucia.

Ahora que el INE, de Lorenzo Córdova, está preparando los protocolos de funcionamiento de las casillas, los partidos dejaron ver su preocupación del uso de celulares al momento de votar, ya que piensan que esto podría usarse para la compra del voto. Este tema no es menor, al grado de que el INE tomó nota y podría prohibir entrar a las mamparas con el aparato para evitar suspicacias.

Los habitantes del norte de la Ciudad de México, es decir, los de la frontera invisible con Tlalnepantla, Ecatepec o Izcalli, consideran que vivir en su ciudad es inseguro. Resulta hasta ingenuo decir eso, tomando en cuenta que los que tienen todos los días que convivir en esas zonas, y otras fronterizas que en realidad son parte del área central, saben que es tierra de nadie y la policía es un deseo. Aunque ande por ahí la autoridad, los que mandan son otros, los que venden drogas, comercian comida para el día a día y se reproducen. Triste, porque el Jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dice que el narco en esta capital no existe. Lo cierto es que él no sale a darse una vuelta ni por su edificio de la Nápoles, colonia donde las drogas y los problemas que el ecosistema de prostitución de sudamericanas y europeas generan son una constante que hasta la viejita que vende las tortillas conoce.

Por cierto, eso de Mancera lo decimos porque de acuerdo con los resultados del decimoctavo levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI durante la primera quincena de diciembre de 2017, durante ese mes 75.9 por ciento de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

 

A la sombra del espionaje cibernético que algunos acusan desde Segob y otras dependencias, ayer Juan Pablo Castañón, cabeza del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se reunió con Alfonso Navarrete Prida, el titular de Gobernación. Uno de los temas que los empresarios le pedían a Castañón que abordara, era el de la participación de los espías de gobierno en la elección presidencial, es un tema que preocupa a los dueños del capital. Sin embargo, para que tomen nota en Bucareli, no se atreven a poner ese tema en la mesa. Tienen miedo. Aunque en corto preguntan si la relación de Alberto Bazbaz influirá en el proceso electoral y si pueden hacer algo para desligarse de las críticas que llegarán al iniciar la guerra sucia.

Ahora que el INE, de Lorenzo Córdova, está preparando los protocolos de funcionamiento de las casillas, los partidos dejaron ver su preocupación del uso de celulares al momento de votar, ya que piensan que esto podría usarse para la compra del voto. Este tema no es menor, al grado de que el INE tomó nota y podría prohibir entrar a las mamparas con el aparato para evitar suspicacias.

Los habitantes del norte de la Ciudad de México, es decir, los de la frontera invisible con Tlalnepantla, Ecatepec o Izcalli, consideran que vivir en su ciudad es inseguro. Resulta hasta ingenuo decir eso, tomando en cuenta que los que tienen todos los días que convivir en esas zonas, y otras fronterizas que en realidad son parte del área central, saben que es tierra de nadie y la policía es un deseo. Aunque ande por ahí la autoridad, los que mandan son otros, los que venden drogas, comercian comida para el día a día y se reproducen. Triste, porque el Jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dice que el narco en esta capital no existe. Lo cierto es que él no sale a darse una vuelta ni por su edificio de la Nápoles, colonia donde las drogas y los problemas que el ecosistema de prostitución de sudamericanas y europeas generan son una constante que hasta la viejita que vende las tortillas conoce.

Por cierto, eso de Mancera lo decimos porque de acuerdo con los resultados del decimoctavo levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI durante la primera quincena de diciembre de 2017, durante ese mes 75.9 por ciento de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro.