Que IRMA ERÉNDIRA SANDOVAL, la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), aseguró que no habría una cacería de brujas ni de chivos expiatorios al tomar su oficina, pero la sangre ya comenzó a salpicar a algunos intocables personajes del pasado reciente. Y fue con una investigación que estaba congelada desde la época de Arely Gómez González.
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Ayer a mediodía la Secretaría de la Función Pública, la de Irma Eréndira Sandoval, inhabilitó por 10 años al exdirector general Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, por supuestamente ocultar una cuenta con cientos de miles de pesos.
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Como recordará, la Secretaría de la Función Pública, la de Arely Gómez, investigaba las irregularidades en la adquisición realizada por Pemex de dos plantas de fertilizantes quebradas, endeudadas que nunca generaron los insumos para el campo “baratos” como lo planteó el presidente Enrique Peña Nieto en su reforma energética. Otro de los funcionarios que trabajaba con Lozoya fue castigado por esa razón ayer.
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Más contexto para que se entienda de qué hablamos: la empresa productiva del estado desembolsó mil 389 millones de dólares por los activos de Agro Nitrogenados, que pertenecían a Alonso Ancira Elizondo, y Fertinal, que era de Fabio Covarrubias. De acuerdo con documentos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), esas compañías operaban con equipos viejos, inservibles, obsoletos y en desuso, que fueron rehabilitados y modernizados por la petrolera mexicana. Y en la parte financiera sus números determinaban una quiebra y deudas, las cuales fueron absorbidas por Pemex, en la era de Emilio Lozoya Austin. Pero a él no lo toca la SFP.
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Desde mediados de 2016, las sospechas persiguen a Pemex y a su exdirector Emilio Lozoya Austin, quien en reiteradas ocasiones fue señalado desde el pleno de la Cámara de Diputados y Senadores de adquisiciones irregulares y con sobreprecios. También ha sido nombrado como uno de los presuntos beneficiados con los sobornos de Odebrecht en este país.
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A algunos poderosos empresarios e “intermediarios” no se les olvida que Emilio Lozoya se convirtió en el funcionario que destapó la primera crisis informativa en el gobierno de Enrique Peña Nieto, al negarse a pagar más de 300 millones de dólares a Conproca, un grupo empresarial conformado por la alemana Siemens y la coreana SK Engineering, en diciembre de 2012. Un millonario pleito en Nueva York que terminó arañando los ahorros de Pemex.
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Nos recuerdan que José Antonio González hizo todo lo posible por limpiar y corregir los errores que encontraron al llegar a Pemex, como la caída en la producción del petróleo, la extraña inversión en los Astilleros de Galicia, la millonaria adquisición de las plantas chatarra de Fertinal y Agro Nitrogenados, y la ridícula compra-venta de acciones de Repsol.
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