Dicen los que saben que diversos grupos de comerciantes minoristas preparan una denuncia ante la Comisión Federal de Competencia, de Alejandra Palacios, por una presunta concentración de mercado en México de la plataforma de comercio electrónico Amazon, la empresa del hombre más rico del mundo, JEFF BEZOS. Lo cierto es que en este momento ese es uno de los problemas que menos le importan al también dueño de The Washington Post, después de que The Guardian revelara que el príncipe árabe Mohammed bin Salman tiene intervenido su teléfono desde 2018.
Nos recuerdan que las operaciones de Amazon son ya objeto de una investigación de las autoridades antimonopolio en Estados Unidos y Europa, al acercarse hasta el 50 por ciento de participación en ciertos segmentos de mercado. Pero que en México, ni siquiera existe la seguridad de que la Cofece sea la autoridad que puede poner nervioso a Bezos y sus empleados.
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Jeff Bezos no tiene que preocuparse por el momento por el escándalo que pueden intentar desatar los comerciantes mexicanos rebasados por la nueva economía, más que ocupado está en medio de las investigaciones que se abrirán alrededor del príncipe heredero de Arabia Saudita, presuntamente involucrado en un complot para hackear el teléfono del hombre más rico del planeta.
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Que ante la incapacidad de proveer servicios geriátricos suficientes en Hidalgo, pues solo existen 13 especialistas en la entidad que gobierna Omar Fayad, la Secretaría de Desarrollo Social apostará por la prevención y ofrecerá, a través del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores, el taller Hidalgo de Envejecimiento Exitoso, cuyo propósito es capacitar a adultos de más de 45 años en temas de salud física, mental y desarrollo humano.
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Como los mexicanos molestos con Amazon, saltan los constructores locales contra los extranjeros que desean participar en los concursos para el desarrollo del Tren Maya. “Cuando ganan las empresas internacionales, terminan subcontratando a constructoras nacionales a muy bajos costos, mientras las grandes sumas de capital se van a sus países de origen, donde hasta compran materiales, como ocurrió con OHL en el Tren Suburbano que importó una gran cantidad de insumos”, se queja un personaje que andaba muy cerca de Palacio Nacional ayer, negociando las nuevas obras.
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No es un tema menor, nos dice el constructor, pues los primeros cinco tramos del Tren Maya generarán contratos de obras por un valor de 35 mil millones de pesos. La construcción de los siete tramos, más tecnología, infraestructura de transferencia, estaciones y trenes, rondará los 120 mil millones de pesos. Ese capital es un jugoso bocado para reactivar la industria de la construcción que en 2019 registró un déficit de 10 por ciento. El pleito está en marcha, le seguiremos informando, a la sombra de las molestias que esto causará.
