“El gobierno de AMLO recoge la tradición liberal gaditana que sigue por Juárez y llega hasta él. Ustedes y tus socios panistas son unos ridículos peleándose con el fantasma del comunismo. Y México se escribe con X, inepto”, respondió así el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, a Santiago Abascal, presidente del partido político español VOX, quien este fin de semana dijo ante el supuesto insulto del Presidente de México: “Quienes se abrazan a tiranos y protegen a narcos no van a impedir nuestra causa a favor de la libertad de las naciones”.
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Andrés Manuel López Obrador había dicho antes que los aliados del PAN son conservadores y ultraconservadores, casi fascistas. Y sí, este fin de semana los de Acción Nacional fueron tema, porque acercarse abiertamente a los de VOX los hace ver como desesperados y eso enciende las alertas en un país que no desearía tener candidatos de extrema derecha, como en Brasil o incluso naciones europeas supuestamente más sofisticadas. Aquí es cuando muchos de los enterados dicen que la política no da risa.
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El reciente asesinato del párroco José Guadalupe Popoca en Morelos se convirtió no sólo en un delito que perseguir, sino en una crisis política para el gobernador de esa entidad, Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien podría interrumpir sus sabidos planes para competir por la presidencia del país en el 2024. ¿Ah no sabía? Sí, el Cuauh quiere ser Presidente.
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Lo anterior, dicen los enterados, porque el también ex futbolista e ídolo de los americanistas, no se ha pronunciado al respecto para condenar el crimen, silencio que la comunidad religiosa que lo impulsó para llegar a la gubernatura bajo las siglas del extinto Partido Encuentro Social interpreta ya como una falta total de interés en sus causas por parte del Ejecutivo estatal.
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Que el que anda buscando cómo aprovechar el “fuera de lugar” del Cuauh es Rabindranath Salazar Solorio, todavía subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Segob (pues no se sabe si seguirá en el puesto, con la llegada de Adán Augusto López a Gobernación y la salida de Julio Scherer de la Consejería Jurídica).
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A pesar de las suspicacias que despierta por sus padrinos y las licitaciones que ha impulsado, dicen los que saben que el de Jiutepec, Morelos, sigue con la vista puesta en su estado y aunque hasta el Banco del Bienestar pusieron en sus manos para que se aplacara e hiciera algo que lo catapultara políticamente y pagara favores, lo único que tiene en mente es la silla que hoy ocupa el de Tepito.
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Al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, que encabeza Mario Delgado, empezó ya la disputa por las candidaturas para las elecciones del próximo año. En el caso particular de Oaxaca, por ejemplo, los dos punteros del morenismo Susana Harp y Salomón Jara están ya con la espada desenvainada a través de redes sociales.
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Los simpatizantes de ambos aspirantes han intensificado los ataques intercambiando señalamientos que van desde presunta corrupción, desconocimiento del estado y hasta enfermedades que supuestamente los dejarían fuera de la contienda. De unidad entre los militantes de aquel partido en Oaxaca, pues, mejor no hablamos.
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“No nos debe generar ningún problema expresar que somos parte de un movimiento, que no somos un ejército de sueltos; sino que estamos en un movimiento, por simpatía, por solidaridad, por compromiso por el pueblo de México”, dijo Ricardo Monreal Ávila al participar en el tercer informe de actividades del senador José Narro, en Zacatecas. Los que siguieron el discurso de cerca dicen que nomás le faltó decir: “No se hagan bolas”.
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Monreal aprovechó para aclarar que se abocarán a sacar adelante la agenda del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y que tienen tres reformas constitucionales que van a atender de manera prioritaria cuando estas les lleguen: la reforma al sistema eléctrico, la reforma político-electoral y la reforma a la Guardia Nacional.
