Los videos eran de un sábado de gloria, pero con gasolina, dijo ayer en un programa de radio OMAR FAYAD, el gobernador de Hidalgo, para referirse al accidente en la toma del pueblo de San Primitivo, en Hidalgo.
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Dicen los que anduvieron por ahí que el sábado al mediodía presenciaron la llegada de un visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que encabeza Luis Raúl González Pérez, a San Primitivo, Hidalgo. Desde el viernes por la noche, cuando se incendió el ducto, el lugar estaba lleno de curiosos y vecinos de la zona que buscaban entre las cenizas a seres queridos que no llegaban a casa. Entre los trabajadores de funerarias privadas, estaban los soldados, había policías federales y algunos representantes de la política local. Todo mundo podía andar por la zona libremente.
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Que minutos después del accidente que provocó hasta ayer 89 muertos, ningún representante de la CNDH apareció por ahí. Se vio a un visitador que llegó el sábado, cuando ya habían sido recogidos todos los cuerpos por peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, muchas horas después de ocurrida la tragedia. Puros reclamos de los vecinos, quienes desesperados protestaban y lloraban porque no encontraban a sus familiares. Eran auxiliados por representantes de la Procuraduría hidalguense para que fueran al Ministerio Público de Mixquiahuala a dejar muestras de ADN y a levantar una averiguación.
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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo ayer durante su conferencia de prensa mañanera, que recibió una demanda en contra de la Secretaría de la Defensa, de Luis Cresencio Sandoval, por parte de la Comisión de Derechos Humanos, acusando al Ejército de inacción en el caso de Hidalgo. Dicen los que saben que los de la CNDH le hacen mucho caso a las redes sociales y que deberían cuestionar a sus enviados para arrancar un pleito de este tamaño con elementos fiables. ¿Quiénes serán los más despistados?
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Por cierto, nos cuentan y hasta fotos traen, que en el municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo, aparecieron narcomantas el domingo en la madrugada. Nadie se atrevía a quitarlas. Las mantas las firmaba el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y eran en resumen para declararle la guerra a Los Zetas. Estos dos cárteles son considerados como los principales “chupaductos” de Pemex en los tubos que corren de Tuxpan, Veracruz, a Tula, Hidalgo, y de ahí a Salamanca, Guanajuato. La presencia de los criminales ya comenzó a causar pánico entre la población del Valle del Mezquital, quienes hace tres años gozaban de seguridad.
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A 15 minutos del pueblo de San Primitivo, en Tlahuelilpan, brotó ayer de los campos de alfalfa gasolina que esta vez no fue escenario de robo ni de videos en Facebook de vecinos tomando combustible en cubetas y bidones gastados. Esta vez los policías, o el miedo, permitió que la fuga fuera controlada rápidamente.
