Nos cuentan que las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum están a punto de adentrarse en una reunión secreta y altamente confidencial con la "cúpula de cúpulas" de los obispos mexicanos. El Consejo de Presidencia de la Conferencia Episcopal Mexicana, liderado por Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, ha tomado la decisión de mantener estas reuniones en petit comité, en lugar de abrirlas a los más de 140 obispos mexicanos que asisten a la Asamblea Anual. Esta elección de privacidad ha generado una mezcla de expectación y escepticismo en cuanto a la postura de la Iglesia Católica frente a las candidatas y su influencia potencial en el proceso electoral.
A la sombra...
Que esta semana, en Casa Lago de Guadalupe, más de 130 cardenales, arzobispos y obispos mexicanos se reúnen no solo para reflexionar sobre la situación de la Iglesia Católica en México, sino también para deliberar sobre el papel que la jerarquía eclesiástica planea desempeñar en el proceso electoral que se llevará a cabo el domingo 2 de junio del próximo año. Y lo más importante, dicen los enterados que Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, se reunirá con ellos este miércoles. Que ya confirmó el mandatario. Pensamos que es lo más importante porque desde su Palacio no ha dejado de darle la espalda a los católicos. La relación fría, grosera del tabasqueño con la Iglesia podría pasarle factura a Sheinbaum, por eso esta semana es clave en las lecturas y las confesiones.
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Esta decisión de mantener las reuniones fuera del ojo público ha planteado interrogantes sobre la prudencia o el temor de que los cohermanos eclesiásticos puedan presionar a las candidatas hasta el límite, incluso al Presidente de México. Además, todos los que invitan a Sheinbaum saben que de último minuto puede quedar mal, pues no le gusta llegar a espacios poco controlados por su equipo de propaganda. Pero el papel de la jerarquía católica en las elecciones presidenciales del próximo año es un tema que se debate en las sombras y podría tener un impacto significativo en la contienda. El martes ellas, el miércoles él. Bueno, si no les da miedo...
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Este fin de semana, un anuncio del líder nacional del PAN, Marko Cortés, pareció abrir viejas heridas en la política mexicana. La designación del alcalde con licencia de Benito Juárez, Santiago Taboada Cortina, como el candidato del Frente Amplio por la Ciudad de México para la jefatura de gobierno en 2024, generó un conflicto potencialmente explosivo dentro de la coalición.
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El PRI, de Alito Moreno, uno de los actores en esta alianza, levantó la ceja y aclaró en un comunicado que el PAN eligió a su propio candidato, pero no para liderar la alianza en su totalidad. El tricolor hizo hincapié en que aún no se ha nombrado oficialmente al candidato o candidata de esta coalición conformada por PRI, PAN y PRD. Este desacuerdo inicial
plantea la pregunta: ¿está la gris unidad de la alianza en riesgo antes siquiera de haber comenzado?
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En una jugada que podría parecer sacada de un guión de comedia política, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, formalizó su registro como precandidato por el Movimiento Ciudadano para las elecciones presidenciales de 2024. En su discurso, García habló con una confianza desbordante sobre su misión de desterrar a la "vieja política" de México.
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El político naranja también dejó en claro que ve el 2024 como un lienzo en blanco que está ansioso por pintar de naranja, enfatizando el papel crucial de la juventud en este proceso. Pero quizás la parte más interesante de su discurso fue su advertencia a Morena: "Que se agarren los morenos", dijo, como un presagio de una campaña que promete ser tan colorida como impredecible. ¿Será Samuel García el agente del cambio que México no sabía que necesitaba o simplemente otro personaje en el circo político? El tiempo dirá.
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Que los más enojados con los resultados de la encuesta fueron el poblano Ignacio Mier y el jalisciense Antonio Pérez Garibay que, en corto, acusaron de una farsa las encuestas con las que el Movimiento Regeneración Nacional designaron a sus candidatos a las gubernaturas. Cuentan que, sin tanta estridencia, también la chiapaneca Sasil de León y el guanajuatense Ricardo Sheffield quedaron con muy mal sabor de boca, pues prácticamente todos se jugaron su capital político bajo en el entendido que eran los de mayores probabilidades de hacerse del nombramiento.
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En donde sí hay un ánimo de júbilo es en el Frente “Va por México”, pues con él nombramiento de Clara Brugada como abanderada por la Jefatura de Gobierno las cosas se les pusieron más sencillas. Dicen los frentistas que, en sus mediciones, a la exalcaldesa de Iztapalapa no le alcanza para ganar la Ciudad de México, pues las clases medias desencantadas con la autollamada cuarta transformación, que son mayoría en la capital, no votarían, en ninguna circunstancia, por la morenista.
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Dicen que las luces del escenario no siempre son amigas de la política. Y este parece ser el caso de Xóchitl Gálvez, cuya campaña presidencial opositora ha perdido brillo en los últimos días. Aunque en su informe como senadora frente al Monumento a la Revolución, Gálvez reafirmó su compromiso con la esperanza y el cambio, la percepción general es que su candidatura no ha logrado captar la atención del público de la misma manera que sus antecesores.
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A pesar de estar rodeada por líderes de PAN, PRI y PRD, y de contar con el respaldo de cientos de militantes, su mensaje parece haberse perdido en la multitud. La crítica hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador y su visión de un futuro brillante son pilares fundamentales de su discurso, pero la falta de un impulso claro plantea preguntas incómodas sobre su capacidad para movilizar a los votantes en las próximas elecciones.