Nos dicen que a SANTIAGO NIETO parece que le toca hacer la tarea sucia de este gobierno, ya que anda muy inquieto investigando a los que le son incómodos al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Hoy presenta una denuncia contra los empresarios más poderosos de México por presuntamente pagar una campaña para desprestigiar al tabasqueño en 2018.
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En apariencia, al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto, le ha tocado jugar el ingrato papel de salir a cobrar las cuentas pendientes del gobierno federal, como lo hizo contra Guillermo Alcocer, insumiso titular de la Comisión Reguladora de Energía, al que exhibió públicamente como un presunto delincuente y hasta detalle dio de lo que podrían arrojar sus investigaciones (violando cualquier principio básico de debido proceso).
También ayer lo mandaron a la guerra a criminalizar a quienes presuntamente pusieron dinero para hacer un documental, que habría tenido la intención de desprestigiar al entonces candidato de Morena a la Presidencia de la República, y que nadie vio porque nunca se transmitió.
Y decimos en apariencia, porque en realidad don Santiago así ha sido siempre. Cabe recordar que fue removido como titular de la Fepade, en la que servía al gobierno de Enrique Peña Nieto, precisamente por su excesivo protagonismo y por su gusto de ventilar en público averiguaciones previas que tendría que haber mantenido en secrecía por elemental respeto al estado de Derecho.
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Después de que la Secretaría de Hacienda revelara los nombres de las diez empresas proveedoras de medicamentos favorecidas por el gobierno anterior y que el presidente Andrés Manuel López Obrador destacara que únicamente tres proveedores vendían alrededor de 40 mil millones de pesos, llama la atención que entre este selecto grupo no se mencionaran algunas otros proveedores con negro historial que han destacado por historiales públicos de malas prácticas y corrupción.
Una de ellas, la transnacional Baxter (BAX.N), que es un gran ejemplo de esto. Además de que en otros países, como Guatemala y Estados Unidos, se le ha acusado de tráfico de influencias, corrupción y hasta comerciar con medicamentos adulterados. En México, Baxter ya fue sancionada por prácticas monopólicas, donde, entre sus múltiples efectos negativos para el sector, destaca haber provocado que el IMSS realizara, sólo en un año, un sobreprecio de 622.7 millones de pesos.
Baxter ostenta un récord de contratos entre 2013 y 2017 por más de ocho mil millones de pesos ¿Qué pasó ahí? Esperemos que pronto se de a conocer una lista más ampliada de las empresas que han sido favorecidas y que han promovido la concentración y las malas prácticas en un sector determinante para la salud y bienestar de los mexicanos.
