/ miércoles 24 de octubre de 2018

A quién beneficia el éxodo

Ciertas o no las versiones sobre la orquestación y financiamiento de las caravanas procedentes de Honduras, de paso por Guatemala y destino final la frontera norte de México, no hay duda de a quién beneficia el éxodo masivo de hombres, mujeres, niños y ancianos que impelidos por el hambre y la injusticia social trasponen la línea divisoria con América Central y continúan su marcha en pos del sueño o la pesadilla norteamericana.

Es el gobierno de Donald Trump el que aprovecha esta confusa migración. Próximas las elecciones intermedias en la Unión Americana, el republicano Donald Trump utiliza el conflicto –verdadera tragedia humana—para convencer a los votantes de inclinar la balanza en su favor y de paso presionar a los gobiernos de México, el saliente y el entrante, con la intención de obligarlos a reprimir y deportar a los grupos de migrantes cuyo número –siete mil o diez mil—jamás había sido alcanzado en movimientos similares en la historia de la relación entre México y Centroamérica.

El arribo de los miles de migrantes centroamericanos plantea para el presidente Enrique Peña Nieto un serio dilema a escasas semanas de la conclusión de su gobierno. Conforme a la tradicional política de México de acogida a los perseguidos y necesitados de refugio, la fuerza púbica, desarmada, logró en un primer momento contener la violencia el día de la llegada de los grupos que finalmente se encuentran en albergues improvisados que México instaló cerca de la frontera, en espera de los trámites para su estancia legal en el país. El problema, sin embargo, no está resuelto y se agudizará en los próximos días.

Si el gobierno no logra convencer mediante el diálogo y la negociación a los contingentes de migrantes de mantenerse a distancia de la frontera con Estados Unidos, sobrevendrá un conflicto con el gobierno de Donald Trump, decidido a militarizar la zona fronteriza con el argumento de la necesidad de detener el cruce de grupos a los que insiste en llamar criminales en su mayoría y procedentes de zonas tan lejanas como el Medio Oriente. Trump intenta magnificar el conflicto y con ello ganar votos desacreditando a sus oponentes del Partido Demócrata. Otra opción en el dilema que se presenta al gobierno de México es el empleo de la fuerza para deportar a los migrantes centroamericanos que han rechazado permanecer en los albergues instalados en su paso e insisten en que su único objetivo es llegar a la frontera con Estados Unidos.

Como el paso del pez en el agua, casi imperceptible, la promoción de movimientos sociales y políticos y hasta de fenómenos económicos en el mundo ha sido una práctica frecuente de la política de Estados Unidos. Difícilmente se podrían encontrar pruebas concretas de la utilización de la desgracia humana con la perversidad de maniobras que vulneran o ponen en riesgo la soberanía y la estabilidad de otros países. Los tentáculos de la CIA y otros instrumentos de intervención en el mundo existen y han existido y sólo pueden comprobarse por sus resultados.

Las proporciones alcanzadas por las caravanas de migrantes centroamericanos tienen otros efectos además de las presiones sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto. Las señales, las amenazas concretas, las advertencias también parecen estar dirigidas a la administración que llegará al gobierno de México el primero de diciembre próximo. Como la administración de Peña Nieto, el recurso que la de Andrés Manuel López obrador tendrá es el sostenimiento de la soberanía y el imperio de la ley, así como la reafirmación de los principios de la política de nuestro país de solidaridad con los necesitados de abrigo en el mundo.

Srio28@prodiigy.net.mx

Ciertas o no las versiones sobre la orquestación y financiamiento de las caravanas procedentes de Honduras, de paso por Guatemala y destino final la frontera norte de México, no hay duda de a quién beneficia el éxodo masivo de hombres, mujeres, niños y ancianos que impelidos por el hambre y la injusticia social trasponen la línea divisoria con América Central y continúan su marcha en pos del sueño o la pesadilla norteamericana.

Es el gobierno de Donald Trump el que aprovecha esta confusa migración. Próximas las elecciones intermedias en la Unión Americana, el republicano Donald Trump utiliza el conflicto –verdadera tragedia humana—para convencer a los votantes de inclinar la balanza en su favor y de paso presionar a los gobiernos de México, el saliente y el entrante, con la intención de obligarlos a reprimir y deportar a los grupos de migrantes cuyo número –siete mil o diez mil—jamás había sido alcanzado en movimientos similares en la historia de la relación entre México y Centroamérica.

El arribo de los miles de migrantes centroamericanos plantea para el presidente Enrique Peña Nieto un serio dilema a escasas semanas de la conclusión de su gobierno. Conforme a la tradicional política de México de acogida a los perseguidos y necesitados de refugio, la fuerza púbica, desarmada, logró en un primer momento contener la violencia el día de la llegada de los grupos que finalmente se encuentran en albergues improvisados que México instaló cerca de la frontera, en espera de los trámites para su estancia legal en el país. El problema, sin embargo, no está resuelto y se agudizará en los próximos días.

Si el gobierno no logra convencer mediante el diálogo y la negociación a los contingentes de migrantes de mantenerse a distancia de la frontera con Estados Unidos, sobrevendrá un conflicto con el gobierno de Donald Trump, decidido a militarizar la zona fronteriza con el argumento de la necesidad de detener el cruce de grupos a los que insiste en llamar criminales en su mayoría y procedentes de zonas tan lejanas como el Medio Oriente. Trump intenta magnificar el conflicto y con ello ganar votos desacreditando a sus oponentes del Partido Demócrata. Otra opción en el dilema que se presenta al gobierno de México es el empleo de la fuerza para deportar a los migrantes centroamericanos que han rechazado permanecer en los albergues instalados en su paso e insisten en que su único objetivo es llegar a la frontera con Estados Unidos.

Como el paso del pez en el agua, casi imperceptible, la promoción de movimientos sociales y políticos y hasta de fenómenos económicos en el mundo ha sido una práctica frecuente de la política de Estados Unidos. Difícilmente se podrían encontrar pruebas concretas de la utilización de la desgracia humana con la perversidad de maniobras que vulneran o ponen en riesgo la soberanía y la estabilidad de otros países. Los tentáculos de la CIA y otros instrumentos de intervención en el mundo existen y han existido y sólo pueden comprobarse por sus resultados.

Las proporciones alcanzadas por las caravanas de migrantes centroamericanos tienen otros efectos además de las presiones sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto. Las señales, las amenazas concretas, las advertencias también parecen estar dirigidas a la administración que llegará al gobierno de México el primero de diciembre próximo. Como la administración de Peña Nieto, el recurso que la de Andrés Manuel López obrador tendrá es el sostenimiento de la soberanía y el imperio de la ley, así como la reafirmación de los principios de la política de nuestro país de solidaridad con los necesitados de abrigo en el mundo.

Srio28@prodiigy.net.mx