/ viernes 7 de junio de 2019

Abstencionismo, ¿es culpa de los órganos electorales?

El domingo pasado tuvimos elecciones el Aguascalientes, Tamaulipas, Baja California, Durango, Quintana Roo y Puebla, y el gran triunfador fue el abstencionismo.

En esta ocasión no hablaré de los resultados y participaciones de los partidos políticos, ni de quien ganó o perdió, eso ya ha sido muy comentado. Ahora quiero hacer un breve análisis sobre las causas y posibles soluciones del abstencionismo.

Primero los datos sobre el abstencionismo: Puebla, 66%; Baja California, 70 %; Quintana Roo, 78%; Durango, 56% y Tamaulipas, 67%.

Son números bastante desalentadores sobre la vinculación de la sociedad con los procesos electorales, en muchos de esos estados había un desconocimiento generalizado sobre la fecha de la elección, muchos no sabían qué cargos se elegían ni cuándo serían las elecciones.

¿Quién tiene la obligación de promover el voto? Las autoridades electorales: el INE y los OPLE’s ¿Cumplieron con su función? A juzgar por los resultados señalados, no cumplieron con su función.

A partir de este resultado, tenemos que revisar los presupuestos de educación cívica y promoción del voto, ya que nosotros consideramos que debería ser una instrucción que formara parte permanente de la educación impartida en las escuelas, es decir, trasladar la responsabilidad de la educación cívica y promoción del voto como una actividad continua del rubro educativo, sin que su promoción sólo se sujete a campañas mediáticas institucionales de los órganos electorales que no necesariamente tienen la efectividad deseada.

Efectivamente, la educación es el único vehículo que puede generar la conciencia generacional de la necesidad de que los ciudadanos participen en la cosa pública en su expresión más elemental: el ejercicio del voto. Tenemos que evaluar la eficacia sobre el costo que han tenido las campañas institucionales de los órganos electorales sobre el resultado de la elección. Tenemos que replantearlas.

En estos momentos, en donde se ha puesto sobre la mesa el análisis de los costos y eficacia de los órganos electorales, se hace necesario, sin duda, revisar el rubro de educación cívica y promoción del voto en el que se han invertido cantidades importantes de dinero sin que tengamos conocimiento de resultados tangibles o que al menos se desvanecieron en las elecciones pasada.

En síntesis, siempre serán perfectibles los procesos electorales, y en la actualidad podemos decir que una democracia cara no necesariamente implica eficacia, y en todo caso, en este momento en México, la democracia cara sufre de ilegitimidad.

Twitter: @Sergeluna_S

Diputado Federal por Morena, Estado de México. Secretario de la Comisión de Puntos Constitucionales.


El domingo pasado tuvimos elecciones el Aguascalientes, Tamaulipas, Baja California, Durango, Quintana Roo y Puebla, y el gran triunfador fue el abstencionismo.

En esta ocasión no hablaré de los resultados y participaciones de los partidos políticos, ni de quien ganó o perdió, eso ya ha sido muy comentado. Ahora quiero hacer un breve análisis sobre las causas y posibles soluciones del abstencionismo.

Primero los datos sobre el abstencionismo: Puebla, 66%; Baja California, 70 %; Quintana Roo, 78%; Durango, 56% y Tamaulipas, 67%.

Son números bastante desalentadores sobre la vinculación de la sociedad con los procesos electorales, en muchos de esos estados había un desconocimiento generalizado sobre la fecha de la elección, muchos no sabían qué cargos se elegían ni cuándo serían las elecciones.

¿Quién tiene la obligación de promover el voto? Las autoridades electorales: el INE y los OPLE’s ¿Cumplieron con su función? A juzgar por los resultados señalados, no cumplieron con su función.

A partir de este resultado, tenemos que revisar los presupuestos de educación cívica y promoción del voto, ya que nosotros consideramos que debería ser una instrucción que formara parte permanente de la educación impartida en las escuelas, es decir, trasladar la responsabilidad de la educación cívica y promoción del voto como una actividad continua del rubro educativo, sin que su promoción sólo se sujete a campañas mediáticas institucionales de los órganos electorales que no necesariamente tienen la efectividad deseada.

Efectivamente, la educación es el único vehículo que puede generar la conciencia generacional de la necesidad de que los ciudadanos participen en la cosa pública en su expresión más elemental: el ejercicio del voto. Tenemos que evaluar la eficacia sobre el costo que han tenido las campañas institucionales de los órganos electorales sobre el resultado de la elección. Tenemos que replantearlas.

En estos momentos, en donde se ha puesto sobre la mesa el análisis de los costos y eficacia de los órganos electorales, se hace necesario, sin duda, revisar el rubro de educación cívica y promoción del voto en el que se han invertido cantidades importantes de dinero sin que tengamos conocimiento de resultados tangibles o que al menos se desvanecieron en las elecciones pasada.

En síntesis, siempre serán perfectibles los procesos electorales, y en la actualidad podemos decir que una democracia cara no necesariamente implica eficacia, y en todo caso, en este momento en México, la democracia cara sufre de ilegitimidad.

Twitter: @Sergeluna_S

Diputado Federal por Morena, Estado de México. Secretario de la Comisión de Puntos Constitucionales.