/ jueves 8 de julio de 2021

Acerca de la Suprema Corte. Una aclaración necesaria

En relación con mi último artículo en el que me refiero a la decisión del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría simple, sobre el uso lúdico de la marihuana, es procedente que ahora haga la siguiente aclaración. En la resolución del caso no se decidió en rigor sobre el uso lúdico de la marihuana, en virtud de la siguientes precisiones motivo de esta aclaración; aunque la verdad es que en mi articulo yo me refiero a otro aspecto de lo lúdico y a sus repercusiones en el Derecho. En efecto, la estricta resolución sobre el uso lúdico de la marihuana la tomó hace algunos años la Primera Sala de la Suprema Corte, y por cierto con el voto en contra del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.

Ahora bien, es importante precisar que como resultado de esa resolución de la Primera Sala se formó, como se sabe, la llamada jurisprudencia por reiteración, misma que es obligatoria sentándose así un criterio firme. Una clara consecuencia de esto es que el tradicional sistema de las sentencias de amparo no es suficiente para derogar una ley señalada de inconstitucional, razón por la que los interesados deberían promover juicios de amparo. Lo que sucede es que con la nueva Ley de Amparo se estableció la posibilidad de derogar una ley en cabal cumplimiento de aquella jurisprudencia, siendo factible la posibilidad de reformar dicha ley antes de que la Suprema Corte la pudiera a su vez derogar. Sin embargo esto no paso. Es por ello que en la resolución por mayoría del Pleno de la Suprema Corte exclusivamente se atendió al efecto de la jurisprudencia previamente determinada; pero no se resolvió nada que tuviera que ver con el uso lúdico de la marihuana. Aclarado lo anterior yo tengo para mí que varios destacados ministros hubieran votado en contra. Pero insisto que en mi último artículo hice referencia, fundamentalmente, a los aspectos de placer -lúdicos- que se deben de tener en cuenta por su incidencia en la voluntad del individuo y en sus repercusiones en el espacio de la conducta humana, concretándome en la influencia tóxica de la marihuana; pudiéndose llegar aquí hasta la posible comisión de un delito. Una final reflexión en el tema me lleva a concluir que una vez más, como ya lo han observado destacados juristas, el Poder Judicial le tiene que marcar la agenda a los otros dos Poderes por su evidente inacción. ¿O es desidia, impreparación, ignorancia, apatía? Y esto no sólo pasa en asuntos tan delicados como el de la marihuana. La mala política sigue entrando en el terreno del quehacer legislativo. Desde muy alto del poder político se desconoce la relevancia de la ley. Lo grave es que carezcamos de un Poder Legislativo, descontadas las excepciones que nada tienen que ver con el cuerpo legislativo, que le de al Estado mexicano la robustez que reclama. Se olvida que el Poder Legislativo tiene por primera obligación legislar, prevaleciendo el mal criterio de dedicarse sólo a una política endeble, sin orientación, sin legalidad. Sigue siendo, pues, un Poder aparte de los fines naturales del Estado. ¿Hasta cuándo? Porque no se olvide que “las excepciones no hacen verano”. El Estado mexicano sigue siendo un trinomio con una mala tendencia a un monomio, es decir, de los tres Poderes todo sigue girando alrededor de uno. ¿Hasta cuándo?

PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD

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Y Facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca

En relación con mi último artículo en el que me refiero a la decisión del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría simple, sobre el uso lúdico de la marihuana, es procedente que ahora haga la siguiente aclaración. En la resolución del caso no se decidió en rigor sobre el uso lúdico de la marihuana, en virtud de la siguientes precisiones motivo de esta aclaración; aunque la verdad es que en mi articulo yo me refiero a otro aspecto de lo lúdico y a sus repercusiones en el Derecho. En efecto, la estricta resolución sobre el uso lúdico de la marihuana la tomó hace algunos años la Primera Sala de la Suprema Corte, y por cierto con el voto en contra del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.

Ahora bien, es importante precisar que como resultado de esa resolución de la Primera Sala se formó, como se sabe, la llamada jurisprudencia por reiteración, misma que es obligatoria sentándose así un criterio firme. Una clara consecuencia de esto es que el tradicional sistema de las sentencias de amparo no es suficiente para derogar una ley señalada de inconstitucional, razón por la que los interesados deberían promover juicios de amparo. Lo que sucede es que con la nueva Ley de Amparo se estableció la posibilidad de derogar una ley en cabal cumplimiento de aquella jurisprudencia, siendo factible la posibilidad de reformar dicha ley antes de que la Suprema Corte la pudiera a su vez derogar. Sin embargo esto no paso. Es por ello que en la resolución por mayoría del Pleno de la Suprema Corte exclusivamente se atendió al efecto de la jurisprudencia previamente determinada; pero no se resolvió nada que tuviera que ver con el uso lúdico de la marihuana. Aclarado lo anterior yo tengo para mí que varios destacados ministros hubieran votado en contra. Pero insisto que en mi último artículo hice referencia, fundamentalmente, a los aspectos de placer -lúdicos- que se deben de tener en cuenta por su incidencia en la voluntad del individuo y en sus repercusiones en el espacio de la conducta humana, concretándome en la influencia tóxica de la marihuana; pudiéndose llegar aquí hasta la posible comisión de un delito. Una final reflexión en el tema me lleva a concluir que una vez más, como ya lo han observado destacados juristas, el Poder Judicial le tiene que marcar la agenda a los otros dos Poderes por su evidente inacción. ¿O es desidia, impreparación, ignorancia, apatía? Y esto no sólo pasa en asuntos tan delicados como el de la marihuana. La mala política sigue entrando en el terreno del quehacer legislativo. Desde muy alto del poder político se desconoce la relevancia de la ley. Lo grave es que carezcamos de un Poder Legislativo, descontadas las excepciones que nada tienen que ver con el cuerpo legislativo, que le de al Estado mexicano la robustez que reclama. Se olvida que el Poder Legislativo tiene por primera obligación legislar, prevaleciendo el mal criterio de dedicarse sólo a una política endeble, sin orientación, sin legalidad. Sigue siendo, pues, un Poder aparte de los fines naturales del Estado. ¿Hasta cuándo? Porque no se olvide que “las excepciones no hacen verano”. El Estado mexicano sigue siendo un trinomio con una mala tendencia a un monomio, es decir, de los tres Poderes todo sigue girando alrededor de uno. ¿Hasta cuándo?

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