Releyendo Rayuela, a 50 años de su publicación.
Definitivamente el argentino Julio Cortázar fue en nuestro continente el innovador de la novela… Cuando publicó en 1963 su libro Rayuela en la Editorial Sudamericana, la obra despertó la curiosidad por su autor en todo el mundo, tanto, que esta edición marcó el principio del llamado Boom de los autores latinoamericanos cuyas novelas comenzaron a ser leídas por el público europeo y anglosajón… Lo primero que una se topa como lectora, al abrir el libro, es que el autor nos compromete a que nosotras mismas podamos elegir el orden en que podemos leer los capítulos… Personalmente los leí en orden lineal y, cuando acabé las dos historias de su personaje Horacio Oliveira -la que sucede en París y luego la que se desarrolla en Buenos Aires-, fui agregando según el orden sugerido por Cortázar los capítulos que llamó “prescindibles”, los cuales no sólo son imprescindibles (valga la paradoja) sino que en ellos dilucidamos la teoría literaria de Cortázar y de su “encarnación” como el misterioso y viejo escritor Morelli, a quien Horacio ve cómo es atropellado en una calle de París y transportado en camilla al hospital, como un transeúnte desconocido. Sin embargo, Cortázar nos deja en libertad de escoger cualquier capítulo como el inicio de la lectura de su novela: en un orden estrictamente personal… Así rompe con toda pauta convencional de linealidad narrativa, utilizada en las novelas de estilo realista y contra las cuales reacciona apasionadamente en este libro. Rayuela es un “modelo para armar” a manera de esos barcos o aviones que compramos hechos pedazos y que tenemos que pegar con sumo cuidado, eligiendo las piezas que embonan unas con otras… De esta forma, Cortázar propone lo que la investigación lingüística y literaria ha llamado desconstrucción del texto.
\u0009Al leer las páginas de Rayuela, nos identificamos con Oliveira, personaje que refleja en mucho el espíritu de su autor, con sus angustias existenciales, con el fardo del sentimiento del absurdo ante el azar de nuestro nacimiento, y la obligación de vivir una vida a la que llegamos sin nuestra voluntad y que tenemos que experimentar día con día para encontrarle un sentido, cargando visiones del mundo, obligaciones sociales, tradiciones, discursos aprendidos en las aulas de universitarias o en los libros de literatura, aunque nos resistamos a ello, so pena de que nos juzguen como unos orates dignos de los nosocomios para enfermos mentales. Como Franz Kafka y Albert Camus Rayuela representa el absurdo, el caos y el problema existencial. Con una nueva técnica literaria, desea superar esa controversia entre razón e intuición, acción y contemplación, para alcanzar la visión de una nueva realidad, más imaginativa y humana que, en la novela representa la casilla llamada Cielo en el juego infantil de la rayuela y que va a representar ese hombre absoluto, no dividido, al que todos aspiramos como culminación del desarrollo de nuestra vida.
