/ sábado 22 de junio de 2019

Acordanza

Un filósofo “transterrado”

Allá en mis mocedades, cuando circulaba por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, era común observar a los maestros como estrellas de primera magnitud con una cauda de alumnos detrás de ellos. Así sucedía con maestros de Filosofía, de Historia, de Letras, de Arte dramático.

En los inicios de los años sesenta, los maestros españoles que llegaron exiliados a nuestro país y se adscribieron a la UNAM formaban parte de este universo de estrellas universitarias, entre las que brillaba con gran magnitud en la carrera de Filosofía, el maestro José Gaos. Lo recuerdo ahora que se están cumpliendo ochenta años del exilio español, porque era uno de filósofos los más admirados por la comunidad universitaria.

Desde el año de su llegada (1939) a nuestro país, José Gaos se consagró a la enseñanza de la filosofía, como miembro de La Casa de España (ahora El Colegio de México) y como profesor extraordinario de la UNAM. El Dr. Gaos sintió a México como su propia patria, de tal manera que, decía, él no estaba “desterrado” sino “transterrado” en nuestra pratria. Hoy lo recuerdo, porque en el 16 de junio pasado, en la Casa de las Humanidades de la UNAM de Coyoacán, los filósofos y maestros universitarios Antonio Zirión y Rogelio Laguna presentaron sus Escritos Españoles (1929- 1938) en dos tomos, dentro de la edición de sus Obras completas. Al decir de Zirión: “Gaos fue en España un brillantísimo profesor de Filosofía, el más cercano discípulo de José Ortega y Gasset. No sólo fue maestro de muchos de los hoy considerados maestros en los campos de la Filosofía, la Historia y las Humanidades en general, sino que promovió los estudios del pensamiento hispánico y en particular mexicano, y su aportación en la profesionalización de la Filosofía en México fue decisiva. También fue un traductor incansable de obras filosóficas, sobre todo de filosofía alemana.

Por su parte, el doctor Laguna subrayó aspectos sobresalientes de su obra, como: “el desarrollo original del raciovitalismo de Ortega y Gasset; la elaboración de una “Filosofía de la filosofía” de gran importancia teórica, filosófica y antropológica; la reflexión muy honda y penetrante sobre el pensamiento mexicano y el pensamiento hispanoamericano”… Para los investigadores, Gaos es un “ejemplo de vocación y dedicación filosófica y de una reflexión agudísima sobre el sentido de esta misma vocación y dedicación; y es también un pensador que representa hoy un importante puente intelectual entre España y México”… Los investigadores explicaron que el Proyecto de las Obras completas de José Gaos comenzó en 1982 a partir de un plan editorial ideado por el doctor Fernando Salmerón, quien, como director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, recibió en 1969 el archivo del filósofo para su conservación y publicación… El 10 de junio de 1969 Gaos murió en el podio del maestro: ese día presidió el último examen de su vida en el aula mayor de El Colegio de México. El examen fue programado para las cuatro de la tarde. A las 18:55, cuando acabó de firmar la primera de las actas, Gaos cayó inconsciente, y a las 19:05 dejó de existir. Fue la muerte de un maestro.

Un filósofo “transterrado”

Allá en mis mocedades, cuando circulaba por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, era común observar a los maestros como estrellas de primera magnitud con una cauda de alumnos detrás de ellos. Así sucedía con maestros de Filosofía, de Historia, de Letras, de Arte dramático.

En los inicios de los años sesenta, los maestros españoles que llegaron exiliados a nuestro país y se adscribieron a la UNAM formaban parte de este universo de estrellas universitarias, entre las que brillaba con gran magnitud en la carrera de Filosofía, el maestro José Gaos. Lo recuerdo ahora que se están cumpliendo ochenta años del exilio español, porque era uno de filósofos los más admirados por la comunidad universitaria.

Desde el año de su llegada (1939) a nuestro país, José Gaos se consagró a la enseñanza de la filosofía, como miembro de La Casa de España (ahora El Colegio de México) y como profesor extraordinario de la UNAM. El Dr. Gaos sintió a México como su propia patria, de tal manera que, decía, él no estaba “desterrado” sino “transterrado” en nuestra pratria. Hoy lo recuerdo, porque en el 16 de junio pasado, en la Casa de las Humanidades de la UNAM de Coyoacán, los filósofos y maestros universitarios Antonio Zirión y Rogelio Laguna presentaron sus Escritos Españoles (1929- 1938) en dos tomos, dentro de la edición de sus Obras completas. Al decir de Zirión: “Gaos fue en España un brillantísimo profesor de Filosofía, el más cercano discípulo de José Ortega y Gasset. No sólo fue maestro de muchos de los hoy considerados maestros en los campos de la Filosofía, la Historia y las Humanidades en general, sino que promovió los estudios del pensamiento hispánico y en particular mexicano, y su aportación en la profesionalización de la Filosofía en México fue decisiva. También fue un traductor incansable de obras filosóficas, sobre todo de filosofía alemana.

Por su parte, el doctor Laguna subrayó aspectos sobresalientes de su obra, como: “el desarrollo original del raciovitalismo de Ortega y Gasset; la elaboración de una “Filosofía de la filosofía” de gran importancia teórica, filosófica y antropológica; la reflexión muy honda y penetrante sobre el pensamiento mexicano y el pensamiento hispanoamericano”… Para los investigadores, Gaos es un “ejemplo de vocación y dedicación filosófica y de una reflexión agudísima sobre el sentido de esta misma vocación y dedicación; y es también un pensador que representa hoy un importante puente intelectual entre España y México”… Los investigadores explicaron que el Proyecto de las Obras completas de José Gaos comenzó en 1982 a partir de un plan editorial ideado por el doctor Fernando Salmerón, quien, como director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, recibió en 1969 el archivo del filósofo para su conservación y publicación… El 10 de junio de 1969 Gaos murió en el podio del maestro: ese día presidió el último examen de su vida en el aula mayor de El Colegio de México. El examen fue programado para las cuatro de la tarde. A las 18:55, cuando acabó de firmar la primera de las actas, Gaos cayó inconsciente, y a las 19:05 dejó de existir. Fue la muerte de un maestro.

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