/ domingo 6 de septiembre de 2020

Acordanza | Pensando en la Patria

Septiembre es el mes de la patria. Lo llamamos así porque celebramos el inicio de la independencia de nuestro país, la madrugada del 16 de septiembre. Pero, ¿qué es la Patria?¿Cómo podemos definirla? ¿Es el lugar donde nacemos?, ¿donde trabajamos?, ¿nuestra familia y amigos? ¿Es la lengua que hablamos? ¿Es el territorio espiritual y emocional en el que desarrollamos nuestra existencia? ¿Son nuestras tradiciones e historia? ¿Es nuestro país?, ¿o una región de él? ¿O es todo ello junto?…

Tres poemas mexicanos se acercan a la definición de lo que entendemos por Patria. Suave patria, de Ramón López Velarde; Credo de Ricardo López Méndez y Alta traición de José Emilio Pacheco. Los tres aluden a alguno de los conceptos que nos encontramos en la definición de Patria, como “la tierra a la cual se siente ligada una persona por motivos jurídicos, culturales, históricos o afectivos, bien por haber nacido en ella, bien por haberla adoptado como patria por elección personal”...

El poema de López Velarde atañe al paisaje mexicano y al espíritu y la cultura que surge de él, total. Para el poeta, la patria es perfección y brillo, (es impecable y diamantina), y está construida con el esfuerzo de los hombres (que golpean candenciosamente las hachas) y la alegría de las mujeres de carne y hueso (entre risas y gritos de muchachas)...

Suave patria nos habla de la importancia de la agricultura, recursos mineros y también la belleza del entorno. México es una tierra de ganado y petróleo (El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros del petróleo el diablo). Es una patria de carne y hueso, de materia y espíritu…

Por su parte, Ricardo López Méndez concibió la Patria de una manera más espiritual y emotiva en su Credo cuando afirma: México, creo en ti,/ Sin que te represente en una forma/ porque te llevo dentro, sin que sepa/ Lo que tú eres en mí; pero presiento/ Que mucho te pareces a mi alma/ Que sé que existe pero no la veo…

En la Patria interviene la historia, la cultura o la tradición, pero también la historia personal y los sentimientos que tiene con relación al lugar al que pertenece o al que se siente vinculado afectivamente. Por esto, también hablamos de amor a la Patria. Y la Patria puede reducirse a unas pocas cosas que se aman, como lo expresa José Emilio Pacheco en su poema: Alta traición: “No amo mi patria./ Su fulgor abstracto/ es inasible./ Pero (aunque suene mal) daría la vida/ por diez lugares suyos,/ cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ y tres o cuatro ríos”.

La palabra Patria proviene del latín patria, la cual a su vez se deriva de la voz patrius, que significa “tierra de los antepasados”. Es una palabra que nos vincula con nuestra herencia familiar y social, con el lugar donde reposan los huesos de nuestros padres y abuelos y por el que nos sentimos vinculados por la emoción y el afecto, que puede ser una calle, una casa fincada en un pueblo o una región, una ciudad (J.E. Pacheco), un país (como en el poema de López Velarde) o una emoción profunda inexpresable como una sombra, como el alma que “sabemos que existe aunque no podamos verla”. (Ricardo López Méndez)…

Celebremos pues este mes, a la Patria.

Septiembre es el mes de la patria. Lo llamamos así porque celebramos el inicio de la independencia de nuestro país, la madrugada del 16 de septiembre. Pero, ¿qué es la Patria?¿Cómo podemos definirla? ¿Es el lugar donde nacemos?, ¿donde trabajamos?, ¿nuestra familia y amigos? ¿Es la lengua que hablamos? ¿Es el territorio espiritual y emocional en el que desarrollamos nuestra existencia? ¿Son nuestras tradiciones e historia? ¿Es nuestro país?, ¿o una región de él? ¿O es todo ello junto?…

Tres poemas mexicanos se acercan a la definición de lo que entendemos por Patria. Suave patria, de Ramón López Velarde; Credo de Ricardo López Méndez y Alta traición de José Emilio Pacheco. Los tres aluden a alguno de los conceptos que nos encontramos en la definición de Patria, como “la tierra a la cual se siente ligada una persona por motivos jurídicos, culturales, históricos o afectivos, bien por haber nacido en ella, bien por haberla adoptado como patria por elección personal”...

El poema de López Velarde atañe al paisaje mexicano y al espíritu y la cultura que surge de él, total. Para el poeta, la patria es perfección y brillo, (es impecable y diamantina), y está construida con el esfuerzo de los hombres (que golpean candenciosamente las hachas) y la alegría de las mujeres de carne y hueso (entre risas y gritos de muchachas)...

Suave patria nos habla de la importancia de la agricultura, recursos mineros y también la belleza del entorno. México es una tierra de ganado y petróleo (El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros del petróleo el diablo). Es una patria de carne y hueso, de materia y espíritu…

Por su parte, Ricardo López Méndez concibió la Patria de una manera más espiritual y emotiva en su Credo cuando afirma: México, creo en ti,/ Sin que te represente en una forma/ porque te llevo dentro, sin que sepa/ Lo que tú eres en mí; pero presiento/ Que mucho te pareces a mi alma/ Que sé que existe pero no la veo…

En la Patria interviene la historia, la cultura o la tradición, pero también la historia personal y los sentimientos que tiene con relación al lugar al que pertenece o al que se siente vinculado afectivamente. Por esto, también hablamos de amor a la Patria. Y la Patria puede reducirse a unas pocas cosas que se aman, como lo expresa José Emilio Pacheco en su poema: Alta traición: “No amo mi patria./ Su fulgor abstracto/ es inasible./ Pero (aunque suene mal) daría la vida/ por diez lugares suyos,/ cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ y tres o cuatro ríos”.

La palabra Patria proviene del latín patria, la cual a su vez se deriva de la voz patrius, que significa “tierra de los antepasados”. Es una palabra que nos vincula con nuestra herencia familiar y social, con el lugar donde reposan los huesos de nuestros padres y abuelos y por el que nos sentimos vinculados por la emoción y el afecto, que puede ser una calle, una casa fincada en un pueblo o una región, una ciudad (J.E. Pacheco), un país (como en el poema de López Velarde) o una emoción profunda inexpresable como una sombra, como el alma que “sabemos que existe aunque no podamos verla”. (Ricardo López Méndez)…

Celebremos pues este mes, a la Patria.

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