Despúes de 11 días, la Décimo Octava Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México cerrará mañana domingo. Hubieron actividades super interesantes, entre ellas, el Seminario Internacional sobre Los Derechos Culturales y la Paz en la Ciudad en cuyo programa figuró el filósofo Patrice Meyer-Bisch, promotor de la Declaración de Friburgo sobre Derechos Culturales. Patrice Meyer-Bisch, es coordinador del Instituto Interdisciplinario de Ética y Derechos Humanos (IIEDH); de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos y Democracia de la Universidad de Friburgo y fundador del Observatorio de la Diversidad y los Derechos Culturales (programa IIEDH).
Él realiza investigaciones de observación-acción en varios países de Europa, África occidental y el Magreb. Su enseñanza abarca todos los derechos humanos en sus relaciones con la política y la economía, en particular los derechos culturales y los derechos económicos. Por esta razón fue un lujo tener a este pensador en la ciudad de México. Meyer-Bisch ha impulsado la famosa Declaración de Friburgo sobre Derechos Culturales, cuyo lanzamiento tuvo lugar el 7 de mayo de 2007 en la Universidad de Friburgo y el día siguiente, 8 de mayo de 2007, en el Palacio de las Naciones de Ginebra.
El Observatorio de la Diversidad y los Derechos Culturales (cuyas oficinas centrales se encuentran en el Instituto Interdisciplinario de Derechos Étnicos y Humanos en la Universidad de Friburgo) juntamente con la Organización Internacional de la Francofonía y la UNESCO presentaron el texto. La Declaración de Friburgo fue apoyada por más de cincuenta expertos en derechos humanos, así como por una plataforma de ONGs. Su importancia radica en que es uno de los instrumentos clave para hacer explícitos los derechos culturales, incorporados de manera dispersa en numerosos instrumentos internacionales. Su esclarecimiento, al decir de los expertos, es necesario para demostrar las dimensiones culturales de los demás derechos humanos, con el fin de enriquecer la universalidad a través de la diversidad, promoviendo que toda persona los haga propios. Su implementación, pues, para Meyer-Bisch, depende de todas personas y toda colectividad.
Los actores del sector público, privado y social tienen, como afirma la Declaración, la responsabilidad de interactuar y tomar iniciativas para poner en práctica estos derechos y asegurar su ejercicio y respeto. En el marco de la FIL del Zócalo - este año dedicada a las letras del Caribe, con el lema “Derechos y Libertades”- se otorgaron dos importantes premios literarios: el Tercer Premio Iberoamericano de Minificción Juan José Arreola, que recayó en el poeta y cuentista yucateco; Agustín Monsreal, por “su escritura precisa, de asombrosa interrupción verbal y rigurosa levedad de la forma”.
El Director del Museo de la Ciudad de México, José María Espinasa, entregó el reconocimiento. Por otra parte: El XI Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2018, de la Ciudad de México, se dio al escritor regiomontano David Toscana, por su novela Olegaroy.
