/ jueves 27 de junio de 2019

¿Adiós, Reactor, adiós IMER?

Por: Mtra. Diana Juárez Torres. Académica de Comunicación en la Universidad Iberoamericana.

En el 40 aniversario de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), en la mesa de medios públicos, en la que participó Aleida Calleja, directora del IMER, expuso un panorama deplorable de la estación donde el estudio A, uno de los favoritos de Alondra de la Parra estaba en decadencia, pero en el foro nunca nos imaginamos que dicho panorama también recayera en los sueldos de sus colaboradores. En la mesa; al que también asistió Jenaro Villamil, director del Sistema Púbico de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), compartió que se iba a buscar la aprobación de una Ley Federal para que el sistema de medios públicos tuviera más presupuesto ¿qué ha pasado con esa ley?

¿En dónde se refugiarán las audiencias de Reactor 105.7 FM y el resto de emisoras del IMER? El recorte presupuestal que ha padecido esta estación radiofónica es resultado de una política de “austeridad” que encabeza el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Acaso el gobierno no se ha cuestionado sobre la importancia de los medios para la democracia. Argumento trillado y a veces tan escuchado, pero no comprendido.

Una democracia da voz a las diferentes voces y el Estado debe proveer y apoyar a los ciudadanos, iniciativas, entre ellos a los medios públicos. Reactor respondía a una audiencia joven, ofrecía espacios a voces, expresiones, opiniones, es decir, era un espacio de expresión el cual requiere una sociedad. Esta estación fue la primera en resentir los recortes presupuestales que han acorralado al Instituto Mexicano de la Radio (IMER) encabezado por Aleida Calleja, ¿y después, quién seguirá?

Los medios de comunicación no son canales de “música continua” son espacio s donde se deben abrir canales de debate, de apertura a la opinión pública que responda a las audiencias que están conformando la sociedad de México.

Los nuevos directores de los medios públicos señalaron que recibieron unos medios devastados por la anterior administración y los despidos son de aquellas personas que estaban trabajando por honorarios ¿ahora, se contratara personal? Dichas medidas recaen para evitar la triangulación de dinero, acto que caracterizó al gobierno de Peña Nieto, en el que se contrataba a terceros para la generación de servicios, proceso que se prestaba para el desvió de recursos; medida que nos ha dejado ver los primeros despidos de estos trabajadores.

De acuerdo con los directivos en aquella mesa, los medios públicos se habían convertido en ecos de la voz del gobierno, es decir, medios que operaban bajo un sistema totalitario; ahora quieren cambiar a medios libres ¿con qué dinero? Urge que la Ley anunciada por Villamil se ejecute ya; y que la ley respalde a los medios permitiéndoles buscar recursos de iniciativas privadas, que no quiere decir que privaticen, si no que busquen otras formas de financiamiento bajo una regulación más favorable para nuestros canales públicos. No queremos que Reactor (y las demás emisoras del IMER) se convierta en una lista de Spotify al aire.

Por: Mtra. Diana Juárez Torres. Académica de Comunicación en la Universidad Iberoamericana.

En el 40 aniversario de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), en la mesa de medios públicos, en la que participó Aleida Calleja, directora del IMER, expuso un panorama deplorable de la estación donde el estudio A, uno de los favoritos de Alondra de la Parra estaba en decadencia, pero en el foro nunca nos imaginamos que dicho panorama también recayera en los sueldos de sus colaboradores. En la mesa; al que también asistió Jenaro Villamil, director del Sistema Púbico de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), compartió que se iba a buscar la aprobación de una Ley Federal para que el sistema de medios públicos tuviera más presupuesto ¿qué ha pasado con esa ley?

¿En dónde se refugiarán las audiencias de Reactor 105.7 FM y el resto de emisoras del IMER? El recorte presupuestal que ha padecido esta estación radiofónica es resultado de una política de “austeridad” que encabeza el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Acaso el gobierno no se ha cuestionado sobre la importancia de los medios para la democracia. Argumento trillado y a veces tan escuchado, pero no comprendido.

Una democracia da voz a las diferentes voces y el Estado debe proveer y apoyar a los ciudadanos, iniciativas, entre ellos a los medios públicos. Reactor respondía a una audiencia joven, ofrecía espacios a voces, expresiones, opiniones, es decir, era un espacio de expresión el cual requiere una sociedad. Esta estación fue la primera en resentir los recortes presupuestales que han acorralado al Instituto Mexicano de la Radio (IMER) encabezado por Aleida Calleja, ¿y después, quién seguirá?

Los medios de comunicación no son canales de “música continua” son espacio s donde se deben abrir canales de debate, de apertura a la opinión pública que responda a las audiencias que están conformando la sociedad de México.

Los nuevos directores de los medios públicos señalaron que recibieron unos medios devastados por la anterior administración y los despidos son de aquellas personas que estaban trabajando por honorarios ¿ahora, se contratara personal? Dichas medidas recaen para evitar la triangulación de dinero, acto que caracterizó al gobierno de Peña Nieto, en el que se contrataba a terceros para la generación de servicios, proceso que se prestaba para el desvió de recursos; medida que nos ha dejado ver los primeros despidos de estos trabajadores.

De acuerdo con los directivos en aquella mesa, los medios públicos se habían convertido en ecos de la voz del gobierno, es decir, medios que operaban bajo un sistema totalitario; ahora quieren cambiar a medios libres ¿con qué dinero? Urge que la Ley anunciada por Villamil se ejecute ya; y que la ley respalde a los medios permitiéndoles buscar recursos de iniciativas privadas, que no quiere decir que privaticen, si no que busquen otras formas de financiamiento bajo una regulación más favorable para nuestros canales públicos. No queremos que Reactor (y las demás emisoras del IMER) se convierta en una lista de Spotify al aire.