En 2002, la ONU aprobó fijar el Día Internacional de la Administración Pública para celebrarse cada 23 de junio. En este año, dedicado a agradecer y honrar a todos las personas que están en esa primera línea de respuesta frente al COVID-19, las celebraciones han girado en torno a la labor del servicio público de salud, y el país anfitrión, Corea del Sur, preparó un programa con actividades virtuales (15 al 30 de junio) enfocadas en la materia.
La Administración Pública es mucho más que organigramas y normatividad aplicable. Es el cuerpo operativo del trabajo gubernamental, esencial para ejecutar planes y programas de política pública, para procurar el desarrollo y mejorar la calidad de vida de las personas. Es la herramienta que permite que las instituciones del Estado se actualicen y adecuen a las necesidades de la sociedad, y trabajen en conjunto con la ciudadanía y el sector privado.
Estoy convencida de que la mayoría de los servidores públicos en México trabaja con integridad, vocación y profesionalismo, y su desempeño difiere del estereotipo de burócrata ineficiente y corrupto que tenemos en el imaginario social. La metodología para el ejercicio del quehacer gubernamental ha evolucionado desde una administración de recursos, a un enfoque para obtener resultados que ahora también busca generar Valor Público.
Diversas instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial han estudiado las mejores prácticas que dirigen a los países hacia el buen gobierno. Según cifras del reporte “Panorama de las Administraciones Públicas: América Latina y el Caribe, 2020” de la OCDE, México destaca por promover la transparencia presupuestaria y tiene uno de los sistemas regulatorios más completos e integrales. También se encuentra por encima del promedio respecto a Datos Abiertos, sin embargo, la debilidad en el Estado de Derecho es uno de los retos para la administración del país, así como mejorar la calidad de los servicios y reducir las desigualdades.
Aunque en el servicio público exista una proporción relativamente equitativa entre mujeres y hombres contratados, la desigualdad es vertical en términos de el acceso a plazas de mando y toma de decisiones. Ahí es donde necesitamos diseñar medidas para hacer efectiva la paridad y la igualdad sustantiva. Es importante reformar los mecanismos de reclutamiento del servicio público en general y atender la brecha de género entre otras desigualdades, para mejorar la calidad de los profesionales al servicio del estado y de la sociedad.
Frente a la necesidad de ajustarse a un nuevo paradigma, la administración pública debe mantener condiciones dignas aprovechar el desarrollo de TIC’s y continuar beneficiando a la sociedad. Como propone la ONU, “Sin la modernización y transformación de la administración pública para adaptarse a las necesidades de hoy, será imposible lograr un futuro mejor para todos”.
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@ClauCorichi
