/ viernes 27 de octubre de 2017

Afanes de independencia

Crecientemente estamos observando cómo el mundo se divide, los países, las sociedades, los gobiernos, las familias, y con ello se evapora la posibilidad de tejer lazos que cada vez nos hagan más fuertes. Hagamos un breve recuento de todos los movimientos independentistas o nacionalistas que han surgido últimamente: primero el Brexit en el Reino Unido, por medio del cual habrán de abandonar a la Unión Europea; posteriormente la elección en Estados Unidos, que mostró una de las facetas más divisorias y menos tolerantes de la sociedad de aquel país; ahora vemos que la región de Cataluña, en España, ha declarado su independencia y busca ser una república autónoma. La última es la más reciente. Y no será la primera vez que una provincia busque independizarse de un país (por ejemplo, la provincia francesa de Quebec en Canadá también lo buscó en algún momento).

¿Qué está pasando en el mundo que los movimientos de independencia son cada vez más frecuentes, más profundos, menos tolerantes y más explosivos? La respuesta no es automática y tampoco es una sola. Son varias razones y cada país o cada región tiene sus propios problemas. Lo que sí podemos apuntar con certeza es que el temor de lo desconocido, la inclusión de todo aquel que es o piensa de forma diferente, y sobre todo, la preservación del status-quo (que en muchas ocasiones significa privilegios) nos lleva a elegir gobernantes, gobiernos, políticas o movimientos de independencia nacionalistas, o simplemente de extremos políticos (izquierda o derecha) que son radicales.

¿Cuál es el riesgo que veo en México? Si bien, nuestro problema no es racial, como en nuestro vecino del norte, o bien, de afanes autonómicos, como en Cataluña, tenemos un germen de división que está allí, latente y durmiendo en lo más profundo de nuestra sociedad: la desigualdad entre ricos y pobres. México es uno de los países más inequitativos en la distribución de la riqueza y en muchas ocasiones ello se debe a la corrupción, a los privilegios de unos cuantos, y a la preservación del status-quo que nos rige actualmente. La falta de oportunidades reales, de empleo, de transparencia, de ética gubernamental y en los negocios nos ha convertido en un país que recurre a la violencia para hacerse de las oportunidades que se cierran por otras razones. La principal raíz de la inseguridad y el crimen es, entre otras cosas, la desigualdad y la enorme brecha entre ricos y pobres. Así, tal cual. No le demos demasiadas vueltas.

En un momento en que las sociedades, gobiernos y países se dividen por muchas razones, y en tanto pareciera que no hay consecuencias por tal motivo, no podemos permitir que México, ante su fragilidad actual, se divida aún más. Necesitamos certidumbre, oportunidades, transparencia y ética tanto en el gobierno como en la sociedad. Uno es reflejo del otro. No hagamos aún más grande la brecha que nos divide porque llegará un punto en que se volverá infranqueable y sin solución posible. No tomemos decisiones apresuradas que solamente nos coloquen en un estado de mayor vulnerabilidad, no normalicemos la violencia y la corrupción como parte de nuestro estilo de vida y de nuestra cultura, que para eso tenemos tradiciones milenarias y llenas de color. Pensemos mejor en cómo generar las oportunidades necesarias para que México no se divida más.

 

@fedeling

Crecientemente estamos observando cómo el mundo se divide, los países, las sociedades, los gobiernos, las familias, y con ello se evapora la posibilidad de tejer lazos que cada vez nos hagan más fuertes. Hagamos un breve recuento de todos los movimientos independentistas o nacionalistas que han surgido últimamente: primero el Brexit en el Reino Unido, por medio del cual habrán de abandonar a la Unión Europea; posteriormente la elección en Estados Unidos, que mostró una de las facetas más divisorias y menos tolerantes de la sociedad de aquel país; ahora vemos que la región de Cataluña, en España, ha declarado su independencia y busca ser una república autónoma. La última es la más reciente. Y no será la primera vez que una provincia busque independizarse de un país (por ejemplo, la provincia francesa de Quebec en Canadá también lo buscó en algún momento).

¿Qué está pasando en el mundo que los movimientos de independencia son cada vez más frecuentes, más profundos, menos tolerantes y más explosivos? La respuesta no es automática y tampoco es una sola. Son varias razones y cada país o cada región tiene sus propios problemas. Lo que sí podemos apuntar con certeza es que el temor de lo desconocido, la inclusión de todo aquel que es o piensa de forma diferente, y sobre todo, la preservación del status-quo (que en muchas ocasiones significa privilegios) nos lleva a elegir gobernantes, gobiernos, políticas o movimientos de independencia nacionalistas, o simplemente de extremos políticos (izquierda o derecha) que son radicales.

¿Cuál es el riesgo que veo en México? Si bien, nuestro problema no es racial, como en nuestro vecino del norte, o bien, de afanes autonómicos, como en Cataluña, tenemos un germen de división que está allí, latente y durmiendo en lo más profundo de nuestra sociedad: la desigualdad entre ricos y pobres. México es uno de los países más inequitativos en la distribución de la riqueza y en muchas ocasiones ello se debe a la corrupción, a los privilegios de unos cuantos, y a la preservación del status-quo que nos rige actualmente. La falta de oportunidades reales, de empleo, de transparencia, de ética gubernamental y en los negocios nos ha convertido en un país que recurre a la violencia para hacerse de las oportunidades que se cierran por otras razones. La principal raíz de la inseguridad y el crimen es, entre otras cosas, la desigualdad y la enorme brecha entre ricos y pobres. Así, tal cual. No le demos demasiadas vueltas.

En un momento en que las sociedades, gobiernos y países se dividen por muchas razones, y en tanto pareciera que no hay consecuencias por tal motivo, no podemos permitir que México, ante su fragilidad actual, se divida aún más. Necesitamos certidumbre, oportunidades, transparencia y ética tanto en el gobierno como en la sociedad. Uno es reflejo del otro. No hagamos aún más grande la brecha que nos divide porque llegará un punto en que se volverá infranqueable y sin solución posible. No tomemos decisiones apresuradas que solamente nos coloquen en un estado de mayor vulnerabilidad, no normalicemos la violencia y la corrupción como parte de nuestro estilo de vida y de nuestra cultura, que para eso tenemos tradiciones milenarias y llenas de color. Pensemos mejor en cómo generar las oportunidades necesarias para que México no se divida más.

 

@fedeling