Conmovedor hasta las lágrimas el mensaje de Andrés Manuel López Obrador a Claudia Sheinbaum, ahora presidenta electa, que confirma lo que dijimos en reiteradas ocasiones en esta columna prácticamente desde que arrancó el sexenio de la 4T, cuando los malosos de malolandia, algunos de ellos integrantes del “gabinete de tiliches”, comentaban la predilección del presidente hacia señora.
“Aunque pienso igual que tu sobre que el poder es humildad, la verdad, la verdad estoy muy orgulloso. Tu eres lo mejor que le ha pasado al país en estos tiempos. ¡No cabe duda de que México y su pueblo están benditos!”, dice Claudia que le dijo el líder de masas e ídolo de multitudes. Y ella, con esa humildad que le caracteriza, compartió sus sentimientos confesando: “Cuando el presidente López Obrador me envió este mensaje el miércoles por la noche, se llenaron los ojos de lágrimas por la emoción de recibir el reconocimiento por parte de un hombre al que siempre he admirado como un gran dirigente y como gran presidente”.
A muchos millones de mexicanos no se les llenaron los ojos de lágrimas, sino que lloraron a moco tendido, pero no por la felicidad que les causó el triunfo de Claudia Sheinbaum, sino por el temor de que vivamos otro sexenio de miedo y muerte, y que la inseguridad, la violencia, la corrupción y la miseria sigan cabalgando como los Cuatro jinetes del apocalipsis.
Los integrantes del sector privado, que según algunos analistas financieros y bursátiles podría ser el contrapeso después de la “madriza” que los de Morena le pusieron al PRIAN en las elecciones, también lloraron, pero de miedo porque la “aplanadora” guinda en el Congreso apruebe todas las reformas que dejó pendientes el Ejecutivo, empezando por la del Poder Judicial de la Federación.
Entre el llanto de felicidad, la incertidumbre y el miedo de algunos sectores a lo que viene en los próximos seis años, y la intervención del secretario de Hacienda “florero” para intentar calmar el nerviosismo en los mercados financieros, transcurrió la primera semana postelectoral. Vamos a ver qué sigue en los próximos días; si Claudia Sheinbaum logra calmar los ánimos y “amarrarles la lengua” a sus diputados y senadores que van a dirigir sendas cámaras, o si deja que hagan los que se les pegue su gana después de su holgado triunfo, y llega al primero de octubre con un país sumido en las turbulencias económicas, financieras y políticas.
Cuéntaselo a quien más confianza le tengas, fue la recomendación. Manlio Fabio Beltrones estaba en el lugar 5 de la lista de senadores por partido, todos, incluido él, “estábanos seguros” que entraba. Pero le pareció mejor ir por tierra. La agrupación de partidos en dos grandes bloques le permitiría ganar la primera minoría fácilmente, todo era cuestión de que en la distribución le tocara Sonora al PRI y que la primera fórmula fuera hombre. Lo logró, y ya es senador por primera minoría.
Cuando salen las listas de los senadores del PRI que entran vía partido, sólo ingresan cuatro; Manlio no hubiera entrado si se queda esperando la plurinominal; antes que él estaba, en primer lugar “Alito”, en segundo Carolina Vigiano, y en tercero y cuarto un par de damitas desconocidas, y en quinto Beltrones. ¡Está de regreso el “Jefe de jefes”, festejan sus seguidores!