La Ciudad de México es una de las urbes más grandes del mundo y, como toda Megalópolis, enfrenta importantes desafíos para mantener un óptimo desarrollo a largo plazo, sin comprometer su patrimonio natural.
Lo anterior toma más sentido si consideramos que la mayor parte del territorio de la ciudad lo conforma el suelo de conservación. En efecto, 59% de su territorio tiene esta característica lo cual es un dato que, a pesar de su relevancia y de manera sorprendente, desconoce la gran mayoría de sus habitantes.
La importancia del suelo de conservación radica en que, por sus características ecológicas, provee servicios hidrológicos y ambientales imprescindibles para el mantenimiento de la calidad de vida de las personas, así como el desarrollo económico y social, y la seguridad hídrica de la Ciudad de México.
Debemos, por tanto, ser conscientes de su vital valor y de la relevancia de impulsar acciones e inversiones para preservar y conservar ecosistemas naturales como bosques, pastizales, pedregales, y cuerpos de agua que se encuentran principalmente en la zona sur de la Ciudad en las alcaldías de Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.
No olvidemos que más de la mitad del agua que se consume en la Ciudad de México proviene del acuífero y que el suelo de conservación es su principal fuente de recarga, con un volumen de infiltración estimado entre 180 y 210 millones de metros cúbicos al año.
Lamentablemente se estima que, cada año, se pierden entre 150 a 200 hectáreas de suelo de conservación, lo que compromete la recarga del acuífero y afecta otros servicios ambientales como la captación e infiltración de agua, control y regulación de inundaciones, retención de suelos, calidad del aire, regulación del clima, así como la captura de carbono y de contaminantes.
Por tanto, el crecimiento urbano, los asentamientos irregulares, la tala ilegal, la deforestación, los incendios, las malas prácticas agropecuarias y la invasión del suelo de conservación representan un serio problema y uno de los grandes retos para la Ciudad por la consecuente degradación de dichos servicios ambientales. Según estimaciones de la autoridad, cada hectárea urbanizada en el suelo de conservación, priva 2.5 millones de litros de agua al año.
Con lo anterior en mente Agua Capital, el Fondo de Agua de la Ciudad de México, trabaja articulando esfuerzos de distintos actores, e impulsando acciones y mecanismos en suelo de conservación con enfoque en soluciones basadas en la naturaleza que contribuyan a proteger y conservar este valioso territorio.
Debemos siempre recordar que la seguridad hídrica a largo plazo de la Ciudad de México, depende en gran medida de la preservación y protección del suelo de conservación.
Director Ejecutivo de Agua Capital