/ miércoles 13 de marzo de 2019

Aguas Profundas | La trampa de Dos Bocas

Los planes de la refinería de Dos Bocas tienen varios problemas. De entrada, la concepción del proyecto está pensada en un tipo que ya no existe y la persona a cargo es José Alberto Celestinos Isaacs, un consultor privado desde 1994 (Consultoría Celestinos), ingeniero químico que fue coordinador ejecutivo de la dirección general de Pemex en la época de Juan José Suárez Coppel.

El problema es de concepción. Su idea es usar el proyecto de 2009 para construir la que iba a ser la nueva refinería pegada a Tula: La Bicentenario, aunque con varios cambios que no han sido redimensionados correctamente.

El consultor quiere un sólo tren de refinación de 350 mil barriles diarios de capacidad y aunque le han recomendado que mejor se hagan dos trenes para cuando no haya materia prima, no hay cambio en ese criterio, pese a que no hay, en este momento, producción de aceite, y para alcanzar la capacidad deseada se requerirá importar crudo ligero.

Es decir, la refinería de Dos Bocas trabajaría con petróleo importado para ser viable.

Otros problemas están relacionados con el proyecto y el costo. La estimación en la campaña es que el Plan de Desarrollo del sistema Nacional de Refinación costaría entre 10 mil y 12 mil millones de dólares. Ayer dijo que costaría ocho mil millones, tres mil millones más respecto al último anuncio, pero el doble de lo que había dicho que costaría. Poco a poco, el mundo real se impone. ¿Cuál es el numero real? A cómo se están las cosas, 10 mil millones de dólares no es una cifra tan disparada.

El otro problema es la Tasa Interna de Retorno (TIR). La información disponible habla de una TIR entre 12 y 13 por ciento, lo que podría haber sido viable, pero en el mercado esperan montos mucho más bajos.

¿Qué más tiene en la panza el proyecto de Dos Bocas? Bueno, hay una discusión, no sabemos si muy sana o no, sobre la cantidad de hidrodesulfuradoras a utilizar. De nueva cuenta, los cálculos entre lo que se quiere hacer y el proyecto, frente a las necesidades reales hablan de una diferencia importante y la disparidad parte del plan de la Bicentenario y cuántas se iban a usar. Los expertos dicen que se van a necesitar más de las planeadas y lo mismo ocurre con los tanques de almacenamiento, que podrían ser seis.

El proyecto se va a dividir en al menos seis unidades y lo que se presentará el 18 de marzo es quien será el encargado del proyecto porque, vale la pena recordarlo, la nueva refinería es un encargo hecho a Rocío Nahle, secretaria de Energía; y la obra será, en todo caso, supervisada por Pemex, de Octavio Romero.

Existe, dicen, la posibilidad de que la licitación se organice y desarrolle desde la Secretaría de Energía, por eso la seguridad presidencial de que el proyecto se llevará a cabo.

El caso es que el proyecto más rudo del sexenio, más allá de si hay dinero en Pemex para hacerlo, deberá resolver mil dudas. La primera de ellas: ¿quién está a cargo? Si es Rocío Nahle pues es buen momento para empezar a hablar de la Fibra Energética que van a tener que lanzar para financiar el proyecto.

Los planes de la refinería de Dos Bocas tienen varios problemas. De entrada, la concepción del proyecto está pensada en un tipo que ya no existe y la persona a cargo es José Alberto Celestinos Isaacs, un consultor privado desde 1994 (Consultoría Celestinos), ingeniero químico que fue coordinador ejecutivo de la dirección general de Pemex en la época de Juan José Suárez Coppel.

El problema es de concepción. Su idea es usar el proyecto de 2009 para construir la que iba a ser la nueva refinería pegada a Tula: La Bicentenario, aunque con varios cambios que no han sido redimensionados correctamente.

El consultor quiere un sólo tren de refinación de 350 mil barriles diarios de capacidad y aunque le han recomendado que mejor se hagan dos trenes para cuando no haya materia prima, no hay cambio en ese criterio, pese a que no hay, en este momento, producción de aceite, y para alcanzar la capacidad deseada se requerirá importar crudo ligero.

Es decir, la refinería de Dos Bocas trabajaría con petróleo importado para ser viable.

Otros problemas están relacionados con el proyecto y el costo. La estimación en la campaña es que el Plan de Desarrollo del sistema Nacional de Refinación costaría entre 10 mil y 12 mil millones de dólares. Ayer dijo que costaría ocho mil millones, tres mil millones más respecto al último anuncio, pero el doble de lo que había dicho que costaría. Poco a poco, el mundo real se impone. ¿Cuál es el numero real? A cómo se están las cosas, 10 mil millones de dólares no es una cifra tan disparada.

El otro problema es la Tasa Interna de Retorno (TIR). La información disponible habla de una TIR entre 12 y 13 por ciento, lo que podría haber sido viable, pero en el mercado esperan montos mucho más bajos.

¿Qué más tiene en la panza el proyecto de Dos Bocas? Bueno, hay una discusión, no sabemos si muy sana o no, sobre la cantidad de hidrodesulfuradoras a utilizar. De nueva cuenta, los cálculos entre lo que se quiere hacer y el proyecto, frente a las necesidades reales hablan de una diferencia importante y la disparidad parte del plan de la Bicentenario y cuántas se iban a usar. Los expertos dicen que se van a necesitar más de las planeadas y lo mismo ocurre con los tanques de almacenamiento, que podrían ser seis.

El proyecto se va a dividir en al menos seis unidades y lo que se presentará el 18 de marzo es quien será el encargado del proyecto porque, vale la pena recordarlo, la nueva refinería es un encargo hecho a Rocío Nahle, secretaria de Energía; y la obra será, en todo caso, supervisada por Pemex, de Octavio Romero.

Existe, dicen, la posibilidad de que la licitación se organice y desarrolle desde la Secretaría de Energía, por eso la seguridad presidencial de que el proyecto se llevará a cabo.

El caso es que el proyecto más rudo del sexenio, más allá de si hay dinero en Pemex para hacerlo, deberá resolver mil dudas. La primera de ellas: ¿quién está a cargo? Si es Rocío Nahle pues es buen momento para empezar a hablar de la Fibra Energética que van a tener que lanzar para financiar el proyecto.