/ miércoles 9 de enero de 2019

Aguas Profundas | Pemex 2004

¿Quiere el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, resolver la bronca que tiene de abasto en el centro-occidente del país? Lo único que tiene que hacer es voltear al SAE, por ejemplo, donde está Moisés Orozco, quien estaba en el SAT como administrador general de hidrocarburos, pero antes fue subdirector comercial de Pemex Refinación.

También puede echar mano de Roberto Revilla Ostos, que está a cargo de las tiendas del ISSSTE en el nuevo gobierno, pero que estuvo a cargo de lo que hoy es Pemex Logística, además conoce en su totalidad el tejemaneje de los sindicalizados. Entonces, pues, lo único que tiene que hacer es recuperarlos.

Estos dos funcionarios federales son expertos en la logística de Pemex, también son incluso amigos de José Antonio Meade, pero eso es lo de menos. Antes estaban en Pemex y hoy siguen en el gobierno.

Hay tres elementos que deben ser tomados en cuenta: si bien el diagnóstico podría ser el correcto, la solución ofrecida no lo es, porque no hay suficientes pipas para el operativo requerido.

Necesitan mayor control sobre las órdenes de compra/ facturas emitidas para la salida de producto de las refinerías y terminales. La realidad es que al menos 50% del producto perdido sale por ahí y eso es porque con una sola nota de venta amparan hasta cinco viajes y sólo cobran uno.

Finalmente, el sindicato decidió no moverse, dejó que la administración se hiciera bolas sola. Brazos caídos y voltear para el otro lado, por eso hay tantos problemas.

Hoy se repite la historia de 2004, cuando Juan Bueno Torio estaba al frente de Pemex Refinación, y Alejandro Gertz Manero lideraba la Secretaría de Seguridad Pública: cerrar ductos, frenar robo y abastecer con pipas.

La bronca que no midieron es el consumo actual, y el impacto negativo en la economía. Buzos.

1.- ¿Qué va a pasar con Fernando León Trauwitz, exsubdirector de Seguridad Física de Pemex en el pasado sexenio? La realidad es que fue uno de los más consentidos por el gobierno anterior, luego de que fue el jefe de escoltas de Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador y aspiraba a ser Jefe del Estado Mayor, pero no pudo porque su grado máximo era coronel.

Sin embargo, en Pemex consiguió que la gerencia se convirtiera en subdirección, que dependiera de la Dirección de Administración y no del director general. En los hechos sólo le respondía al presidente y por eso tuvo choques con Salvador Cienfuegos, entonces titular de Sedena. Se lo impusieron a Emilio Lozoya y a José Antonio González Anaya en Pemex, y con el primero fue cuando se hicieron las compras de aviones y helicópteros que quedaron bajo resguardo de la Fuerza Aérea.

Fernando León Trauwitz no dejó buenas migas en Pemex, no tejió alianzas en Sedena e incluso tuvo choques con el entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Que su nombre salga a la luz pública no es gratuito: una de las líneas de investigación lo involucra y antes de incluirlo fue consultado el general secretario, Crescencio Sandoval, quien dio luz verde.

La campaña sigue, al menos eso parece.

¿Quiere el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, resolver la bronca que tiene de abasto en el centro-occidente del país? Lo único que tiene que hacer es voltear al SAE, por ejemplo, donde está Moisés Orozco, quien estaba en el SAT como administrador general de hidrocarburos, pero antes fue subdirector comercial de Pemex Refinación.

También puede echar mano de Roberto Revilla Ostos, que está a cargo de las tiendas del ISSSTE en el nuevo gobierno, pero que estuvo a cargo de lo que hoy es Pemex Logística, además conoce en su totalidad el tejemaneje de los sindicalizados. Entonces, pues, lo único que tiene que hacer es recuperarlos.

Estos dos funcionarios federales son expertos en la logística de Pemex, también son incluso amigos de José Antonio Meade, pero eso es lo de menos. Antes estaban en Pemex y hoy siguen en el gobierno.

Hay tres elementos que deben ser tomados en cuenta: si bien el diagnóstico podría ser el correcto, la solución ofrecida no lo es, porque no hay suficientes pipas para el operativo requerido.

Necesitan mayor control sobre las órdenes de compra/ facturas emitidas para la salida de producto de las refinerías y terminales. La realidad es que al menos 50% del producto perdido sale por ahí y eso es porque con una sola nota de venta amparan hasta cinco viajes y sólo cobran uno.

Finalmente, el sindicato decidió no moverse, dejó que la administración se hiciera bolas sola. Brazos caídos y voltear para el otro lado, por eso hay tantos problemas.

Hoy se repite la historia de 2004, cuando Juan Bueno Torio estaba al frente de Pemex Refinación, y Alejandro Gertz Manero lideraba la Secretaría de Seguridad Pública: cerrar ductos, frenar robo y abastecer con pipas.

La bronca que no midieron es el consumo actual, y el impacto negativo en la economía. Buzos.

1.- ¿Qué va a pasar con Fernando León Trauwitz, exsubdirector de Seguridad Física de Pemex en el pasado sexenio? La realidad es que fue uno de los más consentidos por el gobierno anterior, luego de que fue el jefe de escoltas de Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador y aspiraba a ser Jefe del Estado Mayor, pero no pudo porque su grado máximo era coronel.

Sin embargo, en Pemex consiguió que la gerencia se convirtiera en subdirección, que dependiera de la Dirección de Administración y no del director general. En los hechos sólo le respondía al presidente y por eso tuvo choques con Salvador Cienfuegos, entonces titular de Sedena. Se lo impusieron a Emilio Lozoya y a José Antonio González Anaya en Pemex, y con el primero fue cuando se hicieron las compras de aviones y helicópteros que quedaron bajo resguardo de la Fuerza Aérea.

Fernando León Trauwitz no dejó buenas migas en Pemex, no tejió alianzas en Sedena e incluso tuvo choques con el entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Que su nombre salga a la luz pública no es gratuito: una de las líneas de investigación lo involucra y antes de incluirlo fue consultado el general secretario, Crescencio Sandoval, quien dio luz verde.

La campaña sigue, al menos eso parece.