México está tan cerca y a la vez tan lejos del Mundial de Qatar 2022, líder en las eliminatorias de la Concacaf, pero con un funcionamiento sin variantes y que genera muchas dudas. Después de dos años, Gerardo Martino no ha logrado un estilo de juego efectivo. El camino parece despejado, pero no sabemos qué sorpresas nos depare.
La Selección de México es líder en la clasificación de las eliminatorias de la Concacaf rumbo al Mundial de Qatar 2022, algo que me alegra, aunque no sin dejar de mostrar mi preocupación por el mal funcionamiento que vimos en los dos primeros partidos del octagonal, frente a Jamaica y Costa Rica.
Hace casi un año comenté en este espacio que México había dado en el clavo para que su cambio generacional no fuera traumático, con jugadores que tienen el deseo y la experiencia necesaria para guiar a los jóvenes, como es el caso del delantero Jesús Corona, el mejor jugador de la Liga portuguesa, en una temporada en la que incluso tuvo que adaptarse a desempeñarse en la zona defensiva.
Entonces, era el momento indicado, con margen suficiente para definir al equipo, darle continuidad y encontrar un estilo de juego efectivo.
Hoy, ya con las eliminatorias mundialistas en juego, penosamente no se ha logrado ni lo uno ni lo otro.
No estábamos para echar campanas al vuelo y tampoco lo estamos ahora, de cara al partido de mañana en contra de Panamá, correspondiente a la fecha 3.
El anhelado quinto partido en la Copa del Mundo parece muy lejano si nos basamos en lo que vimos durante los trabados triunfos de 2-1 ante Jamaica y 0-1 contra Costa Rica.
Más allá de ciertos desajustes defensivos, el principal problema está en la delantera, en la que Rogelio Funes Mori tiene cada vez mayor presión, algo que debió evitarse a toda costa.
Está claro que el argentino, quien recientemente obtuvo la doble nacionalidad, no es la solución, aunque eso no quiere decir que no sea un jugador de Selección Nacional, porque calidad tiene, como lo ha demostrado con los Rayados de Monterrey.
No podemos tapar el sol con un dedo, y en ese sentido, Rogelio ha fallado ocasiones inmejorables para aumentar su cuenta con la Selección Mexicana, que hasta ahora es de cuatro goles en nueve partidos, los últimos cuatro sin anotar.
Tendría más ocasiones si el planteamiento fuera el correcto, porque tampoco podemos negar que el combinado dirigido por Gerardo Martino no tiene variantes para sorprender al rival, sobre todo cuando éste se encierra en su área a la espera de un contragolpe.
Incluso hay momentos en los que ni siquiera se tiene una idea clara de juego, más allá de la falta que hacen algunos jugadores que no pudieron responder al llamado en esta Fecha FIFA de septiembre, que comprende tres encuentros de suma importancia, independientemente de la jerarquía del rival.
Uno de ellos es Hirving Lozano, quien prefirió darse un respiro en este inicio de temporada. Y no lo culpo, después de la violenta entrada que sufrió durante el primer partido de la Copa Oro, frente a Trinidad y Tobado.
Un hecho que demuestra lo perjudicial que puede resultar disputar este torneo, sin ningún beneficio deportivo y que lo único que provoca es que la Concacaf le siga cortando las alas al prohibirle participar en la Copa América, como anteriormente lo hacía.
En ese torneo sí que había crecimiento futbolístico, con rivales como Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia.
Ese sí era un reto de verdad, no como el tener que cuidarte de entradas desleales por parte del rival.
El delantero del Napoli necesitaba tiempo para recuperarse físicamente después de la terrible lesión, pero es consciente de la importancia que representa en la Selección Nacional.
Existe el compromiso, como el del resto de los convocados, pero sin un planteamiento táctico adecuado, es difícil imponer condiciones.
Ante Panamá, México debe ganar y convencer sin mayor inconveniente, debido a la distancia futbolística que existe entre ambos combinados.
Basta con decir que Jesús Corona está valuado en 35.61 millones de dólares; mientras que toda la plantilla de Panamá tiene un valor cercano a los 18 millones de dólares.
¡Que te lo digo yo!