/ martes 25 de agosto de 2020

Ajo y Agua | La mezcla perfecta

Bayern Múnich saborea la mejor época en toda su historia. Jugadores, cuerpo técnico y directiva, con ese toque tan característico del futbol alemán, integraron poco a poco todos los ingredientes que lo llevaron a mejorar la receta del éxito a corto, mediano y largo plazo.

Nunca antes un equipo había ganado la Champions League con tanta autoridad como el domingo lo hizo el Bayern Múnich.

Porque aunque es cierto que el encuentro frente al París Saint Germain no fue tan espectacular como se esperaba, dado que se resolvió con la mínima en el marcador, también lo es que el club alemán dominó el torneo continental de principio a fin.

Ganó los 11 partidos que disputó, muchos de ellos con gran solvencia, lo que le permitió llegar a 43 goles, registro histórico en la competición más importante a nivel de clubes en todo el mundo.

La conquista del domingo, en Lisboa, fue de un auténtico equipo, aunque con la ayuda de un par de individualidades. La mezcla perfecta, representada en la experiencia del portero alemán Manuel Neuer y en la juventud del delantero francés Kingsley Coman.

Neuer frustró los intentos de Neymar y Kylian Mbappé, por quienes el París Saint Germain pagó, hace ya tres años, más de 400 millones de euros, con la firme intención de ganar su primer título en la Champions League, la gran ambición de sus propietarios qataríes.

Coman, por su parte, anotó el gol del triunfo ante el equipo que en 2004 lo dejó ir completamente gratis a la Juventus, tras no renovarle su contrato.

Fueron siete años los que el Bayern Múnich tuvo que esperar para sumar su sexto título en la Champions League, pero durante todo este tiempo cocinó, a fuego lento, al equipo que hoy se erige como el campeón de Europa.

La receta indica que el cambio generacional es el molde del éxito, sin embargo, la transición no siempre es fácil.

Sin ningún fichaje espectacular, la salida de Arjen Robben, Franck Ribéry, Philipp Lahm y Bastian Schweinsteiger hizo pensar que había llegado el final de una gran época, pero la directiva ya tenía preparada otra generación igual de talentosa, conformada por Serge Gnabry, Niklas Süle, Leon Goretzka, Joshua Kimmich, autor de la asistencia para gol ante el París SaintGermain, y el propio Kingsley Coman, quien llegó proveniente de la Juventus, cedido por dos temporadas, para ser el reemplazo de Robben y Ribéry, quienes, por su edad, eran muy propensos a las lesiones.

Pero estos jóvenes talentos no cargaron con la enorme responsabilidad que conlleva portar la playera del poderosos Bayern Múnich, campeón de las ocho últimas Ligas alemanas y de las seis últimas Copas de Alemania.

Junto a ellos estuvieron los veteranos Thomas Müller, Robert Lewandowski, David Alaba, Jerome Boateng y Neuer, quienes también formaron parte de aquel equipo que en 2013 logró el primero de los dos tripletes del club, con el título de la Champions League, la Liga y la Copa de Alemania.

En 120 años de historia, el Bayern Múnich nunca había sido tan poderoso.

Ese es el resultado del trabajo en equipo, pero, sobre todo, de la planeación a corto, mediano y largo plazo, para dar continuidad a un proyecto que, en el caso del Bayern Múnich, debió contar con un retoque, en noviembre, con la llegada de Hans Dieter Flick, en sustitución de Niko Kovac, con quien el equipo había caído en el exceso de confianza, al grado de creer que eran invencibles.

Mención aparte merece Flick, quien ganó la Champions League en su primera experiencia como técnico de Primera División, al igual que Josep Guardiola, con el Barcelona, en 2009; y que Zinedine Zidane, con el Real Madrid, en 2016.

¡Que te lo digo yo!

Bayern Múnich saborea la mejor época en toda su historia. Jugadores, cuerpo técnico y directiva, con ese toque tan característico del futbol alemán, integraron poco a poco todos los ingredientes que lo llevaron a mejorar la receta del éxito a corto, mediano y largo plazo.

Nunca antes un equipo había ganado la Champions League con tanta autoridad como el domingo lo hizo el Bayern Múnich.

Porque aunque es cierto que el encuentro frente al París Saint Germain no fue tan espectacular como se esperaba, dado que se resolvió con la mínima en el marcador, también lo es que el club alemán dominó el torneo continental de principio a fin.

Ganó los 11 partidos que disputó, muchos de ellos con gran solvencia, lo que le permitió llegar a 43 goles, registro histórico en la competición más importante a nivel de clubes en todo el mundo.

La conquista del domingo, en Lisboa, fue de un auténtico equipo, aunque con la ayuda de un par de individualidades. La mezcla perfecta, representada en la experiencia del portero alemán Manuel Neuer y en la juventud del delantero francés Kingsley Coman.

Neuer frustró los intentos de Neymar y Kylian Mbappé, por quienes el París Saint Germain pagó, hace ya tres años, más de 400 millones de euros, con la firme intención de ganar su primer título en la Champions League, la gran ambición de sus propietarios qataríes.

Coman, por su parte, anotó el gol del triunfo ante el equipo que en 2004 lo dejó ir completamente gratis a la Juventus, tras no renovarle su contrato.

Fueron siete años los que el Bayern Múnich tuvo que esperar para sumar su sexto título en la Champions League, pero durante todo este tiempo cocinó, a fuego lento, al equipo que hoy se erige como el campeón de Europa.

La receta indica que el cambio generacional es el molde del éxito, sin embargo, la transición no siempre es fácil.

Sin ningún fichaje espectacular, la salida de Arjen Robben, Franck Ribéry, Philipp Lahm y Bastian Schweinsteiger hizo pensar que había llegado el final de una gran época, pero la directiva ya tenía preparada otra generación igual de talentosa, conformada por Serge Gnabry, Niklas Süle, Leon Goretzka, Joshua Kimmich, autor de la asistencia para gol ante el París SaintGermain, y el propio Kingsley Coman, quien llegó proveniente de la Juventus, cedido por dos temporadas, para ser el reemplazo de Robben y Ribéry, quienes, por su edad, eran muy propensos a las lesiones.

Pero estos jóvenes talentos no cargaron con la enorme responsabilidad que conlleva portar la playera del poderosos Bayern Múnich, campeón de las ocho últimas Ligas alemanas y de las seis últimas Copas de Alemania.

Junto a ellos estuvieron los veteranos Thomas Müller, Robert Lewandowski, David Alaba, Jerome Boateng y Neuer, quienes también formaron parte de aquel equipo que en 2013 logró el primero de los dos tripletes del club, con el título de la Champions League, la Liga y la Copa de Alemania.

En 120 años de historia, el Bayern Múnich nunca había sido tan poderoso.

Ese es el resultado del trabajo en equipo, pero, sobre todo, de la planeación a corto, mediano y largo plazo, para dar continuidad a un proyecto que, en el caso del Bayern Múnich, debió contar con un retoque, en noviembre, con la llegada de Hans Dieter Flick, en sustitución de Niko Kovac, con quien el equipo había caído en el exceso de confianza, al grado de creer que eran invencibles.

Mención aparte merece Flick, quien ganó la Champions League en su primera experiencia como técnico de Primera División, al igual que Josep Guardiola, con el Barcelona, en 2009; y que Zinedine Zidane, con el Real Madrid, en 2016.

¡Que te lo digo yo!