/ martes 4 de junio de 2019

Ajo y Agua | La tercera, la vencida

Honor a quien honor merece. Y en esta ocasión hay que reconocer con todos los honores al Liverpool de Inglaterra, el nuevo campeón de Europa, tras imponerse en la gran final de la Champions League, frente al también inglés Tottenham.

Y es que el Liverpool reúne todos los elementos que en diferentes columnas hemos planteado, una buena gestión deportiva, encabezada por el técnico alemán Jürgen Klopp, quien logró acabar con la que ya parecía una maldición, luego de la final que el año pasado perdió contra el Real Madrid, además de aquella que dejó escapar cuando dirigía al Borussia Dortmund, frente al Bayern Múnich.

A eso hay que agregar y reconocer que los dirigentes del club siempre han estado respaldando al técnico en el buen funcionamiento del equipo, enfocados en proveer al plantel de grandes figuras.

Lo anterior permitió al Liverpool llegar a 97 puntos, una de las mejores marcas en los últimos años en la Liga inglesa, que no conquistó por un solo punto de diferencia con relación al Manchester City.

Tan sólo hay que mencionar que, si sumamos el valor de todos los jugadores del campeón Liverpool, estamos hablando de una plantilla de más de 900 millones de euros. Nada mal para el equipo que, en semifinales, hizo la hombrada de eliminar al Barcelona, cuyo valor es de 1,180 millones de euros. Eso nos da una idea del gran logro de Klopp y sus pupilos.

Otra cosa es el tema del Tottenham, que con méritos llegó hasta la final de Madrid 2019, pero también hay que decirlo, en las últimas rondas lo hizo gestando milagro tras milagro.

Y es que el técnico Mauricio Pochettino se quedó sin argumentos, luego de que su directiva decidió no fichar ni un refuerzo en el pasado mercado de invierno y tampoco en el de verano, para poder costear la construcción de su nuevo estadio.

Además, creo que Pochettino se equivocó en darle toda la responsabilidad a su estrella, Harry Kane, quien se acaba de recuperar de una lesión en el tobillo que sufrió en abril y, a la postre, pagaron las consecuencias; Kane no anduvo al 100% y el Tottenham no encontró la fórmula para superar al rival.

Si hubiera entrado Kane en el segundo tiempo, cuando las cosas se pusieran más complicadas y se viera la necesidad de utilizarlo, entonces era el momento ideal para no desgastarlo desde un inicio, aunque también estaba el riesgo de que se resintiera y perder un cambio, como le sucedió al brasileño Diego Costa, quien no quería perderse la final entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid en 2014, en Lisboa, donde el capricho del jugador en la gran final terminó perjudicando a su equipo. Costa Salió de cambio al minuto 9, lesionado.

No fue el caso de Kane, quien no se resintió, pero sí fue notorio que su estado de forma no era el idóneo para iniciar esa importante final.

Han pasado 14 años de que mi esposa y yo, junto con unos amigos, estábamos presenciando la final en el restaurante del hotel donde me concentraba con el Real Madrid cuando apenas me habían contratado. Y recordando viejos tiempos, presenciamos un partidazo emocionante, donde el Liverpool venció en penaltis al Milán. Fue una final espectacular, de esas que quedan muy bien registradas en la memoria.

Rafa Benítez era el técnico de aquel Liverpool, y eso me hizo recordar que en mis inicios como director técnico, Benítez, a quien conocí estando en el Real Madrid, estaba como técnico del segundo equipo, el Castilla, y hablé con él para invitarlo a trabajar conmigo y que fuera mi asistente. Rafa aceptó con gusto, pero cuando Pumas me llamó para darme la oportunidad de iniciar como timonel, cuando me comuniqué para darle la noticia y que se viniera a México conmigo y con los Pumas, él, con esas casualidades que luego se presentan en la vida, había recibido una invitación para dirigir al Valencia en ese momento.

Al no llevarse a efecto la unión con Rafa Benítez, que después ha logrado una brillante carrera como técnico, me sirvió para inclinarme por traer de asistente técnico a Sergio Egea, quien ha sido mi compañero en el inicio de esta bonita aventura como director técnico.

Pero hoy los reflectores están con Jürgen Klopp y el campeón Liverpool.

¡Que te lo digo yo!

Honor a quien honor merece. Y en esta ocasión hay que reconocer con todos los honores al Liverpool de Inglaterra, el nuevo campeón de Europa, tras imponerse en la gran final de la Champions League, frente al también inglés Tottenham.

Y es que el Liverpool reúne todos los elementos que en diferentes columnas hemos planteado, una buena gestión deportiva, encabezada por el técnico alemán Jürgen Klopp, quien logró acabar con la que ya parecía una maldición, luego de la final que el año pasado perdió contra el Real Madrid, además de aquella que dejó escapar cuando dirigía al Borussia Dortmund, frente al Bayern Múnich.

A eso hay que agregar y reconocer que los dirigentes del club siempre han estado respaldando al técnico en el buen funcionamiento del equipo, enfocados en proveer al plantel de grandes figuras.

Lo anterior permitió al Liverpool llegar a 97 puntos, una de las mejores marcas en los últimos años en la Liga inglesa, que no conquistó por un solo punto de diferencia con relación al Manchester City.

Tan sólo hay que mencionar que, si sumamos el valor de todos los jugadores del campeón Liverpool, estamos hablando de una plantilla de más de 900 millones de euros. Nada mal para el equipo que, en semifinales, hizo la hombrada de eliminar al Barcelona, cuyo valor es de 1,180 millones de euros. Eso nos da una idea del gran logro de Klopp y sus pupilos.

Otra cosa es el tema del Tottenham, que con méritos llegó hasta la final de Madrid 2019, pero también hay que decirlo, en las últimas rondas lo hizo gestando milagro tras milagro.

Y es que el técnico Mauricio Pochettino se quedó sin argumentos, luego de que su directiva decidió no fichar ni un refuerzo en el pasado mercado de invierno y tampoco en el de verano, para poder costear la construcción de su nuevo estadio.

Además, creo que Pochettino se equivocó en darle toda la responsabilidad a su estrella, Harry Kane, quien se acaba de recuperar de una lesión en el tobillo que sufrió en abril y, a la postre, pagaron las consecuencias; Kane no anduvo al 100% y el Tottenham no encontró la fórmula para superar al rival.

Si hubiera entrado Kane en el segundo tiempo, cuando las cosas se pusieran más complicadas y se viera la necesidad de utilizarlo, entonces era el momento ideal para no desgastarlo desde un inicio, aunque también estaba el riesgo de que se resintiera y perder un cambio, como le sucedió al brasileño Diego Costa, quien no quería perderse la final entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid en 2014, en Lisboa, donde el capricho del jugador en la gran final terminó perjudicando a su equipo. Costa Salió de cambio al minuto 9, lesionado.

No fue el caso de Kane, quien no se resintió, pero sí fue notorio que su estado de forma no era el idóneo para iniciar esa importante final.

Han pasado 14 años de que mi esposa y yo, junto con unos amigos, estábamos presenciando la final en el restaurante del hotel donde me concentraba con el Real Madrid cuando apenas me habían contratado. Y recordando viejos tiempos, presenciamos un partidazo emocionante, donde el Liverpool venció en penaltis al Milán. Fue una final espectacular, de esas que quedan muy bien registradas en la memoria.

Rafa Benítez era el técnico de aquel Liverpool, y eso me hizo recordar que en mis inicios como director técnico, Benítez, a quien conocí estando en el Real Madrid, estaba como técnico del segundo equipo, el Castilla, y hablé con él para invitarlo a trabajar conmigo y que fuera mi asistente. Rafa aceptó con gusto, pero cuando Pumas me llamó para darme la oportunidad de iniciar como timonel, cuando me comuniqué para darle la noticia y que se viniera a México conmigo y con los Pumas, él, con esas casualidades que luego se presentan en la vida, había recibido una invitación para dirigir al Valencia en ese momento.

Al no llevarse a efecto la unión con Rafa Benítez, que después ha logrado una brillante carrera como técnico, me sirvió para inclinarme por traer de asistente técnico a Sergio Egea, quien ha sido mi compañero en el inicio de esta bonita aventura como director técnico.

Pero hoy los reflectores están con Jürgen Klopp y el campeón Liverpool.

¡Que te lo digo yo!