/ martes 29 de junio de 2021

Ajo y Agua | Llamado a la revolución

Javier Hernández ha aceptado frente a las cámaras que se equivocó en algunos temas personales. Pero no sólo eso, ya que también ha demostrado que está decidido a solucionarlo dentro de la cancha, con actuaciones sobresalientes que hoy lo mantienen en la cima de la tabla de goleo de la MLS. Lo anterior le concede, porque así lo desea, el derecho de representar a la Selección Mexicana, de la que, no olvidemos, es el máximo goleador histórico.

El poder no siempre debe ejercerse por el simple hecho de tenerlo, porque entonces ya hablamos de una dictadura. Y si ese no es el caso en la Selección Mexicana, entonces muy pronto celebraremos el regreso de Javier Hernández a una convocatoria de Gerardo Martino.

Es cierto que Javier tomó decisiones que lo afectaron futbolísticamente en un momento complicado de su vida, pero hoy ya forman parte del pasado y en eso nadie debe meterse, más allá de lo que haga o deje de hacer dentro del terreno de juego.

Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque sólo los que hemos vivido la experiencia sabemos todo lo que implica jugar en la élite del futbol mundial, que no siempre es fácil de sobrellevar, por mucho que se tenga la madurez y la fortaleza mental para hacer frente a la presión, a la fama y a la crítica, que muchas veces es mal intencionada e incluso malinchista.

Javier merece ser defendido a capa y espada, no sólo por lo que ha hecho en la presente temporada de la MLS, en la que es líder de goleo, con 10 tantos en igual cantidad de partidos, sino porque, no olvidemos, es el máximo goleador en la historia de la Selección de México, razón por la cual merece, además, mucho más respeto y consideración.

Es también uno de los valientes que han alzado la voz para recuperar la Selección Nacional, en una lucha que inicié hace años, porque la injusticia que hoy cometen contra Javier, al marginarlo de las convocatorias, la intentaron hacer conmigo y tampoco me dejé.

Entonces me defendí a muerte y lo seguiré haciendo, al igual que defenderé a los futbolistas mexicanos porque ese es mi derecho, mi elección y mi obligación.

Desde hace mucho tiempo que la Selección Mexicana está sometida bajo intereses económicos y hasta personales, con tratos injustos hacia los jugadores, razón por la que Chicharito se inconformó junto a otros referentes que, en su momento, también fueron marginados.

En una Selección Nacional no hay lugar para dictaduras y mucho menos para intereses personales. Nadie debe estar por encima del bienestar del equipo, y si eso es lo que se busca de cara a las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022, pronto veremos a Javier Hernández, quien sí es mexicano, de nuevo en una convocatoria del argentino Gerardo Martino.

Así lo demostró recientemente Didier Deschamps, seleccionador de Francia, al convocar a Karim Benzema después de más de cinco años de ausencia tras el escándalo por su supuesta implicación en el chantaje a Mathieu Valbuena.

El delantero completó dos magníficas temporadas como el goleador del Real Madrid, el mejor equipo de todos los tiempos, y el técnico no tuvo problema en declarar, públicamente, que jamás interpondría cuestiones extradeportivas en el combinado nacional.

Lo mismo pasó con Joachim Löw y Thomas Müller, de regreso a la selección alemana luego de que el técnico falló en el cambio generacional.

Es de sabios cambiar de opinión, así que, si Deschamps se sentó a conversar con Benzema y Löw recurrió a los campeones del mundo en Brasil 2014, por qué no habríamos de ver a Martino anunciar el regreso de Javier Hernández.

La Selección Mexicana es para los mexicanos, por eso siempre he dicho que debe ser dirigida por un mexicano; y si se naturaliza a un jugador, que sea uno de clase mundial o que al menos sea porque no tenemos a un mexicano con la suficiente calidad en esa posición.

Está claro que en la delantera no es el caso, porque además de Javier está Carlos Vela, quien ha renunciado a ser convocado precisamente por no estar de acuerdo con los tratos que se les dan a los jugadores en el representativo nacional.

¡Que te lo digo yo!

Javier Hernández ha aceptado frente a las cámaras que se equivocó en algunos temas personales. Pero no sólo eso, ya que también ha demostrado que está decidido a solucionarlo dentro de la cancha, con actuaciones sobresalientes que hoy lo mantienen en la cima de la tabla de goleo de la MLS. Lo anterior le concede, porque así lo desea, el derecho de representar a la Selección Mexicana, de la que, no olvidemos, es el máximo goleador histórico.

El poder no siempre debe ejercerse por el simple hecho de tenerlo, porque entonces ya hablamos de una dictadura. Y si ese no es el caso en la Selección Mexicana, entonces muy pronto celebraremos el regreso de Javier Hernández a una convocatoria de Gerardo Martino.

Es cierto que Javier tomó decisiones que lo afectaron futbolísticamente en un momento complicado de su vida, pero hoy ya forman parte del pasado y en eso nadie debe meterse, más allá de lo que haga o deje de hacer dentro del terreno de juego.

Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque sólo los que hemos vivido la experiencia sabemos todo lo que implica jugar en la élite del futbol mundial, que no siempre es fácil de sobrellevar, por mucho que se tenga la madurez y la fortaleza mental para hacer frente a la presión, a la fama y a la crítica, que muchas veces es mal intencionada e incluso malinchista.

Javier merece ser defendido a capa y espada, no sólo por lo que ha hecho en la presente temporada de la MLS, en la que es líder de goleo, con 10 tantos en igual cantidad de partidos, sino porque, no olvidemos, es el máximo goleador en la historia de la Selección de México, razón por la cual merece, además, mucho más respeto y consideración.

Es también uno de los valientes que han alzado la voz para recuperar la Selección Nacional, en una lucha que inicié hace años, porque la injusticia que hoy cometen contra Javier, al marginarlo de las convocatorias, la intentaron hacer conmigo y tampoco me dejé.

Entonces me defendí a muerte y lo seguiré haciendo, al igual que defenderé a los futbolistas mexicanos porque ese es mi derecho, mi elección y mi obligación.

Desde hace mucho tiempo que la Selección Mexicana está sometida bajo intereses económicos y hasta personales, con tratos injustos hacia los jugadores, razón por la que Chicharito se inconformó junto a otros referentes que, en su momento, también fueron marginados.

En una Selección Nacional no hay lugar para dictaduras y mucho menos para intereses personales. Nadie debe estar por encima del bienestar del equipo, y si eso es lo que se busca de cara a las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022, pronto veremos a Javier Hernández, quien sí es mexicano, de nuevo en una convocatoria del argentino Gerardo Martino.

Así lo demostró recientemente Didier Deschamps, seleccionador de Francia, al convocar a Karim Benzema después de más de cinco años de ausencia tras el escándalo por su supuesta implicación en el chantaje a Mathieu Valbuena.

El delantero completó dos magníficas temporadas como el goleador del Real Madrid, el mejor equipo de todos los tiempos, y el técnico no tuvo problema en declarar, públicamente, que jamás interpondría cuestiones extradeportivas en el combinado nacional.

Lo mismo pasó con Joachim Löw y Thomas Müller, de regreso a la selección alemana luego de que el técnico falló en el cambio generacional.

Es de sabios cambiar de opinión, así que, si Deschamps se sentó a conversar con Benzema y Löw recurrió a los campeones del mundo en Brasil 2014, por qué no habríamos de ver a Martino anunciar el regreso de Javier Hernández.

La Selección Mexicana es para los mexicanos, por eso siempre he dicho que debe ser dirigida por un mexicano; y si se naturaliza a un jugador, que sea uno de clase mundial o que al menos sea porque no tenemos a un mexicano con la suficiente calidad en esa posición.

Está claro que en la delantera no es el caso, porque además de Javier está Carlos Vela, quien ha renunciado a ser convocado precisamente por no estar de acuerdo con los tratos que se les dan a los jugadores en el representativo nacional.

¡Que te lo digo yo!