/ martes 8 de diciembre de 2020

Ajo y Agua | No fue un milagro

A lo largo de la historia se ha demostrado que mientras el árbitro no pite el final del partido, en el futbol todo puede pasar, sobre todo cuando se tiene fe y esperanza. Los Pumas de la UNAM jamás creyeron en el milagro ante Cruz Azul, pero sí en el arduo trabajo que han realizado día a día y en cada entrenamiento a lo largo del Torneo Guard1anes 2020.

No es grande aquel que nunca se equivoca, sino el que nunca se da por vencido; y en ese sentido, los Pumas de la UNAM dieron muestra de cómo el aspecto mental es tan importante como la habilidad que se tiene con el balón.

La semana pasada les hablé de cómo la motivación da paso a la credibilidad para sobreponerse a la adversidad, solucionar e incluso provocar acciones sobre el terreno de juego; y después de venir de atrás, cuando muchos ya daban por perdida la eliminatoria frente a Cruz Azul, los dirigidos por el argentino Andrés Lillini volvieron a demostrar que no se trata de suerte, mucho menos de un milagro, sino de garra y espíritu.

Cuando muchos daban por hecho que León buscaría revancha por la final que perdió ante Cruz Azul, hace ya 23 años, apareció la grandeza de los Pumas de la UNAM, que después de cinco años regresan a la final del futbol mexicano, y lo han hecho exigiendo el respeto que siempre han merecido.

Así como el toque de balón o la definición frente a la portería del contrario, la actitud ganadora también se debe trabajar a diario.

Lo anterior va más allá de la habilidad o calidad de los jugadores, porque, insisto, cuando se cree en el trabajo realizado a diario, la seguridad entra para suplir las carencias o puntos débiles que cualquier equipo puede llegar a tener.

En Pumas, desde las fuerzas básicas, todos creen plenamente en un proyecto marcado a corto, mediano y largo plazo, que ya ha cumplido con algunos objetivos, incluso antes de lo planeado.

Este semestre, todos los representativos del club universitario accedieron a la Liguilla, y aunque no todos lograron llegar hasta la final, todos celebraron la remontada épica que el conjunto de Primera División protagonizó el domingo frente a Cruz Azul, con goleada de 4-0, para hacer valer su mejor posición en la clasificación de la fase regular.

El futbol hizo justicia, no porque Cruz Azul no haya merecido ser uno de los clasificados, sino porque la final del futbol mexicano será disputada por los dos primeros lugares de la tabla.

León y Pumas sólo perdieron una ocasión a lo largo de 17 fechas, curiosamente, la del conjunto universitario fue frente al rival en turno.

De esa derrota, con marcador de 2-0, en la fecha 11, Lillini también habrá sacado conclusiones de los errores que no deberá cometer nuevamente.

La misma intensidad con la que salieron el domingo en la semifinal de vuelta, en el estadio de Ciudad Universitaria, deberán mostrar los Pumas, el jueves, en el partido de ida de la gran final, también como local. Esa será una de las claves para llevarse el título.

Será un duelo sumamente táctico y estratégico, pero no por eso perderá atractivo, ya que ambos equipos intentarán imponer su estilo de juego.

No obstante, Ignacio Ambriz tiene a favor su amplio recorrido como técnico del Querétaro, América, Necaxa y ahora León; mientras que Andrés Lillini apenas vive su primera experiencia y Liguilla en Primera División.

Será también, curiosamente, un encuentro entre los dos únicos equipos que han sido bicampeones del futbol mexicano en torneos cortos.

León lo consiguió en el Apertura 2013 y en el Clausura 2014, mientras que Pumas fue el primero en lograrlo, con los títulos del Clausura 2004 y del Apertura 2004, bajo la dirección técnica de quien escribe esta columna.

¡Que te lo digo yo!

A lo largo de la historia se ha demostrado que mientras el árbitro no pite el final del partido, en el futbol todo puede pasar, sobre todo cuando se tiene fe y esperanza. Los Pumas de la UNAM jamás creyeron en el milagro ante Cruz Azul, pero sí en el arduo trabajo que han realizado día a día y en cada entrenamiento a lo largo del Torneo Guard1anes 2020.

No es grande aquel que nunca se equivoca, sino el que nunca se da por vencido; y en ese sentido, los Pumas de la UNAM dieron muestra de cómo el aspecto mental es tan importante como la habilidad que se tiene con el balón.

La semana pasada les hablé de cómo la motivación da paso a la credibilidad para sobreponerse a la adversidad, solucionar e incluso provocar acciones sobre el terreno de juego; y después de venir de atrás, cuando muchos ya daban por perdida la eliminatoria frente a Cruz Azul, los dirigidos por el argentino Andrés Lillini volvieron a demostrar que no se trata de suerte, mucho menos de un milagro, sino de garra y espíritu.

Cuando muchos daban por hecho que León buscaría revancha por la final que perdió ante Cruz Azul, hace ya 23 años, apareció la grandeza de los Pumas de la UNAM, que después de cinco años regresan a la final del futbol mexicano, y lo han hecho exigiendo el respeto que siempre han merecido.

Así como el toque de balón o la definición frente a la portería del contrario, la actitud ganadora también se debe trabajar a diario.

Lo anterior va más allá de la habilidad o calidad de los jugadores, porque, insisto, cuando se cree en el trabajo realizado a diario, la seguridad entra para suplir las carencias o puntos débiles que cualquier equipo puede llegar a tener.

En Pumas, desde las fuerzas básicas, todos creen plenamente en un proyecto marcado a corto, mediano y largo plazo, que ya ha cumplido con algunos objetivos, incluso antes de lo planeado.

Este semestre, todos los representativos del club universitario accedieron a la Liguilla, y aunque no todos lograron llegar hasta la final, todos celebraron la remontada épica que el conjunto de Primera División protagonizó el domingo frente a Cruz Azul, con goleada de 4-0, para hacer valer su mejor posición en la clasificación de la fase regular.

El futbol hizo justicia, no porque Cruz Azul no haya merecido ser uno de los clasificados, sino porque la final del futbol mexicano será disputada por los dos primeros lugares de la tabla.

León y Pumas sólo perdieron una ocasión a lo largo de 17 fechas, curiosamente, la del conjunto universitario fue frente al rival en turno.

De esa derrota, con marcador de 2-0, en la fecha 11, Lillini también habrá sacado conclusiones de los errores que no deberá cometer nuevamente.

La misma intensidad con la que salieron el domingo en la semifinal de vuelta, en el estadio de Ciudad Universitaria, deberán mostrar los Pumas, el jueves, en el partido de ida de la gran final, también como local. Esa será una de las claves para llevarse el título.

Será un duelo sumamente táctico y estratégico, pero no por eso perderá atractivo, ya que ambos equipos intentarán imponer su estilo de juego.

No obstante, Ignacio Ambriz tiene a favor su amplio recorrido como técnico del Querétaro, América, Necaxa y ahora León; mientras que Andrés Lillini apenas vive su primera experiencia y Liguilla en Primera División.

Será también, curiosamente, un encuentro entre los dos únicos equipos que han sido bicampeones del futbol mexicano en torneos cortos.

León lo consiguió en el Apertura 2013 y en el Clausura 2014, mientras que Pumas fue el primero en lograrlo, con los títulos del Clausura 2004 y del Apertura 2004, bajo la dirección técnica de quien escribe esta columna.

¡Que te lo digo yo!