/ martes 22 de junio de 2021

Ajo y Agua | No hay que ser inconscientes

En plena lucha contra el racismo, por la igualdad, e incluso por los derechos laborales en la construcción de los estadios para el Mundial de Qatar 2022, es entendible que la FIFA no esté dispuesta a tolerar un grito que fuera de México puede llegar a considerarse homofóbico. La advertencia ya está hecha, por lo que, de insistir, las sanciones que siguen provocarán un gran daño, prácticamente irreparable.

Tanto se ha tensado la cuerda, que está a punto de reventar. Han sido años llenos de intentos por erradicar un grito que surgió, quizá, más como presión al rival que como insulto, pero que no le quita lo reprobable por más que en México sea visto con cierta normalidad y esté muy lejos de ser discriminatorio o racista.

Han pasado ya dos décadas desde que surgió este controvertido grito en el futbol mexicano, años después calificado por la FIFA como homofóbico.

Desde las gradas en Monterrey, pronto se propagó al resto de los estadios del futbol mexicano, visto como algo jocoso y no como un insulto.

Incluso fue una de las novedades durante el Mundial de Alemania 2006, como años después lo fueron las vuvuzelas en Sudáfrica 2010.

Aficionados de otras selecciones nacionales no dudaron en imitar este grito, de manera unísona, cuando el portero del equipo contrario despeja el balón.

Fue hasta el Mundial de Brasil 2014 cuando la FIFA actuó por primera vez en contra del ahora incómodo, molesto e inoportuno grito. Tras el partido entre México y Brasil, en el que las aficiones de ambos equipos recurrieron al grito una y otra vez, se supo del reporte de un organismo dedicado a la lucha contra el racismo en el futbol.

Nadie se habría imaginado, en ese entonces, que provocaría varias multas con un total que ronda los 4 millones de dólares y que, de seguir así, derivará en sanciones deportivas, como los dos partidos oficiales a puerta cerrada que ya fueron anunciados, así como perder puntos o incluso la descalificación en las eliminatorias mundialistas.

Acostumbrados a que en México normalmente no pasa nada, algunos aficionados insisten, aunque es cierto que la Federación ha logrado contrarrestarlo mediante campañas y miles de dólares dedicados a tratar de concientizar a la gente en los estadios.

Y da mucho coraje, porque todo ese dinero, al igual que el pagado en multas, bien podría haberse utilizado para impulsar el crecimiento del futbol femenil y de las fuerzas básicas.

Estos pseudoaficionados que insisten en llevar la contra, porque quizá los haga sentirse importantes o divertidos, deberán comportarse de manera correcta, siempre apegados al reglamento de respeto y sana convivencia.

Es importante entender que la FIFA no va a tener ningún tipo de consideración, independientemente de si tiene o no la razón, porque de lo contrario daría un mensaje contradictorio en su lucha contra el racismo.

Lo peor de todo es que no hablamos sólo de la imagen del futbol mexicano, pues en todo este tiempo el país ha sido sede de eventos deportivos importantes, como el preolímpico de Guadalajara rumbo a Atenas 2004, los Panamericanos de Guadalajara 2011 y el Mundial Sub-17, también en 2011.

En todos ellos el grito apareció en las gradas durante los partidos de futbol, y es por ello que también se corre el riesgo de que México deje de ser una de las sedes para el Mundial de 2026.

Es increíble que mientras los directivos negocian tanto con Estados Unidos como con Canadá para que México tenga mayor protagonismo en la organización de la Copa del Mundo, también deban luchar contra este grito.

Entendamos que no es cuestión de determinar si se trata de un insulto homofóbico o no, sino de evitar que las sanciones por parte de la FIFA sean mucho más drásticas y lamentables.

Es una lucha a la que, al igual que contra el racismo, nos debemos unir.

Afortunadamente somos más los que sabemos respetar y comportarnos a la altura de las circunstancias, y es por eso que no debemos dudar en señalar o reportar ante las autoridades a aquellos que se pasan de inconscientes.

¡Que te lo digo yo!

En plena lucha contra el racismo, por la igualdad, e incluso por los derechos laborales en la construcción de los estadios para el Mundial de Qatar 2022, es entendible que la FIFA no esté dispuesta a tolerar un grito que fuera de México puede llegar a considerarse homofóbico. La advertencia ya está hecha, por lo que, de insistir, las sanciones que siguen provocarán un gran daño, prácticamente irreparable.

Tanto se ha tensado la cuerda, que está a punto de reventar. Han sido años llenos de intentos por erradicar un grito que surgió, quizá, más como presión al rival que como insulto, pero que no le quita lo reprobable por más que en México sea visto con cierta normalidad y esté muy lejos de ser discriminatorio o racista.

Han pasado ya dos décadas desde que surgió este controvertido grito en el futbol mexicano, años después calificado por la FIFA como homofóbico.

Desde las gradas en Monterrey, pronto se propagó al resto de los estadios del futbol mexicano, visto como algo jocoso y no como un insulto.

Incluso fue una de las novedades durante el Mundial de Alemania 2006, como años después lo fueron las vuvuzelas en Sudáfrica 2010.

Aficionados de otras selecciones nacionales no dudaron en imitar este grito, de manera unísona, cuando el portero del equipo contrario despeja el balón.

Fue hasta el Mundial de Brasil 2014 cuando la FIFA actuó por primera vez en contra del ahora incómodo, molesto e inoportuno grito. Tras el partido entre México y Brasil, en el que las aficiones de ambos equipos recurrieron al grito una y otra vez, se supo del reporte de un organismo dedicado a la lucha contra el racismo en el futbol.

Nadie se habría imaginado, en ese entonces, que provocaría varias multas con un total que ronda los 4 millones de dólares y que, de seguir así, derivará en sanciones deportivas, como los dos partidos oficiales a puerta cerrada que ya fueron anunciados, así como perder puntos o incluso la descalificación en las eliminatorias mundialistas.

Acostumbrados a que en México normalmente no pasa nada, algunos aficionados insisten, aunque es cierto que la Federación ha logrado contrarrestarlo mediante campañas y miles de dólares dedicados a tratar de concientizar a la gente en los estadios.

Y da mucho coraje, porque todo ese dinero, al igual que el pagado en multas, bien podría haberse utilizado para impulsar el crecimiento del futbol femenil y de las fuerzas básicas.

Estos pseudoaficionados que insisten en llevar la contra, porque quizá los haga sentirse importantes o divertidos, deberán comportarse de manera correcta, siempre apegados al reglamento de respeto y sana convivencia.

Es importante entender que la FIFA no va a tener ningún tipo de consideración, independientemente de si tiene o no la razón, porque de lo contrario daría un mensaje contradictorio en su lucha contra el racismo.

Lo peor de todo es que no hablamos sólo de la imagen del futbol mexicano, pues en todo este tiempo el país ha sido sede de eventos deportivos importantes, como el preolímpico de Guadalajara rumbo a Atenas 2004, los Panamericanos de Guadalajara 2011 y el Mundial Sub-17, también en 2011.

En todos ellos el grito apareció en las gradas durante los partidos de futbol, y es por ello que también se corre el riesgo de que México deje de ser una de las sedes para el Mundial de 2026.

Es increíble que mientras los directivos negocian tanto con Estados Unidos como con Canadá para que México tenga mayor protagonismo en la organización de la Copa del Mundo, también deban luchar contra este grito.

Entendamos que no es cuestión de determinar si se trata de un insulto homofóbico o no, sino de evitar que las sanciones por parte de la FIFA sean mucho más drásticas y lamentables.

Es una lucha a la que, al igual que contra el racismo, nos debemos unir.

Afortunadamente somos más los que sabemos respetar y comportarnos a la altura de las circunstancias, y es por eso que no debemos dudar en señalar o reportar ante las autoridades a aquellos que se pasan de inconscientes.

¡Que te lo digo yo!