/ martes 27 de abril de 2021

Ajo y Agua | No se vale confundir la gimnasia con la magnesia

En el futbol todo puede pasar, en especial si se trata de la Liga MX, marcada, desde hace años, por la injusticia de tener que disputar la repesca y la Liguilla para decidir al campeón; por si fuera poco, ahora en un torneo cerrado, en el que no hay ascenso ni descenso, lo que tanta polémica ha generado en los últimos días tras el anuncio de la creación de la Superliga europea.

A falta de una fecha para que termine la fase regular, son sólo tres los equipos que se encuentran fuera de la pelea por el título del Torneo Guard1anes 2021.

Lo anterior, a simple vista, podría representar que el futbol mexicano es muy parejo y que entre los equipos participantes hay equilibrio, al menos en el tema de competitividad. Sin embargo, es todo lo contrario, pues penosamente es uno de los más irregulares en todo el mundo.

Que el líder caiga frente a un equipo ubicado en el fondo de la tabla no es precisamente una sorpresa, incluso les ha hecho el día a muchos de ustedes tras ayudarlos a ganar la quiniela que organizan entre los compañeros del trabajo.

A eso hay que agregar un sistema de competencia por demás injusto. Resulta que los 18 equipos de Primera División se deben enfrentar entre sí a lo largo de las 17 fechas que conforman la fase regular del torneo. Posteriormente, los primeros cuatro lugares avanzan directamente a la Liguilla, a la espera de que se definan los otros cuatro equipos que completarán los cuartos de final tras disputar una repesca, en la que el quinto lugar en la clasificación de la fase regular se enfrenta al doceavo; el sexto al onceavo, el séptimo al décimo y el octavo al noveno.

Este mismo formato, insisto, por demás injusto ante los méritos hechos a lo largo de 17 partidos, se repite en los cuartos de final y en las semifinales.

Y así es como podemos encontrarnos con la sorpresa de que el equipo que quedó ubicado en la posición 12 puede llegar a proclamarse campeón si en el camino elimina al quinto lugar, al mismísimo líder y al sublíder de la clasificación.

Hablamos, sólo por ejemplo, de que Mazatlán, hasta ahora ubicado en la posición 12, a la que todavía aspiran Tijuana, Pumas y Pachuca, tiene posibilidades de conquistar el título si vence a Santos, Cruz Azul y América.

Es cierto que así hicieron las reglas y que los 18 equipos participantes, de acuerdo o no con esta imposición, las han aceptado; aunque no deja de ser injusto.

Lo anterior ha frenado el crecimiento del futbol mexicano y hasta lo ha hecho caer en la mediocridad, sobre todo después de que los directivos decidieron, con un simple chasquido de dedos, desaparecer la Liga de Ascenso, dejando sin trabajo a cientos de jugadores; además de que anularon el ascenso y descenso.

“Deja de ser deporte cuando no hay relación entre esfuerzo y recompensa, o si perder no tiene importancia. No es justo si un equipo lucha y luego no se puede clasificar porque el éxito sólo está garantizado para unos pocos clubes”, dijo Josep Guardiola, técnico del Manchester City, tras la polémica generada con el anuncio de la creación de la Superliga europea.

Entonces, FIFA y UEFA dieron el grito en el cielo y condenaron el torneo impulsado por 12 grandes clubes, al catalogarlo de elitista y cerrado para unos cuantos.

Peor está el futbol mexicano, pues además de que no existe el derecho al ascenso a Primera División y mucho menos el descenso, los tres últimos equipos en la clasificación deberán cubrir los 240 millones de pesos de multa que los directivos decidieron establecer, divididos en 120 para el último lugar, 70 para el penúltimo y 50 para el antepenúltimo.

Ojalá que el futbol mexicano entienda la importancia del ascenso y descenso, que hacen justicia al deporte y no tanto al negocio.

Sólo entonces podríamos hablar de regularidad y competitividad, para disfrutar de un torneo como el que ahora se vive en la Liga española, en la que Atlético de Madrid, Real Madrid, Barcelona y Sevilla pelean por el título, a falta de seis fechas para que termine la temporada.

¡Que te lo digo yo!

En el futbol todo puede pasar, en especial si se trata de la Liga MX, marcada, desde hace años, por la injusticia de tener que disputar la repesca y la Liguilla para decidir al campeón; por si fuera poco, ahora en un torneo cerrado, en el que no hay ascenso ni descenso, lo que tanta polémica ha generado en los últimos días tras el anuncio de la creación de la Superliga europea.

A falta de una fecha para que termine la fase regular, son sólo tres los equipos que se encuentran fuera de la pelea por el título del Torneo Guard1anes 2021.

Lo anterior, a simple vista, podría representar que el futbol mexicano es muy parejo y que entre los equipos participantes hay equilibrio, al menos en el tema de competitividad. Sin embargo, es todo lo contrario, pues penosamente es uno de los más irregulares en todo el mundo.

Que el líder caiga frente a un equipo ubicado en el fondo de la tabla no es precisamente una sorpresa, incluso les ha hecho el día a muchos de ustedes tras ayudarlos a ganar la quiniela que organizan entre los compañeros del trabajo.

A eso hay que agregar un sistema de competencia por demás injusto. Resulta que los 18 equipos de Primera División se deben enfrentar entre sí a lo largo de las 17 fechas que conforman la fase regular del torneo. Posteriormente, los primeros cuatro lugares avanzan directamente a la Liguilla, a la espera de que se definan los otros cuatro equipos que completarán los cuartos de final tras disputar una repesca, en la que el quinto lugar en la clasificación de la fase regular se enfrenta al doceavo; el sexto al onceavo, el séptimo al décimo y el octavo al noveno.

Este mismo formato, insisto, por demás injusto ante los méritos hechos a lo largo de 17 partidos, se repite en los cuartos de final y en las semifinales.

Y así es como podemos encontrarnos con la sorpresa de que el equipo que quedó ubicado en la posición 12 puede llegar a proclamarse campeón si en el camino elimina al quinto lugar, al mismísimo líder y al sublíder de la clasificación.

Hablamos, sólo por ejemplo, de que Mazatlán, hasta ahora ubicado en la posición 12, a la que todavía aspiran Tijuana, Pumas y Pachuca, tiene posibilidades de conquistar el título si vence a Santos, Cruz Azul y América.

Es cierto que así hicieron las reglas y que los 18 equipos participantes, de acuerdo o no con esta imposición, las han aceptado; aunque no deja de ser injusto.

Lo anterior ha frenado el crecimiento del futbol mexicano y hasta lo ha hecho caer en la mediocridad, sobre todo después de que los directivos decidieron, con un simple chasquido de dedos, desaparecer la Liga de Ascenso, dejando sin trabajo a cientos de jugadores; además de que anularon el ascenso y descenso.

“Deja de ser deporte cuando no hay relación entre esfuerzo y recompensa, o si perder no tiene importancia. No es justo si un equipo lucha y luego no se puede clasificar porque el éxito sólo está garantizado para unos pocos clubes”, dijo Josep Guardiola, técnico del Manchester City, tras la polémica generada con el anuncio de la creación de la Superliga europea.

Entonces, FIFA y UEFA dieron el grito en el cielo y condenaron el torneo impulsado por 12 grandes clubes, al catalogarlo de elitista y cerrado para unos cuantos.

Peor está el futbol mexicano, pues además de que no existe el derecho al ascenso a Primera División y mucho menos el descenso, los tres últimos equipos en la clasificación deberán cubrir los 240 millones de pesos de multa que los directivos decidieron establecer, divididos en 120 para el último lugar, 70 para el penúltimo y 50 para el antepenúltimo.

Ojalá que el futbol mexicano entienda la importancia del ascenso y descenso, que hacen justicia al deporte y no tanto al negocio.

Sólo entonces podríamos hablar de regularidad y competitividad, para disfrutar de un torneo como el que ahora se vive en la Liga española, en la que Atlético de Madrid, Real Madrid, Barcelona y Sevilla pelean por el título, a falta de seis fechas para que termine la temporada.

¡Que te lo digo yo!