/ martes 22 de febrero de 2022

Ajo y Agua | Roma no se construyó en un día

América atraviesa por uno de sus peores inicios de torneo desde hace casi 20 años, y lo más fácil, como siempre, es señalar al técnico, en este caso a Santiago Solari, quien, en efecto, no ha logrado encontrar la fórmula para frenar la caída libre en la tabla de clasificación del Clausura 2022. Sin embargo, hablamos de una culpa que debe ser compartida, tanto con los jugadores como con la directiva.

Cuando los cimientos no son lo suficientemente firmes, será siempre más fácil destruir que construir. Es como un volver a comenzar, ahora utilizando otra marca de materiales, pero exactamente con los mismos planos y sin proyección al futuro o al crecimiento.

La crítica poco objetiva, aquella que lejos de construir sólo destruye, es uno de los grandes enemigos del futbol mexicano, ya que frena, de golpe, todos los procesos que requiere un proyecto a corto, mediano y largo plazo.

Nadie está exento de esta situación, sin importar que sea un club histórico o de reciente creación, incluso si tiene muchos o pocos recursos económicos. Tanto así, que hasta la propia Selección Mexicana sufre constantes ataques que provienen de malas decisiones.

Y en esta ocasión es el América al que le toca poner el pecho ante las balas tras los nueve cambios que se hicieron en la plantilla de una temporada a otra.

Es una situación insostenible, pero con responsabilidad compartida y no sólo de uno o dos.

Después de cuatro derrotas en las seis primeras fechas del torneo, lo más fácil, como siempre, es señalar al técnico como el principal culpable. En este caso es Santiago Solari a quien se le cuelgan todas las malas decisiones, incluso las tomadas antes de su llegada.

Hizo bien al asumir la culpa respecto a la parte técnica, tras caer el domingo, con marcador de 1-3, ante la visita del Pachuca; y también al indicar que los jugadores no han cumplido su labor en el terreno de juego.

Ahora sólo resta esperar para saber cuál será la respuesta de la directiva, que está obligada a encontrar la solución que les permita salir de la antepenúltima posición de la clasificación del Clausura 2022, con sólo cuatro puntos, producto de un triunfo y un empate.

Ojalá sea una solución efectiva y no sólo una inmediata, es decir, que se mantenga a Solari en el cargo para que dé continuidad a su proyecto, además de un análisis de la plantilla para valorar quién sí y quién no está a la altura del club, y dar paso a los cambios que se deban hacer desde la directiva, con la llegada de las personas que realmente conocen y entienden de futbol.

Para muestra, bastaría mencionar todas las ocasiones que América generó frente al Pachuca y que no pudieron ser aprovechadas. En eso, la culpa ya no es de Solari, quien, si pudiera, seguro se metería a la cancha para rematar como lo hacía en el Real Madrid.

Peor es el panorama en la defensiva, que ha permitido 13 goles en este inicio de torneo, algo que no se veía desde el Apertura 2003, cuando recibió 11 en las seis primeras fechas.

Se entienden, hasta cierto punto, los abucheos con los que la afición en las gradas del estadio Azteca despidió al equipo el domingo, pero entiéndase que ni Solari ni los jugadores son los únicos culpables, y que la presión que se genera sobre la directiva sólo provocará, espero que no, una decisión inmediata y muy equivocada, cuando aún queda largo camino por recorrer en el campeonato del futbol mexicano, en el que, debido a lo irregular que puede llegar a ser, todo equipo tiene opción de clasificar a la Liguilla incluso después de un inicio comprometedor como el del América.


¡Que te lo digo yo!

América atraviesa por uno de sus peores inicios de torneo desde hace casi 20 años, y lo más fácil, como siempre, es señalar al técnico, en este caso a Santiago Solari, quien, en efecto, no ha logrado encontrar la fórmula para frenar la caída libre en la tabla de clasificación del Clausura 2022. Sin embargo, hablamos de una culpa que debe ser compartida, tanto con los jugadores como con la directiva.

Cuando los cimientos no son lo suficientemente firmes, será siempre más fácil destruir que construir. Es como un volver a comenzar, ahora utilizando otra marca de materiales, pero exactamente con los mismos planos y sin proyección al futuro o al crecimiento.

La crítica poco objetiva, aquella que lejos de construir sólo destruye, es uno de los grandes enemigos del futbol mexicano, ya que frena, de golpe, todos los procesos que requiere un proyecto a corto, mediano y largo plazo.

Nadie está exento de esta situación, sin importar que sea un club histórico o de reciente creación, incluso si tiene muchos o pocos recursos económicos. Tanto así, que hasta la propia Selección Mexicana sufre constantes ataques que provienen de malas decisiones.

Y en esta ocasión es el América al que le toca poner el pecho ante las balas tras los nueve cambios que se hicieron en la plantilla de una temporada a otra.

Es una situación insostenible, pero con responsabilidad compartida y no sólo de uno o dos.

Después de cuatro derrotas en las seis primeras fechas del torneo, lo más fácil, como siempre, es señalar al técnico como el principal culpable. En este caso es Santiago Solari a quien se le cuelgan todas las malas decisiones, incluso las tomadas antes de su llegada.

Hizo bien al asumir la culpa respecto a la parte técnica, tras caer el domingo, con marcador de 1-3, ante la visita del Pachuca; y también al indicar que los jugadores no han cumplido su labor en el terreno de juego.

Ahora sólo resta esperar para saber cuál será la respuesta de la directiva, que está obligada a encontrar la solución que les permita salir de la antepenúltima posición de la clasificación del Clausura 2022, con sólo cuatro puntos, producto de un triunfo y un empate.

Ojalá sea una solución efectiva y no sólo una inmediata, es decir, que se mantenga a Solari en el cargo para que dé continuidad a su proyecto, además de un análisis de la plantilla para valorar quién sí y quién no está a la altura del club, y dar paso a los cambios que se deban hacer desde la directiva, con la llegada de las personas que realmente conocen y entienden de futbol.

Para muestra, bastaría mencionar todas las ocasiones que América generó frente al Pachuca y que no pudieron ser aprovechadas. En eso, la culpa ya no es de Solari, quien, si pudiera, seguro se metería a la cancha para rematar como lo hacía en el Real Madrid.

Peor es el panorama en la defensiva, que ha permitido 13 goles en este inicio de torneo, algo que no se veía desde el Apertura 2003, cuando recibió 11 en las seis primeras fechas.

Se entienden, hasta cierto punto, los abucheos con los que la afición en las gradas del estadio Azteca despidió al equipo el domingo, pero entiéndase que ni Solari ni los jugadores son los únicos culpables, y que la presión que se genera sobre la directiva sólo provocará, espero que no, una decisión inmediata y muy equivocada, cuando aún queda largo camino por recorrer en el campeonato del futbol mexicano, en el que, debido a lo irregular que puede llegar a ser, todo equipo tiene opción de clasificar a la Liguilla incluso después de un inicio comprometedor como el del América.


¡Que te lo digo yo!