/ martes 7 de noviembre de 2017

Ajo y agua | Una reunión entre inmortales

EL SALÓN DE LA FAMA

Me da mucho gusto estar nuevamente presente en esta VII Gala de Investidura de los que serán los nuevos integrantes del Salón de la Fama, que tendrá lugar este martes. Haré acto de presencia en esta ocasión para hacer entrega a uno de los investidos del reconocimiento al que se hizo merecedor por su paso en este apasionante deporte que es el futbol.

Pero ahora me daré la oportunidad de comentar sobre algunos de ellos, especialmente a los que tengo la oportunidad de conocer. Debo recordarles que fui el primer mexicano investido en este impresionante Salón de la Fama, y previo a su inauguración fui invitado junto con mi esposa e hijas  por Toño Moreno, quien es el padre de la criatura, apoyado en todo momento por Jesús Martínez y el Grupo Pachuca.

Ha sido impactante la repercusión que ha tenido este recinto tanto a nivel nacional como internacional, pues se trata nada menos que del primer Salón de la Fama y fue establecido en México y que ha permitido que grandes figuras de nuestro amado futbol hayan estado presentes; unos para ser reconocidos e investidos para siempre, y otros que han sido invitados especiales.

Como siempre, va a ser un gusto convivir con todo este grupo de deportistas destacados, por los cuales siento una gran admiración, además de que con muchos de ellos llevo buena amistad.

En esta ocasión me gustaría empezar el recuento por los futbolistas mexicanos que serán reconocidos con su ingreso al Salón de la Fama.

Alberto García Aspe se ha ganado la designación por su larga trayectoria, tanto en equipos nacionales (Pumas, Necaxa, América y Puebla),  como a nivel internacional, con el River Plate de Argentina y su paso por la Selección Nacional, con la que fue tres veces mundialista.

Me dio gusto compartir con Alberto varios partidos con la Selección Nacional. Sin duda de lo que guardo el recuerdo más agradable es de Ecuador, cuando nos invitaron por primera vez a la Copa América y llegamos a la final de manera sorpresiva y jugando el mejor futbol que se ha visto en la Selección Nacional. Aquella, sin duda, fue la época dorada de la Selección, que yo registro de 1986 a 1994  y durante la cual tuve el gusto de vivir momentos de mucha alegría, como ganarle el tercer puesto a Uruguay y que es el lugar que nos debería corresponder en el continente americano, un sitio que tristemente ahora no tenemos.

Ramón Ramírez igualmente ha sumado grandes méritos en su carrera como para merecer el ingreso al Salón de  la Fama. Ramón será recordado por sus hazañas futbolísticas con las que ha dejado huella de su calidad y el talento que mostró durante su brillante trayectoria. Tuve la satisfacción de compartir con él varios partidos con la Selección Nacional en torneos como Copa América y la Copa del Mundo.

Ignacio Calderón es otro inolvidable. La imagen que ha tenido siempre Nacho Calderón bajo los palos de la portería tanto de Chivas como de la Selección Nacional seguirá en la retina de todos los que tuvimos oportunidad de verlo y disfrutar tanto de su elegancia como de su calidad y talento, que lo favoreció para convertirse en uno de los grandes ídolos jugando como portero. Merecido es su nombramiento para este Salón de la Fama que engrandece sus logros. Recuerdo que en la temporada 1976-77 coincidí en la cancha con Calderón. Fuimos rivales en un partido Pumas-Universidad de Guadalajara de aquella época.

De Guillermo Sepúlveda podemos decir que si en la memoria de muchos amantes del futbol resalta una de las figuras de la época gloriosa de Chivas, de manera inmediata se piensa en “El Tigre” Sepúlveda. Nunca falla cuando se menciona esta gran época que vivieron en Guadalajara. Tantos títulos logrados que serán recordados y que recalcan todavía más su trayectoria por hacerse presente para siempre en este gran Salón de la Fama.

Hristo Stoichkov. Cualquiera pensaría que la rivalidad que tuve con Stoichkov, primero por ver quién ganaba la Bota de Oro en la temporada 1990-91, él jugando con el CSKA Sofía, de Bulgaria, y yo en el Real Madrid. Al final fue que empatamos con 38 goles y nos dieron a cada uno su respectiva Bota de Oro en Alemania, en la ciudad de Bonn. Guardamos un grato recuerdo de convivir ese momento inolvidable. Después fue contratado por el Barcelona para arrebatarme el “Pichichi”, que finalmente no consiguió en España, pero con su carácter y agresividad él defendía los intereses del Barcelona y yo los del Real Madrid. Esa rivalidad no le hizo daño a nuestra amistad y hasta la fecha seguimos siendo buenos amigos y estamos en contacto permanente. Muy merecido tiene su lugar en el Salón de la Fama como un reconocimiento al mejor futbolista búlgaro de todos los tiempos.

Enzo Francescoli. Es indiscutible que la elegancia, clase, talento y estilo que mostró Enzo en todos los campos donde se hizo presente en el mundo, llamó tanto la atención que todos los equipos del planeta querían tenerlo en sus filas, aunque al final los únicos afortunados fueron Montevideo Wanderers, River Plate, Racing Club de París, Olympique de Marsella, Cagliari y Torino. Su recuerdo quedará para la eternidad por lo que nos dejó grabado en la mente.

Jorge Valdano. Su trayectoria ha sido muy larga y aventurera.  Ingresó con 16 años en la cantera del Newells Old Boys y debutó dos años después, siendo su especialidad el juego aéreo, pero su calidad y talento lo llevaron al Deportivo Alavés y su gran paso ascendente  lo instaló en 1984 en el mejor equipo de todos los tiempos, el Real Madrid. Tuve la fortuna de jugar con él a mi llegada al Real Madrid en 1985, donde salimos campeones en varias temporadas.

Consiguió ser campeón con Argentina en el Mundial de México 1986 y luego, lamentablemente, una hepatitis le dio un parón importante a su carrera. No solamente es triunfador como jugador, sino también como entrenador, directivo, conferencista y analista. Su legado quedará  plasmado en este recinto del futbol mundial.

Francisco Gento. Si alguien ha merecido tantos nombramientos y recuerdos, habría que mencionar a Francisco “Paco” Gento, el único jugador del Real Madrid en la historia que ha ganado seis copas de Europa y que por sus actuaciones, sus goles y el estilo mostrado durante su trayectoria, hacen que no pueda faltar en la investidura, uno de los grandes de todos los tiempos.

¡Qué te lo digo yo!

EL SALÓN DE LA FAMA

Me da mucho gusto estar nuevamente presente en esta VII Gala de Investidura de los que serán los nuevos integrantes del Salón de la Fama, que tendrá lugar este martes. Haré acto de presencia en esta ocasión para hacer entrega a uno de los investidos del reconocimiento al que se hizo merecedor por su paso en este apasionante deporte que es el futbol.

Pero ahora me daré la oportunidad de comentar sobre algunos de ellos, especialmente a los que tengo la oportunidad de conocer. Debo recordarles que fui el primer mexicano investido en este impresionante Salón de la Fama, y previo a su inauguración fui invitado junto con mi esposa e hijas  por Toño Moreno, quien es el padre de la criatura, apoyado en todo momento por Jesús Martínez y el Grupo Pachuca.

Ha sido impactante la repercusión que ha tenido este recinto tanto a nivel nacional como internacional, pues se trata nada menos que del primer Salón de la Fama y fue establecido en México y que ha permitido que grandes figuras de nuestro amado futbol hayan estado presentes; unos para ser reconocidos e investidos para siempre, y otros que han sido invitados especiales.

Como siempre, va a ser un gusto convivir con todo este grupo de deportistas destacados, por los cuales siento una gran admiración, además de que con muchos de ellos llevo buena amistad.

En esta ocasión me gustaría empezar el recuento por los futbolistas mexicanos que serán reconocidos con su ingreso al Salón de la Fama.

Alberto García Aspe se ha ganado la designación por su larga trayectoria, tanto en equipos nacionales (Pumas, Necaxa, América y Puebla),  como a nivel internacional, con el River Plate de Argentina y su paso por la Selección Nacional, con la que fue tres veces mundialista.

Me dio gusto compartir con Alberto varios partidos con la Selección Nacional. Sin duda de lo que guardo el recuerdo más agradable es de Ecuador, cuando nos invitaron por primera vez a la Copa América y llegamos a la final de manera sorpresiva y jugando el mejor futbol que se ha visto en la Selección Nacional. Aquella, sin duda, fue la época dorada de la Selección, que yo registro de 1986 a 1994  y durante la cual tuve el gusto de vivir momentos de mucha alegría, como ganarle el tercer puesto a Uruguay y que es el lugar que nos debería corresponder en el continente americano, un sitio que tristemente ahora no tenemos.

Ramón Ramírez igualmente ha sumado grandes méritos en su carrera como para merecer el ingreso al Salón de  la Fama. Ramón será recordado por sus hazañas futbolísticas con las que ha dejado huella de su calidad y el talento que mostró durante su brillante trayectoria. Tuve la satisfacción de compartir con él varios partidos con la Selección Nacional en torneos como Copa América y la Copa del Mundo.

Ignacio Calderón es otro inolvidable. La imagen que ha tenido siempre Nacho Calderón bajo los palos de la portería tanto de Chivas como de la Selección Nacional seguirá en la retina de todos los que tuvimos oportunidad de verlo y disfrutar tanto de su elegancia como de su calidad y talento, que lo favoreció para convertirse en uno de los grandes ídolos jugando como portero. Merecido es su nombramiento para este Salón de la Fama que engrandece sus logros. Recuerdo que en la temporada 1976-77 coincidí en la cancha con Calderón. Fuimos rivales en un partido Pumas-Universidad de Guadalajara de aquella época.

De Guillermo Sepúlveda podemos decir que si en la memoria de muchos amantes del futbol resalta una de las figuras de la época gloriosa de Chivas, de manera inmediata se piensa en “El Tigre” Sepúlveda. Nunca falla cuando se menciona esta gran época que vivieron en Guadalajara. Tantos títulos logrados que serán recordados y que recalcan todavía más su trayectoria por hacerse presente para siempre en este gran Salón de la Fama.

Hristo Stoichkov. Cualquiera pensaría que la rivalidad que tuve con Stoichkov, primero por ver quién ganaba la Bota de Oro en la temporada 1990-91, él jugando con el CSKA Sofía, de Bulgaria, y yo en el Real Madrid. Al final fue que empatamos con 38 goles y nos dieron a cada uno su respectiva Bota de Oro en Alemania, en la ciudad de Bonn. Guardamos un grato recuerdo de convivir ese momento inolvidable. Después fue contratado por el Barcelona para arrebatarme el “Pichichi”, que finalmente no consiguió en España, pero con su carácter y agresividad él defendía los intereses del Barcelona y yo los del Real Madrid. Esa rivalidad no le hizo daño a nuestra amistad y hasta la fecha seguimos siendo buenos amigos y estamos en contacto permanente. Muy merecido tiene su lugar en el Salón de la Fama como un reconocimiento al mejor futbolista búlgaro de todos los tiempos.

Enzo Francescoli. Es indiscutible que la elegancia, clase, talento y estilo que mostró Enzo en todos los campos donde se hizo presente en el mundo, llamó tanto la atención que todos los equipos del planeta querían tenerlo en sus filas, aunque al final los únicos afortunados fueron Montevideo Wanderers, River Plate, Racing Club de París, Olympique de Marsella, Cagliari y Torino. Su recuerdo quedará para la eternidad por lo que nos dejó grabado en la mente.

Jorge Valdano. Su trayectoria ha sido muy larga y aventurera.  Ingresó con 16 años en la cantera del Newells Old Boys y debutó dos años después, siendo su especialidad el juego aéreo, pero su calidad y talento lo llevaron al Deportivo Alavés y su gran paso ascendente  lo instaló en 1984 en el mejor equipo de todos los tiempos, el Real Madrid. Tuve la fortuna de jugar con él a mi llegada al Real Madrid en 1985, donde salimos campeones en varias temporadas.

Consiguió ser campeón con Argentina en el Mundial de México 1986 y luego, lamentablemente, una hepatitis le dio un parón importante a su carrera. No solamente es triunfador como jugador, sino también como entrenador, directivo, conferencista y analista. Su legado quedará  plasmado en este recinto del futbol mundial.

Francisco Gento. Si alguien ha merecido tantos nombramientos y recuerdos, habría que mencionar a Francisco “Paco” Gento, el único jugador del Real Madrid en la historia que ha ganado seis copas de Europa y que por sus actuaciones, sus goles y el estilo mostrado durante su trayectoria, hacen que no pueda faltar en la investidura, uno de los grandes de todos los tiempos.

¡Qué te lo digo yo!