/ miércoles 10 de octubre de 2018

Ala sombra | Federico Patiño

El esquema de autofinanciamiento para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que lleva el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), dirigido por Federico Patiño, fue planteado para que el gobierno federal cubra únicamente 30% del gasto total de la construcción del proyecto, es decir, 88 mil millones de pesos, sin embargo, el proyecto puede ser 100% autofinanciable. Las premisas planteadas al inicio del proyecto proponen que la nueva terminal aérea cuente con un esquema mixto de financiamiento (público y privado), que el gobierno federal mantenga el control y propiedad del activo, que no se constituya deuda pública ni cuente con su garantía y que el proyecto sea autofinanciable, es decir, que los propios usuarios del aeropuerto financien su construcción.

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Una alternativa de financiamiento (en caso de que se quiera evitar el uso de recursos fiscales), es que se podría acudir al mercado privado, que sería por medio del Cobro de TUA a pasajeros de interconexión (por 10 mil 750 millones de pesos), una nueva colocación de FIBRA E (por 32 mil 250 millones de pesos), otorgar la Concesión del Centro de Transporte Terrestre (estacionamiento), la Monetización de terrenos de la Ciudad Aeropuerto y Modificar el contrato con la Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

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Así, el proyecto del nuevo aeropuerto genera suficientes flujos no sólo para pagar a los inversionistas privados, sino también para que el gobierno recupere su inversión en caso de que se usen recursos PEF. Adicionalmente, la corrida financiera asume un crecimiento de pasajeros promedio anual de 2% y la TUA se mantiene en términos reales. Con estos indicadores, el GACM demuestra que el proyecto de Texcoco sigue siendo la mejor opción para desarrollar el hub más grande de América Latina sin necesidad del uso de recursos del PEF. Lo cierto también es que Andrés Manuel López Obrador afirmó que si algún empresario asume ese gasto va. En caso contrario, se especula, puro Santa Lucía.

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El 20 de enero de 2017 fue un día gris para México, esto derivado de la asunción de Donald Trump a la presidencia de EU, pues significaba una amenaza directa hacia nuestra economía. Sin embargo, a más de año y medio este panorama se disipó y ahora contamos con un nuevo acuerdo comercial; no se construyó ningún muro y al parecer se acabaron las ofensas hacia los mexicanos. Y hay que reconocer que detrás de este escenario estuvo siempre el canciller Luis Videgaray, quien apostó al diálogo con Trump, pese a las descalificaciones de propios y extraños. Hoy es preciso registrar que las múltiples visitas y amistades, formales o informales, surtieron efecto y dejan un camino labrado para la próxima administración.

Habrá, ante todo, que reconocerlo. ¿O no? En realidad no nos importa.

El esquema de autofinanciamiento para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que lleva el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), dirigido por Federico Patiño, fue planteado para que el gobierno federal cubra únicamente 30% del gasto total de la construcción del proyecto, es decir, 88 mil millones de pesos, sin embargo, el proyecto puede ser 100% autofinanciable. Las premisas planteadas al inicio del proyecto proponen que la nueva terminal aérea cuente con un esquema mixto de financiamiento (público y privado), que el gobierno federal mantenga el control y propiedad del activo, que no se constituya deuda pública ni cuente con su garantía y que el proyecto sea autofinanciable, es decir, que los propios usuarios del aeropuerto financien su construcción.

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Una alternativa de financiamiento (en caso de que se quiera evitar el uso de recursos fiscales), es que se podría acudir al mercado privado, que sería por medio del Cobro de TUA a pasajeros de interconexión (por 10 mil 750 millones de pesos), una nueva colocación de FIBRA E (por 32 mil 250 millones de pesos), otorgar la Concesión del Centro de Transporte Terrestre (estacionamiento), la Monetización de terrenos de la Ciudad Aeropuerto y Modificar el contrato con la Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

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Así, el proyecto del nuevo aeropuerto genera suficientes flujos no sólo para pagar a los inversionistas privados, sino también para que el gobierno recupere su inversión en caso de que se usen recursos PEF. Adicionalmente, la corrida financiera asume un crecimiento de pasajeros promedio anual de 2% y la TUA se mantiene en términos reales. Con estos indicadores, el GACM demuestra que el proyecto de Texcoco sigue siendo la mejor opción para desarrollar el hub más grande de América Latina sin necesidad del uso de recursos del PEF. Lo cierto también es que Andrés Manuel López Obrador afirmó que si algún empresario asume ese gasto va. En caso contrario, se especula, puro Santa Lucía.

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El 20 de enero de 2017 fue un día gris para México, esto derivado de la asunción de Donald Trump a la presidencia de EU, pues significaba una amenaza directa hacia nuestra economía. Sin embargo, a más de año y medio este panorama se disipó y ahora contamos con un nuevo acuerdo comercial; no se construyó ningún muro y al parecer se acabaron las ofensas hacia los mexicanos. Y hay que reconocer que detrás de este escenario estuvo siempre el canciller Luis Videgaray, quien apostó al diálogo con Trump, pese a las descalificaciones de propios y extraños. Hoy es preciso registrar que las múltiples visitas y amistades, formales o informales, surtieron efecto y dejan un camino labrado para la próxima administración.

Habrá, ante todo, que reconocerlo. ¿O no? En realidad no nos importa.