/ domingo 9 de septiembre de 2018

Alfabetización, labor titánica y heroica

La alfabetización está considerada en la Agenda 2030 como un componente clave para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible, aprobados por los líderes mundiales miembros de la ONU, en septiembre de 2015. De ahí, subrayo la importancia del Día Internacional de la Alfabetización que se celebra este 8 de septiembre.

Se trata, como ha quedado definido, de promover el acceso universal a una educación de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida de las personas, y con esto lograr que todos los jóvenes y una proporción considerable de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados, Desde luego, esos son los acuerdos, las intenciones, la teoría que debe convertirse en práctica en cada lugar del mundo. Lamentablemente no en todos lados vamos ganando esta batalla.

En datos de nuestro país: en 45 años, de 1970 a 2015, el analfabetismo bajó en personas de 15 años y más, de 25.8 % a 5.5 % Según los datos del Inegi, eso equivale a 4 millones 749 mil 57 personas que no saben ni leer ni escribir. El V Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña incluye que de 2012 a 2016 el índice de analfabetismo se redujo en 1.4 por ciento, el rezago en primaria bajó 1.7 y en secundaria 1.5.

Con la puesta en marcha de la Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo 2014-2018, Los objetivos propuestos para el final de la actual administración son alentadores. se ha tratado de disminuir el índice de analfabetismo a 3.4 por ciento y en 5 puntos el rezago educativo estimado en 37.6 por ciento en el 2013. esto implicaría alfabetizar al terminar la actual administración a 2.2 millones de personas, lo que permitiría al país integrarse a la lista de estados de la Unesco considerados libres de analfabetismo.

Hay muchos países en los que problemas militares, discapacidades y la pobreza, hacen que los niños no sean físicamente capaces de aprender y el resultado es que carecen de habilidades y de motivación, según un estudio del Banco Mundial. El rezago económico, por ejemplo, incide directamente en los niveles educativos y hoy unos 34 países africanos, 9 asiáticos, Haití y naciones del Pacífico, son los que resienten más este problema.

¿Pero cuál es el objetivo de alfabetizar, de abatir el rezago?

Es generar las condiciones educativas y culturales en las personas para lograr su pleno desarrollo y el de sus familias; para que logren mejores oportunidades de trabajo y aspiren a la felicidad. La respuesta puede parecer fácil, pero lograrlo es, y ha sido, altamente difícil.

No es una quimera, es una posibilidad real de la humanidad, si en coordinación, en cooperación, cumplimos objetivos y metas que nos propongamos en este tema del analfabetismo.

Y en este terreno hay que dedicarle unas líneas con mucho agradecimiento a quienes han hecho de la educación, de la alfabetización, un modo de vida.

Es cierto que los gobiernos proponen, generan los recursos, establecen en ocasiones las condiciones para que los alfabetizadores, los maestros, hagan su trabajo, pero en general siempre se ha tratado de una labor no sólo titánica sino heroica. Me ha tocado ver a los alfabetizadores, casi siempre jóvenes, caminar pueblos y comunidades, tocar puertas para, primero, detectar a quienes no saben leer ni escribir o han dejado sus estudios de primaria o secundaria a medias, y segundo, darles las clases, transmitirles el conocimiento básico.

Por ello este Día Internacional de la Alfabetización, además de repasar cómo andamos en México y en el mundo, debemos reconocer a quienes ahí, en el terreno, se encargan de alfabetizar a quienes lo necesitan para afrontar la vida de una mejor manera.

A todos ellos, por su incansable labor, Gracias.

La alfabetización está considerada en la Agenda 2030 como un componente clave para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible, aprobados por los líderes mundiales miembros de la ONU, en septiembre de 2015. De ahí, subrayo la importancia del Día Internacional de la Alfabetización que se celebra este 8 de septiembre.

Se trata, como ha quedado definido, de promover el acceso universal a una educación de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida de las personas, y con esto lograr que todos los jóvenes y una proporción considerable de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados, Desde luego, esos son los acuerdos, las intenciones, la teoría que debe convertirse en práctica en cada lugar del mundo. Lamentablemente no en todos lados vamos ganando esta batalla.

En datos de nuestro país: en 45 años, de 1970 a 2015, el analfabetismo bajó en personas de 15 años y más, de 25.8 % a 5.5 % Según los datos del Inegi, eso equivale a 4 millones 749 mil 57 personas que no saben ni leer ni escribir. El V Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña incluye que de 2012 a 2016 el índice de analfabetismo se redujo en 1.4 por ciento, el rezago en primaria bajó 1.7 y en secundaria 1.5.

Con la puesta en marcha de la Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo 2014-2018, Los objetivos propuestos para el final de la actual administración son alentadores. se ha tratado de disminuir el índice de analfabetismo a 3.4 por ciento y en 5 puntos el rezago educativo estimado en 37.6 por ciento en el 2013. esto implicaría alfabetizar al terminar la actual administración a 2.2 millones de personas, lo que permitiría al país integrarse a la lista de estados de la Unesco considerados libres de analfabetismo.

Hay muchos países en los que problemas militares, discapacidades y la pobreza, hacen que los niños no sean físicamente capaces de aprender y el resultado es que carecen de habilidades y de motivación, según un estudio del Banco Mundial. El rezago económico, por ejemplo, incide directamente en los niveles educativos y hoy unos 34 países africanos, 9 asiáticos, Haití y naciones del Pacífico, son los que resienten más este problema.

¿Pero cuál es el objetivo de alfabetizar, de abatir el rezago?

Es generar las condiciones educativas y culturales en las personas para lograr su pleno desarrollo y el de sus familias; para que logren mejores oportunidades de trabajo y aspiren a la felicidad. La respuesta puede parecer fácil, pero lograrlo es, y ha sido, altamente difícil.

No es una quimera, es una posibilidad real de la humanidad, si en coordinación, en cooperación, cumplimos objetivos y metas que nos propongamos en este tema del analfabetismo.

Y en este terreno hay que dedicarle unas líneas con mucho agradecimiento a quienes han hecho de la educación, de la alfabetización, un modo de vida.

Es cierto que los gobiernos proponen, generan los recursos, establecen en ocasiones las condiciones para que los alfabetizadores, los maestros, hagan su trabajo, pero en general siempre se ha tratado de una labor no sólo titánica sino heroica. Me ha tocado ver a los alfabetizadores, casi siempre jóvenes, caminar pueblos y comunidades, tocar puertas para, primero, detectar a quienes no saben leer ni escribir o han dejado sus estudios de primaria o secundaria a medias, y segundo, darles las clases, transmitirles el conocimiento básico.

Por ello este Día Internacional de la Alfabetización, además de repasar cómo andamos en México y en el mundo, debemos reconocer a quienes ahí, en el terreno, se encargan de alfabetizar a quienes lo necesitan para afrontar la vida de una mejor manera.

A todos ellos, por su incansable labor, Gracias.