/ lunes 27 de diciembre de 2021

Alfredo Jiménez Mota, periodista desaparecido en 2005

El reportero de El Imparcial Alfredo Jiménez Mota, quien investigaba los nexos del crimen organizado en Sonora, con el poder político, desapareció el 2 de abril de 2005. Y hasta la fecha, no se sabe su paradero; aunque se presume que su suerte fue la misma de más de 150 casos de periodistas asesinados o desaparecidos en lo que va de este siglo: sólo pudieron perpetrarse, por la impunidad desde los gobiernos federal y locales. Estas violaciones graves a los derechos humanos, se suman a las decenas de miles de personas desaparecidas. Sorprendente México es un país que vive en paz, sin conflictos armados, sin embargo es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo libre, y el que ha fomentado el militarismo desde un gobierno civil.


Antes de la desaparición de Alfredo, su familia se percató de que era seguido por unos hombres, ese día se reunió con diferentes funcionarios, y desde entonces no se supo de él.


Hoy, a partir de una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH de la OEA se concretó un Acuerdo de Solución Amistosa con tres puntos fundamentales: a) La reparación integral a los familiares de Alfredo Jiménez Mota, tanto por daño material como moral, lo que se considera también una indemnización para la familia. En esta reparación moral se reconoce el legado de la víctima, con una calle que llevará su nombre y un monumento, en Empalme, Son., su ciudad de origen. b) Medidas de no repetición y de justicia; las de no repetición refieren a que el personal del Ministerio Público, se les debe otorgar seminarios sobre derechos humanos. c) La tercera medida tiene que ver con la justicia en sí misma, es decir, este acuerdo no cierra el caso, sino que se exige al Estado mexicano, continúe la búsqueda, verdad y justicia.


Es importante reconocer que desde la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, han sido enfáticos ante las autoridades mexicanas respecto de la ineficiente investigación oficial y las carencias en la investigación criminalística que dieron como consecuencia no encontrar con vida en las primeras horas de la desaparición de Alfredo, y posteriormente no saber cuál fue su suerte y su paradero. Hoy su caso es emblemático, precisamente porque la Comisión Interamericana de Derechos Humanos después de 16 años logra que el gobierno mexicano acepte y reconozca este Acuerdo de Solución Amistosa.


En México la desaparición forzada o la cometida por particulares contra trabajadores de los medios de comunicación es síntoma de un país cuya Constitución es sólo una letra bien trabajada desde la técnica legislativa. En este país se violan todos los días los derechos humanos, y el derecho a la libertad de expresión es una aspiración que se avizora lejana sobretodo porque el Presidente de México, que debiese ser el primero en respetar esta garantía, cada semana dedica un sketch intitulado “Quién es quién, de noticias falsas”, contribuyendo a la situación de vulnerabilidad del periodismo mexicano.


Después de este Acuerdo es posible que se logre otro similar respecto a Manuel Oropeza asesinado el 3 de julio de 1991 en Ciudad Juárez. También es posible que se logre otro Acuerdo en relación a Benjamin Frank Ortiz, editor del semanario Z, de Tijuana, asesinado el 22 de junio de 2004; ambos casos siguen gozando de impunidad como más de una centena.

El reportero de El Imparcial Alfredo Jiménez Mota, quien investigaba los nexos del crimen organizado en Sonora, con el poder político, desapareció el 2 de abril de 2005. Y hasta la fecha, no se sabe su paradero; aunque se presume que su suerte fue la misma de más de 150 casos de periodistas asesinados o desaparecidos en lo que va de este siglo: sólo pudieron perpetrarse, por la impunidad desde los gobiernos federal y locales. Estas violaciones graves a los derechos humanos, se suman a las decenas de miles de personas desaparecidas. Sorprendente México es un país que vive en paz, sin conflictos armados, sin embargo es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo libre, y el que ha fomentado el militarismo desde un gobierno civil.


Antes de la desaparición de Alfredo, su familia se percató de que era seguido por unos hombres, ese día se reunió con diferentes funcionarios, y desde entonces no se supo de él.


Hoy, a partir de una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH de la OEA se concretó un Acuerdo de Solución Amistosa con tres puntos fundamentales: a) La reparación integral a los familiares de Alfredo Jiménez Mota, tanto por daño material como moral, lo que se considera también una indemnización para la familia. En esta reparación moral se reconoce el legado de la víctima, con una calle que llevará su nombre y un monumento, en Empalme, Son., su ciudad de origen. b) Medidas de no repetición y de justicia; las de no repetición refieren a que el personal del Ministerio Público, se les debe otorgar seminarios sobre derechos humanos. c) La tercera medida tiene que ver con la justicia en sí misma, es decir, este acuerdo no cierra el caso, sino que se exige al Estado mexicano, continúe la búsqueda, verdad y justicia.


Es importante reconocer que desde la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, han sido enfáticos ante las autoridades mexicanas respecto de la ineficiente investigación oficial y las carencias en la investigación criminalística que dieron como consecuencia no encontrar con vida en las primeras horas de la desaparición de Alfredo, y posteriormente no saber cuál fue su suerte y su paradero. Hoy su caso es emblemático, precisamente porque la Comisión Interamericana de Derechos Humanos después de 16 años logra que el gobierno mexicano acepte y reconozca este Acuerdo de Solución Amistosa.


En México la desaparición forzada o la cometida por particulares contra trabajadores de los medios de comunicación es síntoma de un país cuya Constitución es sólo una letra bien trabajada desde la técnica legislativa. En este país se violan todos los días los derechos humanos, y el derecho a la libertad de expresión es una aspiración que se avizora lejana sobretodo porque el Presidente de México, que debiese ser el primero en respetar esta garantía, cada semana dedica un sketch intitulado “Quién es quién, de noticias falsas”, contribuyendo a la situación de vulnerabilidad del periodismo mexicano.


Después de este Acuerdo es posible que se logre otro similar respecto a Manuel Oropeza asesinado el 3 de julio de 1991 en Ciudad Juárez. También es posible que se logre otro Acuerdo en relación a Benjamin Frank Ortiz, editor del semanario Z, de Tijuana, asesinado el 22 de junio de 2004; ambos casos siguen gozando de impunidad como más de una centena.