/ viernes 1 de marzo de 2019

Alpha Helix: El señor de los mares

Por: Roberto Ulises Cruz Aguirre

Para estudiar nuestros mares, los investigadores dedicados a las ciencias marinas pueden utilizar hoy en día instrumentación y equipos con un nivel de sofisticación pocas veces visto en la historia de la oceanografía mexicana, tan incipiente.

Foto: Especial

Estamos hablando de anclajes profundos (largos cables instrumentados con sensores diversos que pueden llegar hasta los 3 mil metros); boyas superficiales de diferentes categorías que funcionan como verdaderos observatorios en tiempo real; radares, satélites y modernos vehículos autónomos (drones y gliders) que monitorean variables oceanográficas por arriba y por debajo de la superficie marina.

Pero aun con esos niveles de refinamiento (en cuestiones de ingeniería, nuevos materiales, telecomunicaciones y de computación) y de autonomía para adquirir series de datos, aún es necesario utilizar embarcaciones altamente especializadas que sirvan como plataformas de observación de nuestras enormes provincias oceanográficas, ese otro México que supera en extensión a la parte continental de nuestro país.

Pero a pesar de que estos barcos proveen a la investigación científica un acceso invaluable al mar, son un componente esencial de la infraestructura científica y constituyen un patrimonio de México, su número es muy limitado, y sólo unas cuantas instituciones tienen naves bien equipadas para realizar estudios de esta naturaleza.

La UNAM tiene dos: “El Puma” y el “Justo Sierra”. La Secretaría de Marina cuenta con cuatro; la Universidad Autónoma de Tamaulipas tiene el “UAT-1-CIDIPORT”; el Instituto Nacional de la Pesca tiene el “Dr. Jorge Carranza Fraser”, y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) opera desde 2014 el “Buque Oceanográfico Alpha Helix”. Y nada más.

Foto: Especial

Este último tiene su base de operaciones en Ensenada, Baja California, por lo que sus rutinas se habían restringido a las regiones del Pacífico mexicano y Golfo de California, el igual que su predecesor, el “Francisco de Ulloa”.

Su historial de operaciones es bueno, de unos 180 días en promedio por año de navegación en cruceros, más los traslados a puerto. Por su tamaño realiza operaciones oceanográficas de rango medio; esto es, que no es tan grande (ni tan caro) como los barcos oceanográficos de la UNAM: “El Puma”, que opera en el Pacífico, y el “Justo Sierra”, que está en el Golfo de México.

Las características de esta embarcación son las siguientes. Tiene una eslora (longitud) de casi 40 metros; manga (anchura) máxima de 9.45 m y un desplazamiento de 600 toneladas. Su velocidad crucero es de 8 nudos y puede llevar 25 tripulantes (16 científicos, 8 de tripulación base y un apoyo al área de cocina). Con suficiente suministro de vitualla y combustible, la autonomía de este barco puede llegar a 30 días.

Cuenta con equipamiento científico de primer orden. Un perfilador acústico lanzable (LADCP), mismo que se instala y opera durante lances hidrográficos junto a un perfilador CTD a solicitud del usuario. Con ellos la profundidad máxima de muestreo es de 5 mil metros. Cuentan con sensores para medir temperatura, conductividad, oxígeno disuelto, además de altímetro y fluorímetro. Como equipo hidroacústico cuenta con un perfilador ADCP y una ecosonda científica.

Foto: Especial

Para su operación, el “Buque Oceanográfico Alpha Helix” tiene malacates específicos en la cubierta: uno para lances hidrográficos, con 5 mil metros de cable conductor electromecánico y capacidad máxima de levantamiento de 1,800 kilogramos; otro de arrastre, con 2 mil 250 metros de cable y 2 mil 700 kg de capacidad máxima de levantamiento; otro para lances hidrográficos profundos, con 5 mil metros de cable conductor, y uno más para maniobras ligeras, con capacidad máxima de levantamiento de 300 kg a una velocidad de 8 metros por minuto.

Tiene también cuatro laboratorios: uno húmedo y uno general, ambos para manejo y procesado de muestras; uno de instrumentación dotado con equipo científico y de cómputo, y otro de topografía multihaz.

Además del propio CICESE, varias instituciones académicas nacionales y extranjeras han usado esta plataforma de investigación oceanográfica. Entre ellas están el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR) del Instituto Politécnico Nacional, con sede en La Paz, B.C.S., la Universidad Autónoma de Baja California (UABC); la Universidad de California en San Diego, la Universidad Estatal de Oregon, la Universidad del Sur de California, el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) y la UNAM.

Pero además, el año pasado marco un hito para este centro de investigación porque el “Alpha Helix” cruzó el Canal de Panamá y navegó por primera vez en aguas del Atlántico, luego de ser contratado por el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), un grupo de investigación que busca establecer mapas de riesgo, tiempos de arribo y estimaciones de impacto -entre otros escenarios- que permitan a las autoridades mexicanas tomar decisiones racionales en caso de que ocurran derrames de hidrocarburos, y que lidera el CICESE desde 2014 con financiación del fondo sectorial SENER-CONACYT-Hidrocarburos.

Foto: Especial

Entre el 1 de mayo y el 10 de agosto, su tripulación completó 126 días de navegación y recorrió 15 mil millas náuticas, estableciendo así un récord como su travesía más larga. En ese lapso logró rescatar uno de los anclajes de la red de observatorios marinos que el CIGOM instaló en el Golfo de México (el YUC9) que llevaba siete días a la deriva en aguas territoriales cubanas, recuperando así dos años de invaluable información oceanográfica, y cumplió además con tres cruceros.

Esto se dice fácil, pero como dice el Dr. Edgar Pavía López, director de la División de Oceanología del CICESE, es el único barco mexicano que ha realizado operaciones en aguas territoriales de Cuba y de Estados Unidos.

En este momento está abierta la convocatoria 2019 para la recepción de solicitudes de tiempo de barco, que cierra el 29 de marzo. De acuerdo al jefe del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas del CICESE, Oc. Daniel Loya Salinas, el periodo en el que se podrá solicitar tiempo de barco abarca de junio a diciembre de 2019, tomando en consideración que de marzo a mayo próximos el “Alpha Helix” entrará a mantenimiento en dique seco y no podrá navegar.

Foto: Especial

Si alguno de ustedes está interesado, todas las especificaciones de la convocatoria, del barco, su equipo científico, las tarifas aplicables y el formato de solicitud pueden ser consultadas en:

http://deo.cicese.mx/Docs/Buque/Convocatoria_BOAH_2019.pdf


* Ulises Cruz trabaja en el Departamento de Difusión y Divulgación del CICESE

Por: Roberto Ulises Cruz Aguirre

Para estudiar nuestros mares, los investigadores dedicados a las ciencias marinas pueden utilizar hoy en día instrumentación y equipos con un nivel de sofisticación pocas veces visto en la historia de la oceanografía mexicana, tan incipiente.

Foto: Especial

Estamos hablando de anclajes profundos (largos cables instrumentados con sensores diversos que pueden llegar hasta los 3 mil metros); boyas superficiales de diferentes categorías que funcionan como verdaderos observatorios en tiempo real; radares, satélites y modernos vehículos autónomos (drones y gliders) que monitorean variables oceanográficas por arriba y por debajo de la superficie marina.

Pero aun con esos niveles de refinamiento (en cuestiones de ingeniería, nuevos materiales, telecomunicaciones y de computación) y de autonomía para adquirir series de datos, aún es necesario utilizar embarcaciones altamente especializadas que sirvan como plataformas de observación de nuestras enormes provincias oceanográficas, ese otro México que supera en extensión a la parte continental de nuestro país.

Pero a pesar de que estos barcos proveen a la investigación científica un acceso invaluable al mar, son un componente esencial de la infraestructura científica y constituyen un patrimonio de México, su número es muy limitado, y sólo unas cuantas instituciones tienen naves bien equipadas para realizar estudios de esta naturaleza.

La UNAM tiene dos: “El Puma” y el “Justo Sierra”. La Secretaría de Marina cuenta con cuatro; la Universidad Autónoma de Tamaulipas tiene el “UAT-1-CIDIPORT”; el Instituto Nacional de la Pesca tiene el “Dr. Jorge Carranza Fraser”, y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) opera desde 2014 el “Buque Oceanográfico Alpha Helix”. Y nada más.

Foto: Especial

Este último tiene su base de operaciones en Ensenada, Baja California, por lo que sus rutinas se habían restringido a las regiones del Pacífico mexicano y Golfo de California, el igual que su predecesor, el “Francisco de Ulloa”.

Su historial de operaciones es bueno, de unos 180 días en promedio por año de navegación en cruceros, más los traslados a puerto. Por su tamaño realiza operaciones oceanográficas de rango medio; esto es, que no es tan grande (ni tan caro) como los barcos oceanográficos de la UNAM: “El Puma”, que opera en el Pacífico, y el “Justo Sierra”, que está en el Golfo de México.

Las características de esta embarcación son las siguientes. Tiene una eslora (longitud) de casi 40 metros; manga (anchura) máxima de 9.45 m y un desplazamiento de 600 toneladas. Su velocidad crucero es de 8 nudos y puede llevar 25 tripulantes (16 científicos, 8 de tripulación base y un apoyo al área de cocina). Con suficiente suministro de vitualla y combustible, la autonomía de este barco puede llegar a 30 días.

Cuenta con equipamiento científico de primer orden. Un perfilador acústico lanzable (LADCP), mismo que se instala y opera durante lances hidrográficos junto a un perfilador CTD a solicitud del usuario. Con ellos la profundidad máxima de muestreo es de 5 mil metros. Cuentan con sensores para medir temperatura, conductividad, oxígeno disuelto, además de altímetro y fluorímetro. Como equipo hidroacústico cuenta con un perfilador ADCP y una ecosonda científica.

Foto: Especial

Para su operación, el “Buque Oceanográfico Alpha Helix” tiene malacates específicos en la cubierta: uno para lances hidrográficos, con 5 mil metros de cable conductor electromecánico y capacidad máxima de levantamiento de 1,800 kilogramos; otro de arrastre, con 2 mil 250 metros de cable y 2 mil 700 kg de capacidad máxima de levantamiento; otro para lances hidrográficos profundos, con 5 mil metros de cable conductor, y uno más para maniobras ligeras, con capacidad máxima de levantamiento de 300 kg a una velocidad de 8 metros por minuto.

Tiene también cuatro laboratorios: uno húmedo y uno general, ambos para manejo y procesado de muestras; uno de instrumentación dotado con equipo científico y de cómputo, y otro de topografía multihaz.

Además del propio CICESE, varias instituciones académicas nacionales y extranjeras han usado esta plataforma de investigación oceanográfica. Entre ellas están el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR) del Instituto Politécnico Nacional, con sede en La Paz, B.C.S., la Universidad Autónoma de Baja California (UABC); la Universidad de California en San Diego, la Universidad Estatal de Oregon, la Universidad del Sur de California, el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) y la UNAM.

Pero además, el año pasado marco un hito para este centro de investigación porque el “Alpha Helix” cruzó el Canal de Panamá y navegó por primera vez en aguas del Atlántico, luego de ser contratado por el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), un grupo de investigación que busca establecer mapas de riesgo, tiempos de arribo y estimaciones de impacto -entre otros escenarios- que permitan a las autoridades mexicanas tomar decisiones racionales en caso de que ocurran derrames de hidrocarburos, y que lidera el CICESE desde 2014 con financiación del fondo sectorial SENER-CONACYT-Hidrocarburos.

Foto: Especial

Entre el 1 de mayo y el 10 de agosto, su tripulación completó 126 días de navegación y recorrió 15 mil millas náuticas, estableciendo así un récord como su travesía más larga. En ese lapso logró rescatar uno de los anclajes de la red de observatorios marinos que el CIGOM instaló en el Golfo de México (el YUC9) que llevaba siete días a la deriva en aguas territoriales cubanas, recuperando así dos años de invaluable información oceanográfica, y cumplió además con tres cruceros.

Esto se dice fácil, pero como dice el Dr. Edgar Pavía López, director de la División de Oceanología del CICESE, es el único barco mexicano que ha realizado operaciones en aguas territoriales de Cuba y de Estados Unidos.

En este momento está abierta la convocatoria 2019 para la recepción de solicitudes de tiempo de barco, que cierra el 29 de marzo. De acuerdo al jefe del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas del CICESE, Oc. Daniel Loya Salinas, el periodo en el que se podrá solicitar tiempo de barco abarca de junio a diciembre de 2019, tomando en consideración que de marzo a mayo próximos el “Alpha Helix” entrará a mantenimiento en dique seco y no podrá navegar.

Foto: Especial

Si alguno de ustedes está interesado, todas las especificaciones de la convocatoria, del barco, su equipo científico, las tarifas aplicables y el formato de solicitud pueden ser consultadas en:

http://deo.cicese.mx/Docs/Buque/Convocatoria_BOAH_2019.pdf


* Ulises Cruz trabaja en el Departamento de Difusión y Divulgación del CICESE