/ jueves 15 de octubre de 2020

Alta Empresa | ¿Y a las Pymes quién las salva?

Tiendas de abarrotes, panaderías, quioscos de periódicos, fondas, peluquerías. El mundo vive bajo la idolatría del gigantismo, donde lo grande casi siempre es sinónimo de mejor. Y a veces lo es, pero la economía empieza con el negocio de la vuelta de la esquina. Muchos admiran -a veces con razón, a veces sin ella- a las corporaciones y los titanes que las lideran, nunca dejaremos de sentirnos más cerca de una idea humilde pero luminosa: lo pequeño es hermoso.

Ese pequeño mundo, desafortunadamente, se encuentra en peligro de extinción.

Antes de la COVID-19, menos del 15% de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de las economías emergentes contaban con acceso a los recursos que requerían para detonar la creación de riqueza. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, la brecha de financiamiento no satisfecha en estos mercados para las Pymes ascendía a más de 5.2 billones de dólares cada año. Esta brecha se ampliará tras la pandemia. Las Pymes siempre han atravesado desafíos gigantescos, pero hoy enfrentan un escenario casi apocalíptico.

Las Pymes representan alrededor del 90% de las empresas en todo el mundo, así como más del 50% del empleo total. En los mercados emergentes, siete de cada diez empleos formales son generados por las pequeñas y medianas empresas. La clave para salir adelante es el financiamiento. De acuerdo con la base de datos Global Findex, hay 1,700 millones de personas no bancarizadas en todo el mundo. A pesar de los avances logrados en los últimos años, la mayoría de las Pymes aún consideran el financiamiento tradicional a través de los bancos como un proceso burocrático e infructuoso. Aquí es donde las tecnologías financieras pueden jugar un papel fundamental para respaldar la resiliencia global.

El término Fintech se utiliza para describir todas las nuevas tecnologías que buscan mejorar la entrega y el uso de servicios financieros. Aplicado originalmente a los sistemas de back-end de las instituciones financieras establecidas, el término Fintech ahora incluye una miríada de sectores e industrias. La crisis financiera de 2008 redujo la confianza en el sistema financiero, lo que creo una coyuntura ideal para que la tecnología permitiera crecer a las entidades no bancarias. La COVID-19 representa un nuevo punto de inflexión.

Las plataformas de préstamos digitales han reaccionado rápidamente para responder al aumento de solicitudes de préstamos provocadas por cierres y despidos. Es el siguiente paso lógico: las Fintech se basan en tecnología de punta que evalúa la viabilidad crediticia de los prestatarios a través de datos alternativos, lo que hace que sus servicios sean más accesibles y rápidos. Es una nueva forma de entender el acceso al financiamiento y, por tanto, la inclusión financiera.

Bajo la lógica de que los avances tecnológicos son en sí mismos algo positivo, las empresas digitales asumen casi por default que son socialmente responsables. Esta lógica es errónea y ha sido cuestionada con dureza en años recientes. No obstante, en el caso de las Fintech, la vanguardia tecnológica puede jugar a favor de salvar al mundo pequeño que constituye la base de la economía mundial. Ojalá estén a la altura.

@mauroforever mauricio@altaempresa.com



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Tiendas de abarrotes, panaderías, quioscos de periódicos, fondas, peluquerías. El mundo vive bajo la idolatría del gigantismo, donde lo grande casi siempre es sinónimo de mejor. Y a veces lo es, pero la economía empieza con el negocio de la vuelta de la esquina. Muchos admiran -a veces con razón, a veces sin ella- a las corporaciones y los titanes que las lideran, nunca dejaremos de sentirnos más cerca de una idea humilde pero luminosa: lo pequeño es hermoso.

Ese pequeño mundo, desafortunadamente, se encuentra en peligro de extinción.

Antes de la COVID-19, menos del 15% de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de las economías emergentes contaban con acceso a los recursos que requerían para detonar la creación de riqueza. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, la brecha de financiamiento no satisfecha en estos mercados para las Pymes ascendía a más de 5.2 billones de dólares cada año. Esta brecha se ampliará tras la pandemia. Las Pymes siempre han atravesado desafíos gigantescos, pero hoy enfrentan un escenario casi apocalíptico.

Las Pymes representan alrededor del 90% de las empresas en todo el mundo, así como más del 50% del empleo total. En los mercados emergentes, siete de cada diez empleos formales son generados por las pequeñas y medianas empresas. La clave para salir adelante es el financiamiento. De acuerdo con la base de datos Global Findex, hay 1,700 millones de personas no bancarizadas en todo el mundo. A pesar de los avances logrados en los últimos años, la mayoría de las Pymes aún consideran el financiamiento tradicional a través de los bancos como un proceso burocrático e infructuoso. Aquí es donde las tecnologías financieras pueden jugar un papel fundamental para respaldar la resiliencia global.

El término Fintech se utiliza para describir todas las nuevas tecnologías que buscan mejorar la entrega y el uso de servicios financieros. Aplicado originalmente a los sistemas de back-end de las instituciones financieras establecidas, el término Fintech ahora incluye una miríada de sectores e industrias. La crisis financiera de 2008 redujo la confianza en el sistema financiero, lo que creo una coyuntura ideal para que la tecnología permitiera crecer a las entidades no bancarias. La COVID-19 representa un nuevo punto de inflexión.

Las plataformas de préstamos digitales han reaccionado rápidamente para responder al aumento de solicitudes de préstamos provocadas por cierres y despidos. Es el siguiente paso lógico: las Fintech se basan en tecnología de punta que evalúa la viabilidad crediticia de los prestatarios a través de datos alternativos, lo que hace que sus servicios sean más accesibles y rápidos. Es una nueva forma de entender el acceso al financiamiento y, por tanto, la inclusión financiera.

Bajo la lógica de que los avances tecnológicos son en sí mismos algo positivo, las empresas digitales asumen casi por default que son socialmente responsables. Esta lógica es errónea y ha sido cuestionada con dureza en años recientes. No obstante, en el caso de las Fintech, la vanguardia tecnológica puede jugar a favor de salvar al mundo pequeño que constituye la base de la economía mundial. Ojalá estén a la altura.

@mauroforever mauricio@altaempresa.com



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