/ sábado 24 de agosto de 2019

Alto poder

* Robles, la mujer que pasó de la libertad a la prisión

* La “Estafa maestra” el mal ejemplo de un peor gobierno

* Ya se dio el primer gran paso contra la corrupción

Los juzgados se están llenando con asuntos que tienen que ver directamente con la corrupción, como es el caso clarísimo de la llamada “Estafa maestra” que involucra a varias secretarias, dependencias y hasta universidades públicas.

Rosario Robles cayó de la cumbre del poder y la riqueza, hasta lo más profundo de la ignominia, porque no hay peor canallada que robarse el dinero público, delito en el cual presuntamente incurrió cuando se desempeñaba como secretaria de Desarrollo Social y, después, en la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Todo el andamiaje anti corrupción que aparentemente se montó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, ha quedado al desnudo con los primeros pasos que la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador está dando para poner punto final a una cadena de voracidad que quizá inició en el momento en que Moctezuma intentó corromper a Hernán Cortés para que el conquistador no llegase hasta la Gran Tenochtitlan, la ciudad más importante del mundo prehispánico.

Robles Berlanga es un claro ejemplo de cómo una joven universitaria, cambia su aspiración a favor de las causas justas, de luchadora social, y la termina tras las rejas, por su ambición desmedida que se desató al acceder al poder y el dinero público.

Actualmente, se le involucra en tres investigaciones de fraudes monumentales por su desempeño en los tres únicos cargos públicos que ha ocupado.

Primero, como jefa de Gobierno del Distrito Federal; después, como secretaria de Desarrollo Social y, por último, al frente de la Secretaría de Desarrollo Rural, Territorial y Urbano.

DE ACTIVISTA A SECRETARIA DE ESTADO


En 1988 la inteligente y audaz Rosario destacó como integrante del grupo feminista del sindicato de trabajadores de la UNAM, donde forjó su ideal a favor de la lucha agraria. Empero, todo cambió 12 años más tarde, cuando relevó a Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno del Distrito Federal.

Estando al frente la jefatura capitalina, el mayor logro de Robles, hasta entonces, fue impulsar la despenalización del aborto, y fue también donde cambio radicalmente su imagen, que pasó de estudiante universitaria a la de una destacada empresaria, para lo que ocupó dinero público al contratar a la empresa Publicorp, propiedad de Luis Kelly Ramírez, de donde resultó un faltante de 6 mil millones de pesos, que utilizó Rosario para crear un fondo que destinaría a las campañas del PRD en el 2000 y, en particular, a su carrera política cuando ya no pudiera disponer de los recursos del erario.

En su corto tiempo al frente de la capital del país, también enfrentó escándalos de corrupción, particularmente la malversación de fondos del programa anual de adquisiciones en la delegación Iztapalapa, a cargo de Elio Villaseñor.

En la demarcación se reportaron gastos por 8 millones de pesos en alimentos como langostas y gansos, lo más selecto del arte culinario para los perredistas, además de 21 millones de pesos para autos y 24 millones más para combustibles. No faltaba nunca dinero cerca de donde Rosario se movía políticamente.

Al descubrirse las felonías que ocurrían en Iztapalapa, el delegado Elio Villaseñor renunció y, en su lugar, Robles impuso a Ramón Sosamontes, su cercano colaborador.

Después, en 2004, dirigió al PRD con la firme intención de ser la candidata a la Presidencia de la República, sueño que en ese entonces compartió con Marta Sahagún, esposa del ahora expresidente Vicente Fox. Ambas frustraron sus intenciones en medio de escándalos por malversación de recursos públicos.

Para apuntalar su aspiración presidencial, Rosario buscó el apoyo del empresario argentino Carlos Ahumada, a quien conoció en 2001, al través de Ramón Samontes. Los lazos, negocios y sentimientos se fueron fortaleciendo con el tiempo, siempre con la intención de dirigir al país y manejar los recursos públicos.

LOS NEGOCIOS FANTASMA DE LOS PEÑISTAS


Como líder perredista, Robles debilitó al partido por el endeudamiento que adquirió (más 645 millones de pesos), que destinó a publicidad en medios televisivos, monto que resulta escandaloso, porque se trató de dinero del erario, manejados por Emilio Zebadúa, quien más tarde operaría la “Estafa maestra”, la cual significó un quebranto de 7 mil 670 millones de pesos, monto suficiente para cubrir los estudios universitarios de una carrera por cuatro años a 26 mil jóvenes.

La investigación del fraude contra Robles involucra 73 convenios hechos por 11 dependencias federales, como Sedesol, Banobras y Pemex, con ocho universidades públicas, como la Autónoma de Morelos o la del Estado de México, todas entre 2013 y 2014.

Del total de los convenios, 5 mil 208 millones fueron a parar a 150 empresas “fantasma” y mil millones se canalizaron a las ocho universidades que participaron para continuar con las sinvergüenzadas de Rosario Robles.

La investigación sobre la “Estafa maestra” de los reporteros de Animal Político, Nayeli Roldán, Miriam Castillo y Manuel Ureste, reveló que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, las dependencias federales realizaron dos mil 81 convenios de este tipo, que podrían superar los 31 mil millones de pesos.

La participación de las universidades se centró en la supuesta realización de estudios que resultaron ser una copia textual de documentos publicados en internet por organismos internacionales, como la ONU, o nacionales, como la UNAM.

Esa camarilla llegó a corromper todo lo que tocaba porque le vendían estudios académicos a las universidades, el lugar donde justamente se producen y hay investigadores de verdad, no farsantes.

Esta semana, la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda confirmó que también investiga la venta de terrenos federales que hizo la Sedatu, consideradas zonas de reserva ecológica, a empresas fantasma, cuando Robles fue su titular.

El encarcelamiento de Robles es sólo un eslabón en la cadena de corrupción que comenzó a quebrarse. Los responsables siguen gozando de sus fortunas mal habidas.

Por el momento, los principales operadores de la “Estafa maestra” están protegidos, porque los firmantes de los convenios son mandos medios y bajos de las dependencias involucradas y no tienen a quién fincarle responsabilidades que los incriminen directamente.

Este es un fraude más de los que el gobierno mexicano sigue haciendo a su pueblo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com


* Robles, la mujer que pasó de la libertad a la prisión

* La “Estafa maestra” el mal ejemplo de un peor gobierno

* Ya se dio el primer gran paso contra la corrupción

Los juzgados se están llenando con asuntos que tienen que ver directamente con la corrupción, como es el caso clarísimo de la llamada “Estafa maestra” que involucra a varias secretarias, dependencias y hasta universidades públicas.

Rosario Robles cayó de la cumbre del poder y la riqueza, hasta lo más profundo de la ignominia, porque no hay peor canallada que robarse el dinero público, delito en el cual presuntamente incurrió cuando se desempeñaba como secretaria de Desarrollo Social y, después, en la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Todo el andamiaje anti corrupción que aparentemente se montó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, ha quedado al desnudo con los primeros pasos que la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador está dando para poner punto final a una cadena de voracidad que quizá inició en el momento en que Moctezuma intentó corromper a Hernán Cortés para que el conquistador no llegase hasta la Gran Tenochtitlan, la ciudad más importante del mundo prehispánico.

Robles Berlanga es un claro ejemplo de cómo una joven universitaria, cambia su aspiración a favor de las causas justas, de luchadora social, y la termina tras las rejas, por su ambición desmedida que se desató al acceder al poder y el dinero público.

Actualmente, se le involucra en tres investigaciones de fraudes monumentales por su desempeño en los tres únicos cargos públicos que ha ocupado.

Primero, como jefa de Gobierno del Distrito Federal; después, como secretaria de Desarrollo Social y, por último, al frente de la Secretaría de Desarrollo Rural, Territorial y Urbano.

DE ACTIVISTA A SECRETARIA DE ESTADO


En 1988 la inteligente y audaz Rosario destacó como integrante del grupo feminista del sindicato de trabajadores de la UNAM, donde forjó su ideal a favor de la lucha agraria. Empero, todo cambió 12 años más tarde, cuando relevó a Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno del Distrito Federal.

Estando al frente la jefatura capitalina, el mayor logro de Robles, hasta entonces, fue impulsar la despenalización del aborto, y fue también donde cambio radicalmente su imagen, que pasó de estudiante universitaria a la de una destacada empresaria, para lo que ocupó dinero público al contratar a la empresa Publicorp, propiedad de Luis Kelly Ramírez, de donde resultó un faltante de 6 mil millones de pesos, que utilizó Rosario para crear un fondo que destinaría a las campañas del PRD en el 2000 y, en particular, a su carrera política cuando ya no pudiera disponer de los recursos del erario.

En su corto tiempo al frente de la capital del país, también enfrentó escándalos de corrupción, particularmente la malversación de fondos del programa anual de adquisiciones en la delegación Iztapalapa, a cargo de Elio Villaseñor.

En la demarcación se reportaron gastos por 8 millones de pesos en alimentos como langostas y gansos, lo más selecto del arte culinario para los perredistas, además de 21 millones de pesos para autos y 24 millones más para combustibles. No faltaba nunca dinero cerca de donde Rosario se movía políticamente.

Al descubrirse las felonías que ocurrían en Iztapalapa, el delegado Elio Villaseñor renunció y, en su lugar, Robles impuso a Ramón Sosamontes, su cercano colaborador.

Después, en 2004, dirigió al PRD con la firme intención de ser la candidata a la Presidencia de la República, sueño que en ese entonces compartió con Marta Sahagún, esposa del ahora expresidente Vicente Fox. Ambas frustraron sus intenciones en medio de escándalos por malversación de recursos públicos.

Para apuntalar su aspiración presidencial, Rosario buscó el apoyo del empresario argentino Carlos Ahumada, a quien conoció en 2001, al través de Ramón Samontes. Los lazos, negocios y sentimientos se fueron fortaleciendo con el tiempo, siempre con la intención de dirigir al país y manejar los recursos públicos.

LOS NEGOCIOS FANTASMA DE LOS PEÑISTAS


Como líder perredista, Robles debilitó al partido por el endeudamiento que adquirió (más 645 millones de pesos), que destinó a publicidad en medios televisivos, monto que resulta escandaloso, porque se trató de dinero del erario, manejados por Emilio Zebadúa, quien más tarde operaría la “Estafa maestra”, la cual significó un quebranto de 7 mil 670 millones de pesos, monto suficiente para cubrir los estudios universitarios de una carrera por cuatro años a 26 mil jóvenes.

La investigación del fraude contra Robles involucra 73 convenios hechos por 11 dependencias federales, como Sedesol, Banobras y Pemex, con ocho universidades públicas, como la Autónoma de Morelos o la del Estado de México, todas entre 2013 y 2014.

Del total de los convenios, 5 mil 208 millones fueron a parar a 150 empresas “fantasma” y mil millones se canalizaron a las ocho universidades que participaron para continuar con las sinvergüenzadas de Rosario Robles.

La investigación sobre la “Estafa maestra” de los reporteros de Animal Político, Nayeli Roldán, Miriam Castillo y Manuel Ureste, reveló que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, las dependencias federales realizaron dos mil 81 convenios de este tipo, que podrían superar los 31 mil millones de pesos.

La participación de las universidades se centró en la supuesta realización de estudios que resultaron ser una copia textual de documentos publicados en internet por organismos internacionales, como la ONU, o nacionales, como la UNAM.

Esa camarilla llegó a corromper todo lo que tocaba porque le vendían estudios académicos a las universidades, el lugar donde justamente se producen y hay investigadores de verdad, no farsantes.

Esta semana, la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda confirmó que también investiga la venta de terrenos federales que hizo la Sedatu, consideradas zonas de reserva ecológica, a empresas fantasma, cuando Robles fue su titular.

El encarcelamiento de Robles es sólo un eslabón en la cadena de corrupción que comenzó a quebrarse. Los responsables siguen gozando de sus fortunas mal habidas.

Por el momento, los principales operadores de la “Estafa maestra” están protegidos, porque los firmantes de los convenios son mandos medios y bajos de las dependencias involucradas y no tienen a quién fincarle responsabilidades que los incriminen directamente.

Este es un fraude más de los que el gobierno mexicano sigue haciendo a su pueblo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com