/ sábado 28 de diciembre de 2019

Alto poder

* El gobierno de AMLO se debate entre la popularidad y el rechazo

* Se polariza más el pueblo, a veces promovido desde Palacio Nacional

* El 2020 será el año de la consolidación o el fracaso de López Obrador

El año termina con claroscuros para los mexicanos, quienes se debaten entre la esperanza de un cambio y la continuidad del viejo régimen obsoleto y podrido.

Ya van 13 meses que ocurrió la tercera alternancia en el poder (vendida como la Cuarta Transformación) y aún no se advierten al 100 por ciento los cambios que Andrés Manuel López Obrador prometió en su campaña por la Presidencia de la República.

Es tan difuso el futuro que ni siquiera podemos asegurar que Morena, partido creado por el tabasqueño para llegar a Palacio Nacional, sobreviva a los ataques internos o tenga asegurado el triunfo en alguno de los dos estados donde habrá elecciones el próximo año.

Al cierre de este 2019, tampoco se advierte algún líder de masa como lo fue AMLO durante los últimos 18 años. Algunos han intentado atacarlo como estrategia para atraer reflectores, sin embargo desde sus conferencias mañaneras los ha exhibido, tal fue el caso del dirigente nacional de la Coparmex, Gustavo de Hoyos.

Es innegable que López Obrador construyó su camino para llegar a donde está, lo cual le valió ganarse millones de seguidores y adversarios quienes esperan cualquier tropiezo para meterle el pie para provocar su caída, lo cual ha ocurrido constantemente.

Si se observan los altos niveles de aprobación se puede confirmar que, pese a los errores, un gran número de mexicanos apoyan al exjefe de Gobierno del extinto Distrito Federal.

El país sigue dividido (y muchas veces promovido desde la Presidencia) entre “fifís” y “chairos”, “el viejo régimen” y “la Cuarta Transformación”, a pesar de que el Jefe del Ejecutivo ha mantenido su discurso de “amor y paz” y reconciliación. Esa es la ambivalencia que ha caracterizado al polémico personaje.

EL GOLPETO INTERNO Y EXTERNO


En el aspecto económico, la administración lopezobradorista ha sabido librar favorablemente diversos factores internos y externos que han puesto a prueba la capacidad de respuesta del gabinete.

La embestida externa arrancó junto con el nuevo gobierno y llegó al través del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha mantenido su discurso antiinmigrante y, ante la posibilidad de que miles de sudamericanos ingresaran a ese país masivamente, amenazó a México con imponer aranceles de hasta el 50 por ciento a todas las importaciones en caso de no frenar el flujo migratorio.

Hubo negociación y acuerdos que permitieron al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, sentarse en Washington para tratar el asunto que concluyó con el desistimiento de Trump en imponer la medida arancelaria.

Eso no fue todo, porque después el loco presidente estadounidense tuvo en su poder la aprobación del T-Mec, el acuerdo comercial para reemplazar al Tratado de Libre Comercia para América del Norte.

Además, en lo interno, el cambio de régimen y las amenazas de acabar con la corrupción y encarcelar a los responsables del atraso en el que se encuentra el país, provocó un estancamiento en la inversión tanto nacional como extranjera, así como la salida de algunos capitales que provocaron millones de despidos en los primeros 12 meses de gobierno.

Entre ríspidas acusaciones, los dueños del dinero se han sometido ante el Presidente de la República, quien también ha sabido ceder en algunos momentos, pero no en donde esperaban que reculara como fue el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el cual ya había sido repartido entre una camarilla cercana al expresidente Enrique Peña Nieto.

Este 2019 cierra sin crecimiento económico, con el PIB estancado, ante lo cual AMLO pedió dejar de estar pendiente de las cifras macroeconómicas y centrarse en cómo mejorará la calidad de vida del pueblo.

Penosamente aún no se observa ningún avance y, en cambio, sí se han reportado varias carencias como ocurrió en el sector salud donde pacientes de VIH, cáncer y otras enfermedades han tenido que manifestarse para conseguir que les sigan suministrando sus medicamentos, principalmente los padres de niños, el grupo más vulnerable.

LA SANGRE HA MANCHADO A LA 4T


La política de seguridad pública también ha costado grandes descalabros al gabinete de López Obrador, porque este 2019 cierra como el más violento desde que se lleva el recuento del número de muertos.

Toda la descomposición del tejido social, que se agravó desde Ernesto Zedillo y llegó a su punto más álgido durante la “decena trágica” que protagonizaron los dos sexenios panistas, con Vicente Fox y Felipe Calderón.

Entre los asuntos más penosos de este año están, la explosión del ducto de Pemex en Hidalgo, el fallido operativo en Sinaloa y el asesinato de tres mujeres y seis menores, todos integrantes de la familia LeBarón, además de un sinnúmero de muertos y desaparecidos.

Mucho se ha criticado la estrategia del López Obrador para combatir al crimen organizado. Frases como “los vamos a acusar con su mamá” o “abrazos, no balazos” han servido de burla porque la barbarie que afecta al país, no se puede erradicar con ese discurso.

Un acierto del Presidente de la República es el aspirar a combatir la violencia desde la raíz, el hogar, porque se requiere restablecer la moral y los principios de la familia para que los mexicanos redefinan su concepto del bien y el mal. Empero, este cambio no se logra en unos meses, sino después de varias generaciones y, en este momento, el pueblo no puede seguir atemorizado ante la creciente ola delincuencial.

Tan indispensable es mejorar las condiciones de vida del pueblo para que no se sume a la delincuencia, como detener a quienes matan, violan o secuestran.

Con una popularidad en declive, una economía estancada y la inseguridad desbordada, López Obrador iniciará este 2020 con el reto de consolidarse como el gobernante que pretende ser, más allá de las encuestas.

Con motivo de las fiestas de fin de año, el próximo sábado no aparecerá esta columna, pero nos volveremos a leer el 11 de enero. Que este año que esta por comenzar este lleno de paz y luz.

manuelmejidot@gmail.com


* El gobierno de AMLO se debate entre la popularidad y el rechazo

* Se polariza más el pueblo, a veces promovido desde Palacio Nacional

* El 2020 será el año de la consolidación o el fracaso de López Obrador

El año termina con claroscuros para los mexicanos, quienes se debaten entre la esperanza de un cambio y la continuidad del viejo régimen obsoleto y podrido.

Ya van 13 meses que ocurrió la tercera alternancia en el poder (vendida como la Cuarta Transformación) y aún no se advierten al 100 por ciento los cambios que Andrés Manuel López Obrador prometió en su campaña por la Presidencia de la República.

Es tan difuso el futuro que ni siquiera podemos asegurar que Morena, partido creado por el tabasqueño para llegar a Palacio Nacional, sobreviva a los ataques internos o tenga asegurado el triunfo en alguno de los dos estados donde habrá elecciones el próximo año.

Al cierre de este 2019, tampoco se advierte algún líder de masa como lo fue AMLO durante los últimos 18 años. Algunos han intentado atacarlo como estrategia para atraer reflectores, sin embargo desde sus conferencias mañaneras los ha exhibido, tal fue el caso del dirigente nacional de la Coparmex, Gustavo de Hoyos.

Es innegable que López Obrador construyó su camino para llegar a donde está, lo cual le valió ganarse millones de seguidores y adversarios quienes esperan cualquier tropiezo para meterle el pie para provocar su caída, lo cual ha ocurrido constantemente.

Si se observan los altos niveles de aprobación se puede confirmar que, pese a los errores, un gran número de mexicanos apoyan al exjefe de Gobierno del extinto Distrito Federal.

El país sigue dividido (y muchas veces promovido desde la Presidencia) entre “fifís” y “chairos”, “el viejo régimen” y “la Cuarta Transformación”, a pesar de que el Jefe del Ejecutivo ha mantenido su discurso de “amor y paz” y reconciliación. Esa es la ambivalencia que ha caracterizado al polémico personaje.

EL GOLPETO INTERNO Y EXTERNO


En el aspecto económico, la administración lopezobradorista ha sabido librar favorablemente diversos factores internos y externos que han puesto a prueba la capacidad de respuesta del gabinete.

La embestida externa arrancó junto con el nuevo gobierno y llegó al través del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha mantenido su discurso antiinmigrante y, ante la posibilidad de que miles de sudamericanos ingresaran a ese país masivamente, amenazó a México con imponer aranceles de hasta el 50 por ciento a todas las importaciones en caso de no frenar el flujo migratorio.

Hubo negociación y acuerdos que permitieron al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, sentarse en Washington para tratar el asunto que concluyó con el desistimiento de Trump en imponer la medida arancelaria.

Eso no fue todo, porque después el loco presidente estadounidense tuvo en su poder la aprobación del T-Mec, el acuerdo comercial para reemplazar al Tratado de Libre Comercia para América del Norte.

Además, en lo interno, el cambio de régimen y las amenazas de acabar con la corrupción y encarcelar a los responsables del atraso en el que se encuentra el país, provocó un estancamiento en la inversión tanto nacional como extranjera, así como la salida de algunos capitales que provocaron millones de despidos en los primeros 12 meses de gobierno.

Entre ríspidas acusaciones, los dueños del dinero se han sometido ante el Presidente de la República, quien también ha sabido ceder en algunos momentos, pero no en donde esperaban que reculara como fue el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el cual ya había sido repartido entre una camarilla cercana al expresidente Enrique Peña Nieto.

Este 2019 cierra sin crecimiento económico, con el PIB estancado, ante lo cual AMLO pedió dejar de estar pendiente de las cifras macroeconómicas y centrarse en cómo mejorará la calidad de vida del pueblo.

Penosamente aún no se observa ningún avance y, en cambio, sí se han reportado varias carencias como ocurrió en el sector salud donde pacientes de VIH, cáncer y otras enfermedades han tenido que manifestarse para conseguir que les sigan suministrando sus medicamentos, principalmente los padres de niños, el grupo más vulnerable.

LA SANGRE HA MANCHADO A LA 4T


La política de seguridad pública también ha costado grandes descalabros al gabinete de López Obrador, porque este 2019 cierra como el más violento desde que se lleva el recuento del número de muertos.

Toda la descomposición del tejido social, que se agravó desde Ernesto Zedillo y llegó a su punto más álgido durante la “decena trágica” que protagonizaron los dos sexenios panistas, con Vicente Fox y Felipe Calderón.

Entre los asuntos más penosos de este año están, la explosión del ducto de Pemex en Hidalgo, el fallido operativo en Sinaloa y el asesinato de tres mujeres y seis menores, todos integrantes de la familia LeBarón, además de un sinnúmero de muertos y desaparecidos.

Mucho se ha criticado la estrategia del López Obrador para combatir al crimen organizado. Frases como “los vamos a acusar con su mamá” o “abrazos, no balazos” han servido de burla porque la barbarie que afecta al país, no se puede erradicar con ese discurso.

Un acierto del Presidente de la República es el aspirar a combatir la violencia desde la raíz, el hogar, porque se requiere restablecer la moral y los principios de la familia para que los mexicanos redefinan su concepto del bien y el mal. Empero, este cambio no se logra en unos meses, sino después de varias generaciones y, en este momento, el pueblo no puede seguir atemorizado ante la creciente ola delincuencial.

Tan indispensable es mejorar las condiciones de vida del pueblo para que no se sume a la delincuencia, como detener a quienes matan, violan o secuestran.

Con una popularidad en declive, una economía estancada y la inseguridad desbordada, López Obrador iniciará este 2020 con el reto de consolidarse como el gobernante que pretende ser, más allá de las encuestas.

Con motivo de las fiestas de fin de año, el próximo sábado no aparecerá esta columna, pero nos volveremos a leer el 11 de enero. Que este año que esta por comenzar este lleno de paz y luz.

manuelmejidot@gmail.com