/ sábado 1 de febrero de 2020

Alto poder

* Con la salud del pueblo no se juega y el Presidente lo sabe

* Niños con cáncer y personas con VIH, los primeros afectados

* El vacío que dejó el obsoleto Seguro Popular, no lo ha cubierto el INSABI

La cuarta transición en el gobierno nacional, generó caos en distintos sectores, siendo el pueblo el más afectado, por la lentitud, omisión e inexperiencia de las autoridades.

En México se convirtió en una penosa tradición el refrán “muerto el rey, ¡viva el rey!”, que se aplica cuando se anuncia al próximo gobernante. Entonces, todo el aparato gubernamental se detiene, permanece en el limbo casi cuatro meses, el tiempo suficiente para que una nación se hunda.

Así ocurrió la noche del 1 de julio de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador derrotó en las urnas al viejo sistema, con la promesa de traer un cambio total, de desenterrar la corrupción y al viejo sistema priista, que corrompió las entrañas del país.

A diferencia de lo ocurrido durante la “decena trágica” panista, cuando sólo cambiaron los colores del partido y algunas personas en el poder, AMLO trata de destruir toda la estructura obsoleta de un plumazo, lo cual ha sido complicado, principalmente porque parte de su gabinete no ha sabido negociar con el sector privado.

Un mal ejemplo es la escasez de medicamentos, tratamientos, material quirúrgico y todos los insumos necesarios para hospitales y clínicas del sector público, donde padres de familia y médicos han exhibido el problema.

Debe reconocerse el acierto de centralizar las compras, tanto de la Secretaría de Salud como del ISSSTE y el IMSS. El problema surgió cuando nadie informó a los directivos cómo serían los nuevos procesos, los protocolos, en fin esa tramitología gubernamental.

La descoordinación ocasionó que pacientes con VIH fueran los primeros en denunciar falta de medicamentos. Empero, salieron otros casos que el priismo contuvo durante los últimos meses que estuvo en el gobierno, como ocurrió con los padres de niños con cáncer, quienes desde finales del año pasado dejaron de contar con el apoyo gubernamental por falta de recursos.

Para los pacientes que eran tratados de manera gratuita, al través del Seguro Popular (ese engendro que defienden los panistas porque fue creado por su otrora líder Vicente Fox), el problema y su salud se agravaron porque nadie ha podido ni ha querido atenderlos.

DESQUEBRJAMIENTO DEL SECTOR SALUD


Aunque oficialmente el Seguro Popular desapareció el 1 de enero de este año, lo cierto es que durante 2019 hubo desatención hacia los beneficiarios. Con la llegada del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), los pacientes que requieren atención de tercer nivel, de mayor especialidad, deben pagar, lo que antes no ocurría.

Según el Presidente de la República, al concluir este año, los servicios de todos los niveles deberán ser gratuitos. Mientras tanto, ¿qué debe hacer la gente que no tiene recursos, a la que el Estado debe garantizar atención adecuada?

Sin duda, los niños son la población más vulnerable y, con el cambio, fueron los más afectados. Se volvió común verlos acompañando a sus padres en las protestas y marchas, exigiendo los tratamientos que han dejado de recibir. Y ninguna autoridad ha sido capaz de dar pronta respuesta.

Quien salió a dar la cara y a tratar de resolver el asunto, fue Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación. Recibió a un grupo de padres de menores con cáncer el martes pasado y el jueves tenía sentados frente a ella al director del ISSSTE, del IMSS, al secretario de Salud y a todo el gabinete responsable de la escasez.

La queja ha sido constante. Si bien es cierto que procesos como la licitación o adquisición directa no han sido los más eficientes, existe otro problema que involucra al sector farmacéutico, que durante décadas ha jugado con la salud del pueblo.

Quienes fabrican, elaboran y desarrollan nuevos medicamentos, primero intentaron controlar las patentes, pero el mercado global los obligo a difundir sus fórmulas, lo cual permitió que el pueblo accediera a tratamientos a un mejor costo.

Ante la decisión del gobierno de controlar las compras y exigir mejores costos, los laboratorios parecen coludidos y se niegan a resurtir las medicinas, generando desconcierto entre la población.

TODOS SE SOMETEN ANTE LA 4T


Con el sector farmacéutico, ocurrirá lo mismo que con los empresarios, quienes atacaron a López Obrador durante la campaña por la Presidencia y al inicio de su gobierno le negaron su apoyo. Después de negociar con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, los hombres del dinero han cedido en los nuevos lineamientos. Mientras ese día llega con los propietarios de laboratorios (porque ocurrirá), la salud de millones de mexicanos está en juego.

Mientras tanto, los padres de familia siguen protestando para que sus hijos sean atendidos, los enfermos con VIH para continuar su tratamiento y todos aquellos que permanecen a la espera de entrar a quirófano.

Los médicos, enfermeras y todo el personal de los hospitales, son quienes reciben las quejas directas de los derechohabientes ante la falta hasta de algodón en algunos hospitales.

Un caso que ha llamado mucho la atención, es el del Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía en la Ciudad de México a cargo de la Secretaría de Salud federal y que durante muchos años ha sido uno de los mejores en todo el país pero actualmente, sus trabajadores han denunciado carencias de todo tipo.

En ocasiones los pacientes tienen que ir a comprar hasta las jeringas y el alcohol; en otras, los médicos pagan con su propio sueldo los fármacos para salvar a aquellos que están delicados de salud y no cuentan con los recursos suficientes.

Todo este panorama de desesperación que se vive actualmente, no significa que antes todo estuviera bien. No. Todo lo contrario. La crisis en el sector salud se debe a que durante décadas, presidentes y gobernadores lo dejaron quebrar, permitieron abusos y toleraron la corrupción.

Es urgente que se solucione el problema, porque no se puede jugar con la salud del pueblo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

* Con la salud del pueblo no se juega y el Presidente lo sabe

* Niños con cáncer y personas con VIH, los primeros afectados

* El vacío que dejó el obsoleto Seguro Popular, no lo ha cubierto el INSABI

La cuarta transición en el gobierno nacional, generó caos en distintos sectores, siendo el pueblo el más afectado, por la lentitud, omisión e inexperiencia de las autoridades.

En México se convirtió en una penosa tradición el refrán “muerto el rey, ¡viva el rey!”, que se aplica cuando se anuncia al próximo gobernante. Entonces, todo el aparato gubernamental se detiene, permanece en el limbo casi cuatro meses, el tiempo suficiente para que una nación se hunda.

Así ocurrió la noche del 1 de julio de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador derrotó en las urnas al viejo sistema, con la promesa de traer un cambio total, de desenterrar la corrupción y al viejo sistema priista, que corrompió las entrañas del país.

A diferencia de lo ocurrido durante la “decena trágica” panista, cuando sólo cambiaron los colores del partido y algunas personas en el poder, AMLO trata de destruir toda la estructura obsoleta de un plumazo, lo cual ha sido complicado, principalmente porque parte de su gabinete no ha sabido negociar con el sector privado.

Un mal ejemplo es la escasez de medicamentos, tratamientos, material quirúrgico y todos los insumos necesarios para hospitales y clínicas del sector público, donde padres de familia y médicos han exhibido el problema.

Debe reconocerse el acierto de centralizar las compras, tanto de la Secretaría de Salud como del ISSSTE y el IMSS. El problema surgió cuando nadie informó a los directivos cómo serían los nuevos procesos, los protocolos, en fin esa tramitología gubernamental.

La descoordinación ocasionó que pacientes con VIH fueran los primeros en denunciar falta de medicamentos. Empero, salieron otros casos que el priismo contuvo durante los últimos meses que estuvo en el gobierno, como ocurrió con los padres de niños con cáncer, quienes desde finales del año pasado dejaron de contar con el apoyo gubernamental por falta de recursos.

Para los pacientes que eran tratados de manera gratuita, al través del Seguro Popular (ese engendro que defienden los panistas porque fue creado por su otrora líder Vicente Fox), el problema y su salud se agravaron porque nadie ha podido ni ha querido atenderlos.

DESQUEBRJAMIENTO DEL SECTOR SALUD


Aunque oficialmente el Seguro Popular desapareció el 1 de enero de este año, lo cierto es que durante 2019 hubo desatención hacia los beneficiarios. Con la llegada del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), los pacientes que requieren atención de tercer nivel, de mayor especialidad, deben pagar, lo que antes no ocurría.

Según el Presidente de la República, al concluir este año, los servicios de todos los niveles deberán ser gratuitos. Mientras tanto, ¿qué debe hacer la gente que no tiene recursos, a la que el Estado debe garantizar atención adecuada?

Sin duda, los niños son la población más vulnerable y, con el cambio, fueron los más afectados. Se volvió común verlos acompañando a sus padres en las protestas y marchas, exigiendo los tratamientos que han dejado de recibir. Y ninguna autoridad ha sido capaz de dar pronta respuesta.

Quien salió a dar la cara y a tratar de resolver el asunto, fue Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación. Recibió a un grupo de padres de menores con cáncer el martes pasado y el jueves tenía sentados frente a ella al director del ISSSTE, del IMSS, al secretario de Salud y a todo el gabinete responsable de la escasez.

La queja ha sido constante. Si bien es cierto que procesos como la licitación o adquisición directa no han sido los más eficientes, existe otro problema que involucra al sector farmacéutico, que durante décadas ha jugado con la salud del pueblo.

Quienes fabrican, elaboran y desarrollan nuevos medicamentos, primero intentaron controlar las patentes, pero el mercado global los obligo a difundir sus fórmulas, lo cual permitió que el pueblo accediera a tratamientos a un mejor costo.

Ante la decisión del gobierno de controlar las compras y exigir mejores costos, los laboratorios parecen coludidos y se niegan a resurtir las medicinas, generando desconcierto entre la población.

TODOS SE SOMETEN ANTE LA 4T


Con el sector farmacéutico, ocurrirá lo mismo que con los empresarios, quienes atacaron a López Obrador durante la campaña por la Presidencia y al inicio de su gobierno le negaron su apoyo. Después de negociar con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, los hombres del dinero han cedido en los nuevos lineamientos. Mientras ese día llega con los propietarios de laboratorios (porque ocurrirá), la salud de millones de mexicanos está en juego.

Mientras tanto, los padres de familia siguen protestando para que sus hijos sean atendidos, los enfermos con VIH para continuar su tratamiento y todos aquellos que permanecen a la espera de entrar a quirófano.

Los médicos, enfermeras y todo el personal de los hospitales, son quienes reciben las quejas directas de los derechohabientes ante la falta hasta de algodón en algunos hospitales.

Un caso que ha llamado mucho la atención, es el del Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía en la Ciudad de México a cargo de la Secretaría de Salud federal y que durante muchos años ha sido uno de los mejores en todo el país pero actualmente, sus trabajadores han denunciado carencias de todo tipo.

En ocasiones los pacientes tienen que ir a comprar hasta las jeringas y el alcohol; en otras, los médicos pagan con su propio sueldo los fármacos para salvar a aquellos que están delicados de salud y no cuentan con los recursos suficientes.

Todo este panorama de desesperación que se vive actualmente, no significa que antes todo estuviera bien. No. Todo lo contrario. La crisis en el sector salud se debe a que durante décadas, presidentes y gobernadores lo dejaron quebrar, permitieron abusos y toleraron la corrupción.

Es urgente que se solucione el problema, porque no se puede jugar con la salud del pueblo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.