/ sábado 10 de febrero de 2018

Alto poder

 

* Se repiten escenarios electorales del 2006 y 2012

* Anaya, “milagrosamente”, sube en las encuestas

* Todos contra AMLO, el redentor de los malos políticos

 

Paulatinamente se conforma el panorama de la próxima jornada electoral, de la misma manera, y posiblemente con el mismo fin, como en el 2006.

 

El ambiente es el mismo. Todos contra Andrés Manuel López Obrador, porque es el aspirante más avanzado en las encuestas, como ocurrió hace 12 años cuando Vicente Fox orquestó un fraude a favor de Felipe Calderón.

 

López Obrador tiene la experiencia de seis elecciones. Dos como candidato a gobernador de Tabasco, primero por el Frente Democrático en 1988; luego con el PRD, en 1994; siguió con el mismo partido a Jefe de Gobierno del Distrito Federal y dos más (2006 y 2012) a la Presidencia de la República por el Sol Azteca y, por primera vez, con su partido Morena.

 

En 2006, cuando se produjo un “monumental fraude electoral”, como lo calificó Cuauhtémoc Cárdenas, se le acusó de todo al tabasqueño para descalificarlo. Los empresarios, que estaban a favor de Calderón para Presidente, organizaron una campaña en televisión acusando a López Obrador de ser “un peligro para México”.

 

También, los hombres del dinero relacionaron al exjefe de Gobierno con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmando que le proveía de armas para una de insurrección.

 

El peligro para México, a la postre, no fue Andrés Manuel, sino Felipe Calderón que, desde el 6 de diciembre de 2006, sacó al Ejército a las calles para respaldar el robo que se hizo en las urnas.

 

El costo en vidas humanas de esa mala decisión del espurio presidente Calderón, fueron los 130 mil muertos que durante su sexenio quedaron esparcido por todo el territorio nacional.

 

Las acusaciones de mentiroso llovieron sobre López Obrador y descalificaron su lema de campaña que decía “por el bien de todos, primero los pobres”. Las actitudes populistas de AMLO cayeron como una indigestión a los dueños del dinero, que veían expropiados sus negocios con el advenimiento de un hombre de esas características.

 

EL CANDIDATO AJENO AL PUEBLO

 

Ahora, Ricardo Anaya es quien representa un peligro para México, por sus actitudes dictatoriales, su feroz ambición y por ser un mentiroso de mucha destreza.

 

Anaya es un exquisito, que habla inglés, francés y hace su campaña tocando la jarana, la guitarra y los teclados, en sitios cerrados con unas decenas de personas. Esto demuestra que tuvo una educación en una escuela donde nunca pusieron los pies los hijos de los obreros.

 

Algo tiene Ricardo porque de todos ha sido quien en menos actos públicos ha participado, es visto como ajeno por el pueblo, es inconstante en redes sociales, no tiene presencia en los medios de comunicación y, sin embargo, las encuestas lo ubican en segundo lugar, con ocho puntos por debajo de Andrés Manuel y todo indica que podría subir aún más.

 

Los politólogos consideran que la aparición de Ricardo Anaya hablando inglés y francés son “mamonas” y, la misma percepción produce cuando se presenta junto a su familia o tocando el piano, la guitarra y la jarana.

 

José Antonio Meade es un hombre bueno, bien educado, correcto y honrado. Esa es su fama pública que, tal vez, los posibles electores no le han aquilatado debidamente.

 

Desde su apellido anglosajón y el segundo de la aristocracia mexicana, poco le han ayudado a subir en la intención del voto. El pueblo, que es la masa que vota y decide, ve a Meade como un hombre de alcurnia, que no siente como ellos y no tiene las mismas necesidades de los obreros y los campesinos.

 

José Antonio ha tomado, posiblemente la mala decisión, porque no le queda otra, de echarse sobre los brazos del priismo tradicional y su gran estructura electoral.

 

Sin embargo, el priismo atraviesa por una de sus peores crisis de credibilidad, es repudiado por la mayor parte de los mexicanos y, desde luego, los meses que faltan para el 1 de julio, no va a cambiar en nada al partido oficial.

 

Posiblemente Meade haya sido una mala decisión de los priistas, porque ni pertenece al PRI ni jamás ha contendido por una cargo de elección popular.

 

QUIEN SE METE DE REDENTOR SALE CRUCIFICADO

 

El caso de Andrés Manuel, tiene un anverso y un reverso de la moneda. Por el águila aparece como un redentor y defensor de las eternas causas populares de equidad, pan y justicia. Y por el sol, parece que se ha convertido en un basurero porque acepta en Morena y en su grupo de campaña, lo mismo a empresarios y destacados izquierdistas que panistas de gran representación conservadora. Además, tres de sus hijos forman parte de su primer círculo.

 

Resulta inexplicable que un partido de extrema derecha, totalmente reaccionario como Encuentro Social (PES), haya sido recibido por López Obrador con bombo y platillo, al interior de sectores que se dicen progresistas.

 

Parece que Andrés Manuel no ha pensado en el daño que hace a su campaña al recibir no sólo al PES, sino también a políticos rechazados por el pueblo y acusados de corrupción como Marcelo Ebrard, Gabriela Cuevas y la familia de Elba Esther Gordillo, que en el 2006 participó en el gran fraude para despojarlo de la Presidencia.

 

Las acciones de los políticos no cambian de la noche a la mañana. Quienes así lo hacen, ahora son llamados “chapulines”, y son los que tienen como única ideología, el dinero fácil de los recursos públicos.

 

Andrés Manuel, que pretende hacer buenos a los malos, parece haber olvidado que quien se mete a redentor, resulta crucificado.

 

En la política nacional, la mayor parte de un partido de los militantes de un partido, cualquiera que sean sus siglas, son irredentos, que no se dedican a servir al pueblo, sino a servirse de él.

 

Por mucho que AMLO les abra las puertas de Morena a los corruptos, nunca podrá cambiarlos porque árbol que nace torcido, nunca su rama endereza.

 

Es previsible que para el 1 de julio, la unión del priismo con el panismo, como ocurrió en 2006, repita su versión.

 

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

manuelmejidot@gmail.com

 

 

* Se repiten escenarios electorales del 2006 y 2012

* Anaya, “milagrosamente”, sube en las encuestas

* Todos contra AMLO, el redentor de los malos políticos

 

Paulatinamente se conforma el panorama de la próxima jornada electoral, de la misma manera, y posiblemente con el mismo fin, como en el 2006.

 

El ambiente es el mismo. Todos contra Andrés Manuel López Obrador, porque es el aspirante más avanzado en las encuestas, como ocurrió hace 12 años cuando Vicente Fox orquestó un fraude a favor de Felipe Calderón.

 

López Obrador tiene la experiencia de seis elecciones. Dos como candidato a gobernador de Tabasco, primero por el Frente Democrático en 1988; luego con el PRD, en 1994; siguió con el mismo partido a Jefe de Gobierno del Distrito Federal y dos más (2006 y 2012) a la Presidencia de la República por el Sol Azteca y, por primera vez, con su partido Morena.

 

En 2006, cuando se produjo un “monumental fraude electoral”, como lo calificó Cuauhtémoc Cárdenas, se le acusó de todo al tabasqueño para descalificarlo. Los empresarios, que estaban a favor de Calderón para Presidente, organizaron una campaña en televisión acusando a López Obrador de ser “un peligro para México”.

 

También, los hombres del dinero relacionaron al exjefe de Gobierno con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmando que le proveía de armas para una de insurrección.

 

El peligro para México, a la postre, no fue Andrés Manuel, sino Felipe Calderón que, desde el 6 de diciembre de 2006, sacó al Ejército a las calles para respaldar el robo que se hizo en las urnas.

 

El costo en vidas humanas de esa mala decisión del espurio presidente Calderón, fueron los 130 mil muertos que durante su sexenio quedaron esparcido por todo el territorio nacional.

 

Las acusaciones de mentiroso llovieron sobre López Obrador y descalificaron su lema de campaña que decía “por el bien de todos, primero los pobres”. Las actitudes populistas de AMLO cayeron como una indigestión a los dueños del dinero, que veían expropiados sus negocios con el advenimiento de un hombre de esas características.

 

EL CANDIDATO AJENO AL PUEBLO

 

Ahora, Ricardo Anaya es quien representa un peligro para México, por sus actitudes dictatoriales, su feroz ambición y por ser un mentiroso de mucha destreza.

 

Anaya es un exquisito, que habla inglés, francés y hace su campaña tocando la jarana, la guitarra y los teclados, en sitios cerrados con unas decenas de personas. Esto demuestra que tuvo una educación en una escuela donde nunca pusieron los pies los hijos de los obreros.

 

Algo tiene Ricardo porque de todos ha sido quien en menos actos públicos ha participado, es visto como ajeno por el pueblo, es inconstante en redes sociales, no tiene presencia en los medios de comunicación y, sin embargo, las encuestas lo ubican en segundo lugar, con ocho puntos por debajo de Andrés Manuel y todo indica que podría subir aún más.

 

Los politólogos consideran que la aparición de Ricardo Anaya hablando inglés y francés son “mamonas” y, la misma percepción produce cuando se presenta junto a su familia o tocando el piano, la guitarra y la jarana.

 

José Antonio Meade es un hombre bueno, bien educado, correcto y honrado. Esa es su fama pública que, tal vez, los posibles electores no le han aquilatado debidamente.

 

Desde su apellido anglosajón y el segundo de la aristocracia mexicana, poco le han ayudado a subir en la intención del voto. El pueblo, que es la masa que vota y decide, ve a Meade como un hombre de alcurnia, que no siente como ellos y no tiene las mismas necesidades de los obreros y los campesinos.

 

José Antonio ha tomado, posiblemente la mala decisión, porque no le queda otra, de echarse sobre los brazos del priismo tradicional y su gran estructura electoral.

 

Sin embargo, el priismo atraviesa por una de sus peores crisis de credibilidad, es repudiado por la mayor parte de los mexicanos y, desde luego, los meses que faltan para el 1 de julio, no va a cambiar en nada al partido oficial.

 

Posiblemente Meade haya sido una mala decisión de los priistas, porque ni pertenece al PRI ni jamás ha contendido por una cargo de elección popular.

 

QUIEN SE METE DE REDENTOR SALE CRUCIFICADO

 

El caso de Andrés Manuel, tiene un anverso y un reverso de la moneda. Por el águila aparece como un redentor y defensor de las eternas causas populares de equidad, pan y justicia. Y por el sol, parece que se ha convertido en un basurero porque acepta en Morena y en su grupo de campaña, lo mismo a empresarios y destacados izquierdistas que panistas de gran representación conservadora. Además, tres de sus hijos forman parte de su primer círculo.

 

Resulta inexplicable que un partido de extrema derecha, totalmente reaccionario como Encuentro Social (PES), haya sido recibido por López Obrador con bombo y platillo, al interior de sectores que se dicen progresistas.

 

Parece que Andrés Manuel no ha pensado en el daño que hace a su campaña al recibir no sólo al PES, sino también a políticos rechazados por el pueblo y acusados de corrupción como Marcelo Ebrard, Gabriela Cuevas y la familia de Elba Esther Gordillo, que en el 2006 participó en el gran fraude para despojarlo de la Presidencia.

 

Las acciones de los políticos no cambian de la noche a la mañana. Quienes así lo hacen, ahora son llamados “chapulines”, y son los que tienen como única ideología, el dinero fácil de los recursos públicos.

 

Andrés Manuel, que pretende hacer buenos a los malos, parece haber olvidado que quien se mete a redentor, resulta crucificado.

 

En la política nacional, la mayor parte de un partido de los militantes de un partido, cualquiera que sean sus siglas, son irredentos, que no se dedican a servir al pueblo, sino a servirse de él.

 

Por mucho que AMLO les abra las puertas de Morena a los corruptos, nunca podrá cambiarlos porque árbol que nace torcido, nunca su rama endereza.

 

Es previsible que para el 1 de julio, la unión del priismo con el panismo, como ocurrió en 2006, repita su versión.

 

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

manuelmejidot@gmail.com