/ viernes 24 de noviembre de 2017

Alto poder / La ley del moche” controla la impartición de justicia

La incapacidad y desfachatez siguen cubriendo la mala actuación de las autoridades del país, para combatir la delincuencia y para eliminar, de una vez por todas, el contubernio entre corrupción e impunidad.

En tanto siga imperando la “Ley del Moche”, México seguirá ostentando el deshonroso segundo lugar del mundo en homicidios, después de Siria, una nación en guerra civil desde hace cinco años.

Ni quien duda ya que 2017 será el año más violento que ha habido en México desde 2011, en que se cometió la mayor cantidad de

delitos.

Solamente entre el viernes 17 y el lunes de este mes se registraron 20 asesinatos en Baja California Sur, incluido el presidente estatal de derechos humanos; 19 en Tepic; 13 en Cancún; 13 en Acapulco; 13 en Zacatecas y un maestro que salía de un bar de Cuernavaca para encontrarse con un ladrón que lo mató para robarlo.

Además, en Caborca hubo un tiroteo durante un partido de futbol y en Veracruz se descubrieron 11 cuerpos en una bolsa y fue asesinado el alcalde de Hidalgotitlán, Santa Cruz de Baena al que sacaron de su casa, delante de su familia para ultimarlo en la banqueta.

Cada vez son más descarados los delincuentes, directamente proporcional a la incapacidad de las policías que solo sirven para sus intereses, viven de las dádivas de los criminales y nunca cumplen con su deber.

Tanto en la capital del país como en el resto del territorio, si interviene la policía durante la comisión de un delito, lo hace con la mira de sacar provecho de lo que haya ocurrido, trátese de un robo o un homicidio.

 

YA NINGÚN ESTADO SE SALVA DE LA DELINCUENCIA

Durante este año fueron asesinadas dos mil 329 personas al mes. Esto significa que se cometió un homicidio dentro de las fronteras nacionales cada 18 minutos con 47 segundos, de acuerdo con las encuestas realizadas por el Observatorio Nacional Ciudadano, Seguridad, Justicia y Legalidad, virtudes que desde luego se carecen en México porque todo se trata de inseguridad, injusticia e ilegalidad.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, mucho título para poca eficiencia, es el encargado de registrar los delitos cometidos en el país. Su más reciente reporte revela que el homicidio creció el 23% entre enero y septiembre. En el mismo lapso, el robo se incrementó 30%.

No es de extrañarse que en algunos países se prevenga a sus ciudadanos de no viajar a México por el alto índice de delincuencia protegida desde los puestos públicos.

De la misma manera que lo hacen Europa, Estados Unidos y Canadá, en México debe advertirse a quienes practican el turismo por los lugares más atractivos de la República, que tengan cuidado porque hay estados donde la violencia está desbordada.

Sin vergüenza, puede decirse, con base en hechos y en investigaciones se indica que el mayor número de homicidios se cometen en Tabasco, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua, Baja California Sur, Veracruz y el Estado de México.

No hay región de la nación que se salve de la delincuencia. Hasta Querétaro y Baja California Sur, considerados de bajo nivel delincuencial, viven un momento de violencia acentuada que se incrementa con el paso de los días.

La barbaridad cometida por el presidente espurio Felipe Calderón, de iniciar la mal llamada “guerra contra el narco”, convirtió al país en un sembradío de cadáveres, ultimados, la mayor parte, por cárteles enfrentados al entonces Estado mexicano que el panista apuntaló con bayonetas.

 

HAY “LADRONES OCASIONALES” EN TODO EL PAÍS

En Colombia la delincuencia se logró erradicar durante el ejercicio de dos gobiernos honrados, que solo combatieron a grupos criminales. Sin embargo, en México hay nueve cárteles de la droga detectados hasta este mes.

Pero ahora está desbordado el número de delincuentes ocasionales, aquellos que, a su paso, se roban algo que creen “está mal puesto”. Un deshonroso caso sobre este tipo de gente que se aprovecha de un error para abusar, se presentó en una tienda de autoservicio, donde los empleados se equivocaron al etiquetar el precio de una pantalla a la décima parte de su valor.

Cuando fue advertido por los “ladrones ocasionales”, se formaron filas de demandantes para que se les cumpliera el precio anunciado equivocadamente en las pantallas. Se llegó al extremo de que el pueblo (clientes), agredió al pueblo, porque eso eran también los vendedores, y cuando llegaron representantes de la Profeco, ya habían iniciado un pic nic al interior de la tienda y hasta se apoderaron de colchones, cobijas y alimentos mientras descansaban.

La Profeco obligó a la tienda a entregar las pantallas en oferta, aunque el precio estaba anunciado erróneamente. Sin embargo, los clientes-ladrones de ocasión no pagaron lo que consumieron. Este acto revela, más que corrupción, la falta de principios que muestra el pueblo mexicano.

La honradez, la cortesía, la moral ni el civismo se aprenden en las escuelas públicas o privadas. Esa cátedra de comportamiento se imparte exclusivamente en el hogar.

Hasta ahora no hay quien haya estudiado este problema en su esencia, que es la de investigar por qué la tramposa “renovación moral” que proclamó a los cuatro vientos Miguel de la Madrid, no era más que una farsa, porque entre otros su secretario de Agricultura, Eduardo Pesqueira Olea, hizo su gestión con base en actos de corrupción, visibles y consentidos por la

Presidencia.

De acuerdo con el Uppsala Conflict Data Program, proyecto realizado por la Universidad de Suecia, se ubica a México como noveno país con el mayor conflicto bélico a nivel mundial de los últimos años.

La Uppsala publicó que de 2006 a 2016, México ocupó la novena posición con 17 mil 914 muertos por conflictos armados entre organizaciones criminales, grupos de autodefensa y el gobierno mexicano.

Con los datos arrojados por ese estudio de la universidad de Suecia, México es el país del continente americano con el mayor conflicto bélico durante la última década, superando a países de África subsahariana y medio oriente, como la República Democrática del Congo, 16 mil 463 muertes, y Yemen, con 17 mil 786.

El estudio universitario registra el número de muertos en conflictos bélicos a nivel global desde 1946.

En el contexto mexicano, las disputas territoriales entre los cárteles de la droga y su enfrentamiento con el gobierno se clasificaría como conflicto no estatal, mientras que la violencia ejercida por organizaciones criminales (como Los Zetas) contra la sociedad civil, se le considera violencia

lateral.

Aunque el país se encuentra a siete meses de las elecciones, los gobiernos no hacen nada por combatir la corrupción e impunidad, que tanto han lacerado, y siguen dañando, a una población mexicana aterrada porque sus gobiernos son incapaces de acabar con el hampa.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

 

manuelmejido@gmail.com

La incapacidad y desfachatez siguen cubriendo la mala actuación de las autoridades del país, para combatir la delincuencia y para eliminar, de una vez por todas, el contubernio entre corrupción e impunidad.

En tanto siga imperando la “Ley del Moche”, México seguirá ostentando el deshonroso segundo lugar del mundo en homicidios, después de Siria, una nación en guerra civil desde hace cinco años.

Ni quien duda ya que 2017 será el año más violento que ha habido en México desde 2011, en que se cometió la mayor cantidad de

delitos.

Solamente entre el viernes 17 y el lunes de este mes se registraron 20 asesinatos en Baja California Sur, incluido el presidente estatal de derechos humanos; 19 en Tepic; 13 en Cancún; 13 en Acapulco; 13 en Zacatecas y un maestro que salía de un bar de Cuernavaca para encontrarse con un ladrón que lo mató para robarlo.

Además, en Caborca hubo un tiroteo durante un partido de futbol y en Veracruz se descubrieron 11 cuerpos en una bolsa y fue asesinado el alcalde de Hidalgotitlán, Santa Cruz de Baena al que sacaron de su casa, delante de su familia para ultimarlo en la banqueta.

Cada vez son más descarados los delincuentes, directamente proporcional a la incapacidad de las policías que solo sirven para sus intereses, viven de las dádivas de los criminales y nunca cumplen con su deber.

Tanto en la capital del país como en el resto del territorio, si interviene la policía durante la comisión de un delito, lo hace con la mira de sacar provecho de lo que haya ocurrido, trátese de un robo o un homicidio.

 

YA NINGÚN ESTADO SE SALVA DE LA DELINCUENCIA

Durante este año fueron asesinadas dos mil 329 personas al mes. Esto significa que se cometió un homicidio dentro de las fronteras nacionales cada 18 minutos con 47 segundos, de acuerdo con las encuestas realizadas por el Observatorio Nacional Ciudadano, Seguridad, Justicia y Legalidad, virtudes que desde luego se carecen en México porque todo se trata de inseguridad, injusticia e ilegalidad.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, mucho título para poca eficiencia, es el encargado de registrar los delitos cometidos en el país. Su más reciente reporte revela que el homicidio creció el 23% entre enero y septiembre. En el mismo lapso, el robo se incrementó 30%.

No es de extrañarse que en algunos países se prevenga a sus ciudadanos de no viajar a México por el alto índice de delincuencia protegida desde los puestos públicos.

De la misma manera que lo hacen Europa, Estados Unidos y Canadá, en México debe advertirse a quienes practican el turismo por los lugares más atractivos de la República, que tengan cuidado porque hay estados donde la violencia está desbordada.

Sin vergüenza, puede decirse, con base en hechos y en investigaciones se indica que el mayor número de homicidios se cometen en Tabasco, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua, Baja California Sur, Veracruz y el Estado de México.

No hay región de la nación que se salve de la delincuencia. Hasta Querétaro y Baja California Sur, considerados de bajo nivel delincuencial, viven un momento de violencia acentuada que se incrementa con el paso de los días.

La barbaridad cometida por el presidente espurio Felipe Calderón, de iniciar la mal llamada “guerra contra el narco”, convirtió al país en un sembradío de cadáveres, ultimados, la mayor parte, por cárteles enfrentados al entonces Estado mexicano que el panista apuntaló con bayonetas.

 

HAY “LADRONES OCASIONALES” EN TODO EL PAÍS

En Colombia la delincuencia se logró erradicar durante el ejercicio de dos gobiernos honrados, que solo combatieron a grupos criminales. Sin embargo, en México hay nueve cárteles de la droga detectados hasta este mes.

Pero ahora está desbordado el número de delincuentes ocasionales, aquellos que, a su paso, se roban algo que creen “está mal puesto”. Un deshonroso caso sobre este tipo de gente que se aprovecha de un error para abusar, se presentó en una tienda de autoservicio, donde los empleados se equivocaron al etiquetar el precio de una pantalla a la décima parte de su valor.

Cuando fue advertido por los “ladrones ocasionales”, se formaron filas de demandantes para que se les cumpliera el precio anunciado equivocadamente en las pantallas. Se llegó al extremo de que el pueblo (clientes), agredió al pueblo, porque eso eran también los vendedores, y cuando llegaron representantes de la Profeco, ya habían iniciado un pic nic al interior de la tienda y hasta se apoderaron de colchones, cobijas y alimentos mientras descansaban.

La Profeco obligó a la tienda a entregar las pantallas en oferta, aunque el precio estaba anunciado erróneamente. Sin embargo, los clientes-ladrones de ocasión no pagaron lo que consumieron. Este acto revela, más que corrupción, la falta de principios que muestra el pueblo mexicano.

La honradez, la cortesía, la moral ni el civismo se aprenden en las escuelas públicas o privadas. Esa cátedra de comportamiento se imparte exclusivamente en el hogar.

Hasta ahora no hay quien haya estudiado este problema en su esencia, que es la de investigar por qué la tramposa “renovación moral” que proclamó a los cuatro vientos Miguel de la Madrid, no era más que una farsa, porque entre otros su secretario de Agricultura, Eduardo Pesqueira Olea, hizo su gestión con base en actos de corrupción, visibles y consentidos por la

Presidencia.

De acuerdo con el Uppsala Conflict Data Program, proyecto realizado por la Universidad de Suecia, se ubica a México como noveno país con el mayor conflicto bélico a nivel mundial de los últimos años.

La Uppsala publicó que de 2006 a 2016, México ocupó la novena posición con 17 mil 914 muertos por conflictos armados entre organizaciones criminales, grupos de autodefensa y el gobierno mexicano.

Con los datos arrojados por ese estudio de la universidad de Suecia, México es el país del continente americano con el mayor conflicto bélico durante la última década, superando a países de África subsahariana y medio oriente, como la República Democrática del Congo, 16 mil 463 muertes, y Yemen, con 17 mil 786.

El estudio universitario registra el número de muertos en conflictos bélicos a nivel global desde 1946.

En el contexto mexicano, las disputas territoriales entre los cárteles de la droga y su enfrentamiento con el gobierno se clasificaría como conflicto no estatal, mientras que la violencia ejercida por organizaciones criminales (como Los Zetas) contra la sociedad civil, se le considera violencia

lateral.

Aunque el país se encuentra a siete meses de las elecciones, los gobiernos no hacen nada por combatir la corrupción e impunidad, que tanto han lacerado, y siguen dañando, a una población mexicana aterrada porque sus gobiernos son incapaces de acabar con el hampa.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

 

manuelmejido@gmail.com