/ sábado 23 de septiembre de 2017

Alto poder / La tragedia convertida en un espectacular escenario

Los huracanes y terremotos que causaron graves daños en Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y Ciudad de México fueron aprovechados como escenario para exhibirse ante el pueblo de los posibles candidatos a la Presidencia del PRI, que destapó Emilio Gamboa Patrón.

En tanto, la democracia pueblerina y marrullera mexicana sigue acumulando irregularidades y excesos a medida que se acerca el mes de diciembre, cuando habrán de iniciarse las campañas para elegir presidente de la República, nueve gobernadores, 27 Congresos locales y 26 alcaldes, lo que refleja un total de tres mil 326 cargos.

Como siempre ocurre, los más pobres son quienes más sufren con las inclemencias del tiempo y con las “ayudas humanitarias” que van a parar a bodegas de gobernadores o presidentes municipales y no a quienes padecen la tragedia.

En Oaxaca, se confió la coordinación de los trabajo de reconstrucción a la secretaria de Desarrollo Territorial, Rosario Robles y los titulares de Medio Ambiente, Energía, Salud, Comunicaciones y Transportes, Turismo, Pemex y Pueblos Indígenas tienen asignadas comunidades específicas con el propósito que se cubra todo el estado. El martes, se agregaron la Ciudad de México, Morelos y Puebla.

En Chiapas el responsable designado por el presidente es el secretario de Desarrollo Social, Luis Miranda y las zonas afectadas se dividieron entre los titulares de Educación Pública, Trabajo y Cultura, así como por los directores del IMSS, ISSSTE, CFE, Conagua e Infonavit.

Otro grupo, encabezado por el secretario de Gobernación, aspirante presidencial, Miguel Ángel Osorio, está cubriendo tanto Chiapas como Oaxaca, para resolver asuntos generales e imprevistos. Los titulares de Hacienda y Economía también tienen trabajos específicos en las zonas siniestradas.

Por más que se dice en los discursos que la emergencia en el sureste del país no será politizada a favor de ningún partido, todo es una palabrería socarrona en la que nadie cree, porque los hechos demuestran que la política está cubriendo todas las acciones del gobierno y de los partidos.

 

MÉXICO ESTANCADO EN LOS VIEJOS TRUCOS

Un secretario de estado que estuvo ayudando a algunos afectados en Oaxaca, usaba ropa de trabajo para esa tarea, pero al terminar su jornada ante las cámaras, inmediatamente cambió esa incomodidad por un ropaje elegante, de los que por cierto ningún ciudadano en esa zona tiene en su tendedero.

La simulación sigue demostrando que México permanece estancado en viejos trucos políticos y que la ambición pecuniaria continúa rigiendo el proceder de todos aquellos que llegan a un gobierno después de haber saqueado sus estados o ayuntamientos.

La tragedia es vista siempre como un escaparate para aparentar solidaridad, humildad y sencillez.

La realidad resulta lacerante cuando ya se conoce oficialmente el costo de la campaña electoral del 1 de junio del próximo año que será la más cara de la historia de México, porque los partidos gastarán dos mil 130 millones de pesos, solo en campañas, cuando en 2012 dispusieron de mil 680 millones.

Con el costo de las campañas podrían reconstruirse, reparar y renovar todas las viviendas, edificios, escuelas y demás infraestructuras que los temblores y las inundaciones inhabilitaron.

Cien mil viviendas afectadas, donde vivían aproximadamente 500 mil personas, han empezado a dormir el sueño de los justos porque solo se trabaja en la repartición de despensas y en todas aquellas labores que tienen puestos los reflectores de las televisoras, que por lo regular nunca llegan al fondo del problema.

En medio de la tragedia cobró especial relevancia la tardanza con que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó al presidente Peña Nieto para expresarle su solidaridad por las inundaciones. Acertadamente, el gobierno mexicano regresó de inmediato a los soldados que envío a Houston para ayudar a las personas afectadas por el huracán.

Para el sismo del 19, Trump solo expresó su apoyo en redes sociales a la Ciudad de México, el resto del país no le importó.

Durante la llamada, el mandatario mexicano aprovechó para exigirle al estadounidense definir la situación de los 600 mil dreamers beneficiados por el programa DACA, que llegaron a la Unión Americana a los cinco años o menos, estudiar, trabajar y alcanzar la nacionalidad estadounidense.

 

LA AUSENCIA DE LOS POLÍTICOS ANTE LA TRAGEDIA

En el centro del interés público continúan los escándalos y descalificaciones de quienes aspiran a la candidatura de los cargos de elección popular que habrán de disputarse el próximo año.

Ricardo Anaya, líder nacional del PAN y aspirante presidencial, no asomó ni las narices por las zonas devastadas por el sismo o las inundaciones. Tampoco lo hizo Andrés Manuel López Obrador, que se encontraba de gira por Estados Unidos y Europa y no las suspendió para sumarse a las labores de ayuda. Los priistas también estuvieron ausentes, porque al parecer Enrique Ochoa solo es bueno para hablar y malo para actuar. Tampoco se le ocurrió a Alejandra Barrales asomarse por Chiapas y Oaxaca.

Esto demuestra que los políticos mexicanos permanecen alejados de los problemas populares y que se resbalan todo lo que no tenga que ver con sus ambiciones económicas, porque los puestos en el gobierno se han convertido en dinero fácil del erario para quienes los ejercen.

La donación de víveres, cobertores y productos de aseo y limpieza como suele ocurrir en las tragedias, fue aportada principalmente por el pueblo. Si un político enviaba ayuda, le adhería a las caja, el logo de su partido, lo cual es publicidad con pena ajena.

Mal aconsejado el Presidente para suspender las cenas en Palacio Nacional de las Fiestas Patrias, porque eso no significa nada con lo que se roban al día los militantes de todos los partidos que se encuentran disfrutando de puestos gubernamentales que permiten el enriquecimiento ilegítimo en medio de aplausos y ovaciones.

Nadie ha tenido la vergüenza y honradez de proponer un recorte al presupuesto electoral para destinarlo a la reconstrucción de las zonas afectadas por los huracanes y el temblor, tampoco los diputados, senadores o gobernadores han sacrificado ni un día de salario para donarlo a la población en desgracia y empobrecida desde hace muchos años y, en algunos lugares, desde hace siglos.

Lamentablemente en México nunca este tipo de tragedias han pasado del “declaracionismo” a la acción para ponerle remedio para que los males de hoy no se repitan mañana. Simplemente los gobernantes se sacuden el saco del polvo en el camino y se sientan en sus cómodas butacas a esperar que sigan fluyendo los chorros de dinero, mientras sus empleados “torean” los problemas que afectan a la población.

Aunque se sabe que la política es el espejo de su pueblo, en México ese espejo es oscuro porque la diferencia entre el que tiene y el desposeído, entre el ciudadano común y sus dirigentes, son abismales y, hasta el momento, no tienen visos de poder ser diferente en los próximos 50 años, por lo menos.

Tuvo que haber el martes pasado un temblor furioso que cobró la vida de más de 225 personas, especialmente en la Ciudad de México, para que los de arriba y los de abajo se hayan unido en la causa común de rescatar vidas y reconstruir la capital de la República y de zonas afectadas en Morelos y Puebla.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

manuelmejidot@gmail.com

Los huracanes y terremotos que causaron graves daños en Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y Ciudad de México fueron aprovechados como escenario para exhibirse ante el pueblo de los posibles candidatos a la Presidencia del PRI, que destapó Emilio Gamboa Patrón.

En tanto, la democracia pueblerina y marrullera mexicana sigue acumulando irregularidades y excesos a medida que se acerca el mes de diciembre, cuando habrán de iniciarse las campañas para elegir presidente de la República, nueve gobernadores, 27 Congresos locales y 26 alcaldes, lo que refleja un total de tres mil 326 cargos.

Como siempre ocurre, los más pobres son quienes más sufren con las inclemencias del tiempo y con las “ayudas humanitarias” que van a parar a bodegas de gobernadores o presidentes municipales y no a quienes padecen la tragedia.

En Oaxaca, se confió la coordinación de los trabajo de reconstrucción a la secretaria de Desarrollo Territorial, Rosario Robles y los titulares de Medio Ambiente, Energía, Salud, Comunicaciones y Transportes, Turismo, Pemex y Pueblos Indígenas tienen asignadas comunidades específicas con el propósito que se cubra todo el estado. El martes, se agregaron la Ciudad de México, Morelos y Puebla.

En Chiapas el responsable designado por el presidente es el secretario de Desarrollo Social, Luis Miranda y las zonas afectadas se dividieron entre los titulares de Educación Pública, Trabajo y Cultura, así como por los directores del IMSS, ISSSTE, CFE, Conagua e Infonavit.

Otro grupo, encabezado por el secretario de Gobernación, aspirante presidencial, Miguel Ángel Osorio, está cubriendo tanto Chiapas como Oaxaca, para resolver asuntos generales e imprevistos. Los titulares de Hacienda y Economía también tienen trabajos específicos en las zonas siniestradas.

Por más que se dice en los discursos que la emergencia en el sureste del país no será politizada a favor de ningún partido, todo es una palabrería socarrona en la que nadie cree, porque los hechos demuestran que la política está cubriendo todas las acciones del gobierno y de los partidos.

 

MÉXICO ESTANCADO EN LOS VIEJOS TRUCOS

Un secretario de estado que estuvo ayudando a algunos afectados en Oaxaca, usaba ropa de trabajo para esa tarea, pero al terminar su jornada ante las cámaras, inmediatamente cambió esa incomodidad por un ropaje elegante, de los que por cierto ningún ciudadano en esa zona tiene en su tendedero.

La simulación sigue demostrando que México permanece estancado en viejos trucos políticos y que la ambición pecuniaria continúa rigiendo el proceder de todos aquellos que llegan a un gobierno después de haber saqueado sus estados o ayuntamientos.

La tragedia es vista siempre como un escaparate para aparentar solidaridad, humildad y sencillez.

La realidad resulta lacerante cuando ya se conoce oficialmente el costo de la campaña electoral del 1 de junio del próximo año que será la más cara de la historia de México, porque los partidos gastarán dos mil 130 millones de pesos, solo en campañas, cuando en 2012 dispusieron de mil 680 millones.

Con el costo de las campañas podrían reconstruirse, reparar y renovar todas las viviendas, edificios, escuelas y demás infraestructuras que los temblores y las inundaciones inhabilitaron.

Cien mil viviendas afectadas, donde vivían aproximadamente 500 mil personas, han empezado a dormir el sueño de los justos porque solo se trabaja en la repartición de despensas y en todas aquellas labores que tienen puestos los reflectores de las televisoras, que por lo regular nunca llegan al fondo del problema.

En medio de la tragedia cobró especial relevancia la tardanza con que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó al presidente Peña Nieto para expresarle su solidaridad por las inundaciones. Acertadamente, el gobierno mexicano regresó de inmediato a los soldados que envío a Houston para ayudar a las personas afectadas por el huracán.

Para el sismo del 19, Trump solo expresó su apoyo en redes sociales a la Ciudad de México, el resto del país no le importó.

Durante la llamada, el mandatario mexicano aprovechó para exigirle al estadounidense definir la situación de los 600 mil dreamers beneficiados por el programa DACA, que llegaron a la Unión Americana a los cinco años o menos, estudiar, trabajar y alcanzar la nacionalidad estadounidense.

 

LA AUSENCIA DE LOS POLÍTICOS ANTE LA TRAGEDIA

En el centro del interés público continúan los escándalos y descalificaciones de quienes aspiran a la candidatura de los cargos de elección popular que habrán de disputarse el próximo año.

Ricardo Anaya, líder nacional del PAN y aspirante presidencial, no asomó ni las narices por las zonas devastadas por el sismo o las inundaciones. Tampoco lo hizo Andrés Manuel López Obrador, que se encontraba de gira por Estados Unidos y Europa y no las suspendió para sumarse a las labores de ayuda. Los priistas también estuvieron ausentes, porque al parecer Enrique Ochoa solo es bueno para hablar y malo para actuar. Tampoco se le ocurrió a Alejandra Barrales asomarse por Chiapas y Oaxaca.

Esto demuestra que los políticos mexicanos permanecen alejados de los problemas populares y que se resbalan todo lo que no tenga que ver con sus ambiciones económicas, porque los puestos en el gobierno se han convertido en dinero fácil del erario para quienes los ejercen.

La donación de víveres, cobertores y productos de aseo y limpieza como suele ocurrir en las tragedias, fue aportada principalmente por el pueblo. Si un político enviaba ayuda, le adhería a las caja, el logo de su partido, lo cual es publicidad con pena ajena.

Mal aconsejado el Presidente para suspender las cenas en Palacio Nacional de las Fiestas Patrias, porque eso no significa nada con lo que se roban al día los militantes de todos los partidos que se encuentran disfrutando de puestos gubernamentales que permiten el enriquecimiento ilegítimo en medio de aplausos y ovaciones.

Nadie ha tenido la vergüenza y honradez de proponer un recorte al presupuesto electoral para destinarlo a la reconstrucción de las zonas afectadas por los huracanes y el temblor, tampoco los diputados, senadores o gobernadores han sacrificado ni un día de salario para donarlo a la población en desgracia y empobrecida desde hace muchos años y, en algunos lugares, desde hace siglos.

Lamentablemente en México nunca este tipo de tragedias han pasado del “declaracionismo” a la acción para ponerle remedio para que los males de hoy no se repitan mañana. Simplemente los gobernantes se sacuden el saco del polvo en el camino y se sientan en sus cómodas butacas a esperar que sigan fluyendo los chorros de dinero, mientras sus empleados “torean” los problemas que afectan a la población.

Aunque se sabe que la política es el espejo de su pueblo, en México ese espejo es oscuro porque la diferencia entre el que tiene y el desposeído, entre el ciudadano común y sus dirigentes, son abismales y, hasta el momento, no tienen visos de poder ser diferente en los próximos 50 años, por lo menos.

Tuvo que haber el martes pasado un temblor furioso que cobró la vida de más de 225 personas, especialmente en la Ciudad de México, para que los de arriba y los de abajo se hayan unido en la causa común de rescatar vidas y reconstruir la capital de la República y de zonas afectadas en Morelos y Puebla.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

 

manuelmejidot@gmail.com

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