/ jueves 28 de diciembre de 2017

AMLO: frases huecas y oportunismo

1. AMLO repetitivo y demagógico. El dueño de Morena no duda en exhibir sus bandazos y ocurrencias. Es consistente. Puede aliarse con quien dijo, apenas en junio, que no lo haría. Sus fanáticos recurrirán al lugar común y simplista de que “es de sabios cambiar de opinión”. No importa, todo lo que diga o haga tendrá justificación.

Por eso perdona a remisos “pecadores”, los toca con su manto y se convierten en “luchadores sociales”. Nadie, de los feligreses de la iglesia pejista, se atreve a cuestionar su comportamiento. No se exponen. Su permanencia en las filas del “bien” está en juego. Ahí está su tabloide capitalino que magnífica todos sus dichos y difunde las giras del juglar difundiendo la verdad por territorio nacional.

Repite frases huecas, pero efectivas para masas sedientas de escuchar cataplasmas curativas y esperanzadoras. Suelta que no vivirá en Los Pinos y que lo hará parque público y centro cultural; que no habrá más Estado Mayor Presidencial, sus miembros serán incorporados a la Secretaria de la Defensa Nacional. ¡Bravo! ¿Y eso cómo impacta en la vida cotidiana de millones de mexicanos? Esencialmente en nada, pero es agradable para oídos primarios y enojados con la corrupción y prepotencia de la clase política dominante. Y así, inventa frases sin límite.

Hacia el interior de su partido decide solo él. Gabinete y candidaturas, de todo y para todo. Las encubre con encuestas fantasmagóricas, nadie conoce a las empresas diseñadoras, menos su método estadístico. Los excluidos bajan la cabeza y aceptan acríticamente. La “Patria” vale la pena.

Sus propuestas de candidatos son contrarias a los discursos públicos. Personajes mediocres, oportunistas, saltimbanquis. La mayoría ya demostró su ineptitud y ausencia de preparación básica para legislar y gobernar. El denominador común es su abyección, aunque sea transitoria, mientras asumen el cargo. El poder es el cemento que une a los catequistas de AMLO. No más.

Epílogo. El tabasqueño tiene 6 meses más para expandir sus ocurrencias. Se sabe que el principal enemigo del accionista único de Morena es él mismo. Quizá los electores cautivos le perdonen todo, incluido el conservadurismo de tintes derechistas y sus posturas antidemocráticas. Lo que no sabemos es si su discurso entusiasmará a una porción significativa del padrón electoral, a los 16 millones de jóvenes que votarán por primera vez. Cuyo sufragio será estratégico. Veremos.

pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

1. AMLO repetitivo y demagógico. El dueño de Morena no duda en exhibir sus bandazos y ocurrencias. Es consistente. Puede aliarse con quien dijo, apenas en junio, que no lo haría. Sus fanáticos recurrirán al lugar común y simplista de que “es de sabios cambiar de opinión”. No importa, todo lo que diga o haga tendrá justificación.

Por eso perdona a remisos “pecadores”, los toca con su manto y se convierten en “luchadores sociales”. Nadie, de los feligreses de la iglesia pejista, se atreve a cuestionar su comportamiento. No se exponen. Su permanencia en las filas del “bien” está en juego. Ahí está su tabloide capitalino que magnífica todos sus dichos y difunde las giras del juglar difundiendo la verdad por territorio nacional.

Repite frases huecas, pero efectivas para masas sedientas de escuchar cataplasmas curativas y esperanzadoras. Suelta que no vivirá en Los Pinos y que lo hará parque público y centro cultural; que no habrá más Estado Mayor Presidencial, sus miembros serán incorporados a la Secretaria de la Defensa Nacional. ¡Bravo! ¿Y eso cómo impacta en la vida cotidiana de millones de mexicanos? Esencialmente en nada, pero es agradable para oídos primarios y enojados con la corrupción y prepotencia de la clase política dominante. Y así, inventa frases sin límite.

Hacia el interior de su partido decide solo él. Gabinete y candidaturas, de todo y para todo. Las encubre con encuestas fantasmagóricas, nadie conoce a las empresas diseñadoras, menos su método estadístico. Los excluidos bajan la cabeza y aceptan acríticamente. La “Patria” vale la pena.

Sus propuestas de candidatos son contrarias a los discursos públicos. Personajes mediocres, oportunistas, saltimbanquis. La mayoría ya demostró su ineptitud y ausencia de preparación básica para legislar y gobernar. El denominador común es su abyección, aunque sea transitoria, mientras asumen el cargo. El poder es el cemento que une a los catequistas de AMLO. No más.

Epílogo. El tabasqueño tiene 6 meses más para expandir sus ocurrencias. Se sabe que el principal enemigo del accionista único de Morena es él mismo. Quizá los electores cautivos le perdonen todo, incluido el conservadurismo de tintes derechistas y sus posturas antidemocráticas. Lo que no sabemos es si su discurso entusiasmará a una porción significativa del padrón electoral, a los 16 millones de jóvenes que votarán por primera vez. Cuyo sufragio será estratégico. Veremos.

pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

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