“Las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros, pero no pican a todos”.
George Bernard Shaw
Andrés Manuel López Obrador, está convencido que con los indicadores disponibles puede ocupar la silla presidencial. Quizá hoy esté en mejor posición que en las dos anteriores oportunidades. El tabasqueño lo sabe y no desperdiciará la oportunidad. Su periplo para llegar al nivel de las encuestas que ostenta en este momento no ha sido fácil. Su recorrido estoico y permanente por el país, en más de dos sexenios, le han dado reconocimiento social y aceptación en amplias franjas.
AMLO ha tejido alianzas y zurcido acuerdos con los más diverso personajes y sectores. Se convenció que tenía que pactar con un abanico de intereses y así lo hizo. Su discurso matriz partió de que se iba a enfrentar a la denominada “mafia en el poder”. De ahí empezó a adaptar discursos y frases. Todo dependía del auditorio con el que estaba. A los de la CNTE les prometió que “iba a echar atrás la reforma educativa”; para sellar su alianza con el ultraderechista PES, los ungió a edificar una constitución moral; para venderse como personaje incluyente decidió, sin consultar a nadie más que a su espejo, imponer en las listas plurinominales y en distintas posiciones a un par de panistas sedientos de fama, a un líder charro del sindicato minero, al ignorante futbolista Cuauhtémoc Blanco, así como una larga lista de personajes de la picaresca política nacional; para impactar a ingenuos e incautos propuso un gabinete multicolor de diversos saltimbanquis, pero eso sí, incondicionales al candidato; y para darle un portazo a quienes creían que iba en serio la beligerancia contra las reformas peñistas ha manifestado recientemente, frente a los empresarios en la ExpoANTAD& Alimentaria, que “…con el marco legal actual se puede sacar adelante al país”.
La fórmula ecléctica y deslavada de AMLO se sintetiza con la siguiente frase: “la unidad de todos los mexicanos”. Convocatoria y motivación para alejar los rumores de que el ex jefe de gobierno afectaría los intereses de las minorías privilegiadas. La pinza que cierra la línea “conciliatoria”, es que no emprenderá acciones contra Peña y su gabinete.
Epílogo. El horizonte se torna nebuloso. Anaya se radicaliza y lo persiguen sólo para quitarlo del segundo lugar, Meade sobrevive gracias al aparato estatal sin presencia ni atractivo y AMLO ofrece traer la paz entre los ricos, los políticos corruptos y los oprimidos hundidos en la desesperanza y la pobreza. Sí, para ser la bisagra que garantice que el capitalismo funcione “en orden”.
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