/ sábado 9 de diciembre de 2017

Amlo vs Amlo

Pues volvemos a las andadas A sabiendas de que cuando el necio es necio muy difícilmente podrá cambiar, nada nos sorprendieron las recientes declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, de quien solo se concluye que se tiene a él mismo como un enemigo más. El nuevo error de concebir la amnistía para los capos del crimen organizado le ha costado críticas y vituperios aun entre sus seguidores al pensar que se puede pactar con delincuentes evidentemente enemigos de este México nuestro que no solo carecen de palabra, individuos sin valores, sin ética, sin sentido pues.

 Sabemos que la amnistía es  un “perdón de penas decretado por el Estado como medida excepcional para todos los presos condenados por determinados tipos de delitos, generalmente políticos”, es decir, se trata de un recurso de reconciliación tras un estado de conflicto, ante el que un magnánimo vencedor se olvida de las tropelías y delitos cometidos por los ejecutores: eso es lo que propone López Obrador para delincuentes, narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores: “olvido no, perdón sí cuando está de por medio la paz y la tranquilidad de todos…”.

 Tal parece que el peje decidió adelantar el presente navideño a varios de sus oponentes, principalmente a los priístas que,  ante la designación de José Antonio Meade  Kuribreña como candidato a la Presidencia, al parecer lograron debilitar la figura del mesías de Macuspana, pero el hecho no paró ahí, a partir de esas declaraciones también despertó la ambición de la izquierda mexicana en la persona de Miguel Mancera Espinosa, que ve una nueva oportunidad de acaparar a los clientes dudosos del tabasqueño, al que con su imprudencia, ni sus más allegados como lo son  Manuel Bartlett, Miguel Barbosa, Mario Delgado, Alejandro Encinas, Zoé Robledo, Rene Bejarano y Dolores Padierna han considerado prudente o han sabido cómo intentar justificar.

 Y ni qué decir de la postura de las Fuerzas Armadas que han encontrado la gran oportunidad de cobrar al tabasqueño los ataques al Ejército por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, así como su defensa a los huachicoleros en Puebla por los operativos militares, y a la Marina por el operativo con helicóptero suscitado en Tepic, Nayarit, del que sin pruebas AMLO declaró el abatimiento de  jóvenes inocentes. Sabemos que los más altos mandos de la milicia ven esta idea como una sinrazón que además hace mucho daño al esfuerzo realizado por el Estado para enfrentar a criminales y que va contra el Estado de derecho.

 Cuestión de acudir a los familiares de soldados, pilotos y marinos caídos en la lucha contra los delincuentes, además de las familias de víctimas de la violencia generada por el crimen organizado y a los padres de quienes han caído en las adicciones de las drogas. Pero además, consideremos también el efecto de impunidad que ya existe y en altísimo grado que una amnistía la incrementaría aun más, convirtiéndola en una situación permanente.

 En fin, hemos visto cualquier cantidad de críticas y comentarios ante la atroz idea de “Lopitos”. Se ha dicho que es una nueva equivocación verbal del tipo del “cállate, chachalaca”, por ejemplo, sin embargo, las opiniones van más allá y aparecen ideas que exhortan al maquiavelismo y ven una nueva estrategia al exponer el tema con la idea de recolocarse en el centro del debate, ante la opacidad que provocó el destape de José Antonio Meade, es decir, que AMLO provocó un debate para llamar la atención y que se hable de él, aunque sea mal...

 El caso es que esta vez Andrés López no habla de fortalecer policías, de implementar fiscalías para abolir el delito, de capacitar y comprometer a los jueces y al personal de las cárceles, ¡ahora propone la amnistía! Ah, pero eso sí, consultado y respetando la opinión de las víctimas

 Se trata de individuos sanguinarios que utilizan la violencia para ganar dinero, personas con quienes es imposible negociar y que no merecen ningún perdón, evidentemente no hablamos de modernos Robin Hood, guerrilleros buscando justicia social. Y luego, después del perdón, ¿los criminales se regenerarían inmediatamente y dejarían de traficar drogas? ¿no volverían a cometer ningún delito ni a agredir en ninguna forma a la sociedad? ¿se convertirían en personas decentes y de bien, dispuestas a servir a esta sociedad a la que tanto daño han hecho y ocasionado?

 Hablamos obvio de una ocurrencia más de un necio obsesionado por el poder y dispuesto a decir “y muy probablemente a hacer- lo que sea con tal de cumplir su sueño eterno: llegar a ser Presidente.

 ¡Dios nos ampare!

gamogui@hotmail.com

Pues volvemos a las andadas A sabiendas de que cuando el necio es necio muy difícilmente podrá cambiar, nada nos sorprendieron las recientes declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, de quien solo se concluye que se tiene a él mismo como un enemigo más. El nuevo error de concebir la amnistía para los capos del crimen organizado le ha costado críticas y vituperios aun entre sus seguidores al pensar que se puede pactar con delincuentes evidentemente enemigos de este México nuestro que no solo carecen de palabra, individuos sin valores, sin ética, sin sentido pues.

 Sabemos que la amnistía es  un “perdón de penas decretado por el Estado como medida excepcional para todos los presos condenados por determinados tipos de delitos, generalmente políticos”, es decir, se trata de un recurso de reconciliación tras un estado de conflicto, ante el que un magnánimo vencedor se olvida de las tropelías y delitos cometidos por los ejecutores: eso es lo que propone López Obrador para delincuentes, narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores: “olvido no, perdón sí cuando está de por medio la paz y la tranquilidad de todos…”.

 Tal parece que el peje decidió adelantar el presente navideño a varios de sus oponentes, principalmente a los priístas que,  ante la designación de José Antonio Meade  Kuribreña como candidato a la Presidencia, al parecer lograron debilitar la figura del mesías de Macuspana, pero el hecho no paró ahí, a partir de esas declaraciones también despertó la ambición de la izquierda mexicana en la persona de Miguel Mancera Espinosa, que ve una nueva oportunidad de acaparar a los clientes dudosos del tabasqueño, al que con su imprudencia, ni sus más allegados como lo son  Manuel Bartlett, Miguel Barbosa, Mario Delgado, Alejandro Encinas, Zoé Robledo, Rene Bejarano y Dolores Padierna han considerado prudente o han sabido cómo intentar justificar.

 Y ni qué decir de la postura de las Fuerzas Armadas que han encontrado la gran oportunidad de cobrar al tabasqueño los ataques al Ejército por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, así como su defensa a los huachicoleros en Puebla por los operativos militares, y a la Marina por el operativo con helicóptero suscitado en Tepic, Nayarit, del que sin pruebas AMLO declaró el abatimiento de  jóvenes inocentes. Sabemos que los más altos mandos de la milicia ven esta idea como una sinrazón que además hace mucho daño al esfuerzo realizado por el Estado para enfrentar a criminales y que va contra el Estado de derecho.

 Cuestión de acudir a los familiares de soldados, pilotos y marinos caídos en la lucha contra los delincuentes, además de las familias de víctimas de la violencia generada por el crimen organizado y a los padres de quienes han caído en las adicciones de las drogas. Pero además, consideremos también el efecto de impunidad que ya existe y en altísimo grado que una amnistía la incrementaría aun más, convirtiéndola en una situación permanente.

 En fin, hemos visto cualquier cantidad de críticas y comentarios ante la atroz idea de “Lopitos”. Se ha dicho que es una nueva equivocación verbal del tipo del “cállate, chachalaca”, por ejemplo, sin embargo, las opiniones van más allá y aparecen ideas que exhortan al maquiavelismo y ven una nueva estrategia al exponer el tema con la idea de recolocarse en el centro del debate, ante la opacidad que provocó el destape de José Antonio Meade, es decir, que AMLO provocó un debate para llamar la atención y que se hable de él, aunque sea mal...

 El caso es que esta vez Andrés López no habla de fortalecer policías, de implementar fiscalías para abolir el delito, de capacitar y comprometer a los jueces y al personal de las cárceles, ¡ahora propone la amnistía! Ah, pero eso sí, consultado y respetando la opinión de las víctimas

 Se trata de individuos sanguinarios que utilizan la violencia para ganar dinero, personas con quienes es imposible negociar y que no merecen ningún perdón, evidentemente no hablamos de modernos Robin Hood, guerrilleros buscando justicia social. Y luego, después del perdón, ¿los criminales se regenerarían inmediatamente y dejarían de traficar drogas? ¿no volverían a cometer ningún delito ni a agredir en ninguna forma a la sociedad? ¿se convertirían en personas decentes y de bien, dispuestas a servir a esta sociedad a la que tanto daño han hecho y ocasionado?

 Hablamos obvio de una ocurrencia más de un necio obsesionado por el poder y dispuesto a decir “y muy probablemente a hacer- lo que sea con tal de cumplir su sueño eterno: llegar a ser Presidente.

 ¡Dios nos ampare!

gamogui@hotmail.com

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