/ martes 5 de febrero de 2019

Anáhuac Global | Ciberarmas, unos y ceros en la guerra

Por: Adolfo Arreola García

El uso intensivo de computadoras y el ciberespacio en las actividades políticas, económicas, sociales y militares permite reflexionar sobre la hiperconectividad, los nuevos desafíos y los medios utilizados para ejercer el ciberpoder. Entre estos últimos se encuentran la información, la tecnología y las ciberarmas.

Si se parte de que todo aquello que causa daño es un arma; entonces, la información, las palabras, las emociones, las reacciones, la mente y los programas de computadora son parte del ciberarsenal para hacer la guerra. En este caso, las ciberarmas se entienden como códigos de computadora diseñados para controlar, manipular, interrumpir, modificar o destruir la información y/o sistemas de mando y control enemigos que utilicen el ciberespacio como medio de interconexión o comunicación. Remarcando que las ciberarmas logran efectos físicos y psicológicos gracias a la infraestructura física, la infoestructura o el equipo. Es decir, las ciberarmas conjuntan una mente maestra (hombre), un algoritmo (código), un cuerpo esclavo (equipo) y un medio de transmisión (ciberespacio). Las ciberarmas se clasifican en ofensivas, defensivas y mixtas a partir de su función en las ciberoperaciones. Otra categorización de las ciberarmas se basa en el alcance, método de implantación y propósito.

Las ciberarmas representativas incluyen virus, troyanos, gusanos, puertas traseras y exploits, entre otras. Recientemente se han incorporado las ciberarmas inteligentes y las learning weapons. Se considera a Stuxnet la primera ciberarma por su potencial para causar daño o incluso muerte en el mundo material; sin embargo, no ha sido ni será, la única ciberarma con que contarán los Estados para doblegar a sus oponentes o lograr sus objetivos utilizando unos y ceros. Otros ejemplos de ciberarmas son Flame y Duqu que fueron versiones mejoradas y adaptadas del Stuxnet para lograr los objetivos de los creadores.

El aumento de ciberataques contra infraestructura crítica, intereses económicos, redes de comunicaciones e información, así como de áreas estratégicas de las naciones alrededor del mundo, es evidencia de que gobiernos, grupos criminales, organizaciones e individuos antagonistas están dispuestos a explotar las bondades del ciberespacio para atacar. En consecuencia, el aumento de las amenazas se ha convertido en una preocupación para los actores internacionales; particularmente, porque las actividades cibernéticas ofensivas no conocen fronteras, son difíciles de atribuir y emplean ciberarmas letales.

Las características destructivas de las ciberarmas han generado un debate sobre la respuesta en legítima defensa que deben dar los Estados. Tal es el impacto e importancia de las ciberarmas en los conflictos del siglo XXI que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha solicitado a los Estados atender el Derecho Internacional Humanitario en lo que respecta al uso ético y legítimo de las ciberarmas. En conclusión, las ciberarmas son un sector estratégico en desarrollo para salvaguardar la ciberseguridad y un factor fundamental en los cambios de intensidad, complejidad y poder destructivo de los ciberataques. Ahora los unos y ceros están al servicio de la guerra.

*Profesor de la Facultad de Estudios Globales.

Universidad Anáhuac México, Campus Norte

Por: Adolfo Arreola García

El uso intensivo de computadoras y el ciberespacio en las actividades políticas, económicas, sociales y militares permite reflexionar sobre la hiperconectividad, los nuevos desafíos y los medios utilizados para ejercer el ciberpoder. Entre estos últimos se encuentran la información, la tecnología y las ciberarmas.

Si se parte de que todo aquello que causa daño es un arma; entonces, la información, las palabras, las emociones, las reacciones, la mente y los programas de computadora son parte del ciberarsenal para hacer la guerra. En este caso, las ciberarmas se entienden como códigos de computadora diseñados para controlar, manipular, interrumpir, modificar o destruir la información y/o sistemas de mando y control enemigos que utilicen el ciberespacio como medio de interconexión o comunicación. Remarcando que las ciberarmas logran efectos físicos y psicológicos gracias a la infraestructura física, la infoestructura o el equipo. Es decir, las ciberarmas conjuntan una mente maestra (hombre), un algoritmo (código), un cuerpo esclavo (equipo) y un medio de transmisión (ciberespacio). Las ciberarmas se clasifican en ofensivas, defensivas y mixtas a partir de su función en las ciberoperaciones. Otra categorización de las ciberarmas se basa en el alcance, método de implantación y propósito.

Las ciberarmas representativas incluyen virus, troyanos, gusanos, puertas traseras y exploits, entre otras. Recientemente se han incorporado las ciberarmas inteligentes y las learning weapons. Se considera a Stuxnet la primera ciberarma por su potencial para causar daño o incluso muerte en el mundo material; sin embargo, no ha sido ni será, la única ciberarma con que contarán los Estados para doblegar a sus oponentes o lograr sus objetivos utilizando unos y ceros. Otros ejemplos de ciberarmas son Flame y Duqu que fueron versiones mejoradas y adaptadas del Stuxnet para lograr los objetivos de los creadores.

El aumento de ciberataques contra infraestructura crítica, intereses económicos, redes de comunicaciones e información, así como de áreas estratégicas de las naciones alrededor del mundo, es evidencia de que gobiernos, grupos criminales, organizaciones e individuos antagonistas están dispuestos a explotar las bondades del ciberespacio para atacar. En consecuencia, el aumento de las amenazas se ha convertido en una preocupación para los actores internacionales; particularmente, porque las actividades cibernéticas ofensivas no conocen fronteras, son difíciles de atribuir y emplean ciberarmas letales.

Las características destructivas de las ciberarmas han generado un debate sobre la respuesta en legítima defensa que deben dar los Estados. Tal es el impacto e importancia de las ciberarmas en los conflictos del siglo XXI que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha solicitado a los Estados atender el Derecho Internacional Humanitario en lo que respecta al uso ético y legítimo de las ciberarmas. En conclusión, las ciberarmas son un sector estratégico en desarrollo para salvaguardar la ciberseguridad y un factor fundamental en los cambios de intensidad, complejidad y poder destructivo de los ciberataques. Ahora los unos y ceros están al servicio de la guerra.

*Profesor de la Facultad de Estudios Globales.

Universidad Anáhuac México, Campus Norte